Antofagasta, un club de amigos

El equipo sucrense se fundó hace unos 17 años con vecinos de la zona San Matías

El club Antofagasta llegó hasta semifinales de la Liga Nacional de Futsal

El club Antofagasta llegó hasta semifinales de la Liga Nacional de Futsal Foto: ARCHIVO

El festejo de un gol en un partido

El festejo de un gol en un partido Foto: ARCHIVO

Un acto de camaradería entre los jugadores y el cuerpo técnico

Un acto de camaradería entre los jugadores y el cuerpo técnico Foto: ARCHIVO


    Eddy Veizaga Ríos / CORREO DEL SUR
    Deporte / 15/12/2019 08:41

    Un grupo de amigos, un equipo de barrio, una familia. Así se describen los integrantes del Club Antofagasta, que este 2019 fueron la revelación de la Liga Nacional de Futsal, llegando hasta las semifinales en su primera participación.

    Pero al margen de lo deportivo, lo que despertó la atención de la gente fue que a diferencia de los demás clubes que intervinieron de la Liga, Antofagasta era el único que tenía entre sus filas a deportistas que vivían en una misma zona y que no jugaban por dinero, lo hacían por amor a la camiseta.

    Con piedras como arcos y esperando que los autos no circulen por la calle para sostener partidos de fútbol, así nació el club en la calle Antofagasta, más precisamente entre Kantuta y Litoral.

    Es la forma en la que se criaron las personas de hace 15 años, pero la diferencia es que ese grupo de amigos de la zona de San Matías se mantuvo unido por esa pasión a la pelota.

    “El club se formó hace unos 16 o 17 años empezando con la familia Salinas, eran mis primos y yo, que era el más joven del equipo”, recuerda Manuel Salinas, uno de los fundadores de Antofagasta que todavía sigue jugando. 

    Cuenta que al jugar en la calle con los vecinos de la zona y ver el talento que tenían, decidieron armar un equipo y competir en campeonatos de barrio. El primero de ellos fue el que se disputaba en la cancha de Santa Bárbara.

    Después lo hicieron en el torneo que se jugaba en la cancha Tocopilla, donde lograron el título y nació la ilusión de trasladar su juego a la Asociación Departamental de Fútbol de Salón. 

    “Vimos que un equipo de ahí, los Chatos, se presentó en la asociación y también nos animamos”, cuenta Salinas.

    Como todos los integrantes del equipo eran vecinos del barrio, decidieron ponerle al equipo el nombre de la calle: Antofagasta.

    Ahí se sumó el profesor Néstor Ríos, quien se trasladó a la zona. “Vivía por el barrio Quirpinchaca pero luego nos vinimos a San Matías y es ahí donde los vi crecer a los chicos”, cuenta el estratega del equipo.

    Sus primeros pasos en la asociación fueron difíciles, ya que al ser un equipo de barrio, sin auspiciadores o personas que sostengan económicamente al club, el problema siempre fue el dinero. “Los chicos entraban al camerino y ponían moneda a moneda para pagar el arbitraje; no dependían de nadie, eran un grupo de amigos”, señala el técnico Ríos.

    Con el pasar de los años la figura no cambió. El club se sigue sosteniendo por sus propios medios. “Los jugadores hacemos aportes. No cobran sueldos, no piden nada, simplemente les damos indumentaria deportiva; los jugadores entienden cómo tenemos que sacar de todo lado para cubrir algunos gastos”, explica Beymar Tórrez, actual presidente de Antofagasta.

    Pero al margen de lo económico, lo que mantuvo de pie al club fue el compromiso de todos sus integrantes. 

    El haber llegado a semifinales de la presente Liga es una presión para el equipo de San Matías, que comienza a analizar su participación el próximo año. 

    La plantilla de jugadores y el cuerpo técnico, familias y los vecinos del barrio demostraron que la amistad puede perdurar por mucho tiempo y que el deporte es la mejor excusa para mantenerse unidos.

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