Bottas, primer líder de la Fórmula 1 tras una carrera con final accidentado

El piloto nacido hace 30 años en Nastola y que el sábado había firmado su duodécima “pole” en F1, festejó su octava victoria en la categoría reina

El finlandés Valtteri Bottas, ganador de la primera carrera del año. El finlandés Valtteri Bottas, ganador de la primera carrera del año. Foto: Twitter Fórmula 1

Redacción Deportes/EFE
Deporte / 05/07/2020 15:45

El finlandés Valtteri Bottas (Mercedes) se convirtió este domingo en el primer líder del Mundial de Fórmula Uno de 2020 al ganar el Gran Premio de Austria, en el que el monegasco Charles Leclerc (Ferrari) acabó segundo al beneficiarse de la sanción al inglés Lewis Hamilton, en un final alocado en el que, a puerta cerrada, firmó su primer podio en la categoría el joven británico Lando Norris (McLaren).

El compañero del español Carlos Sainz –quinto este domingo, por detrás de Hamilton, que perdió dos plazas– marcó la vuelta rápida en el último giro y por dos décimas sacó rédito a la penalización de cinco segundos al séxtuple campeón mundial, por su incidente, al final, con el tailandés Alexander Albon (Red Bull).

Norris, de 20 años, fue tercero en la apertura del certamen “'covid-19”, que el mexicano Sergio Pérez (Racing Point) acabó en sexta posición.

Bottas, nacido hace 30 años en Nastola y que el sábado había firmado su duodécima “pole” en F1, festejó su octava victoria en la categoría reina, la segunda en el Red Bull Ring de Spielberg, donde ganó una carrera que lideró en todo momento y que, tras un comienzo bastante tranquilo, tuvo un final muy alocado: con accidentes, tres entradas del coche de seguridad y las sanciones finales a Hamilton y a “Checo”, al que su penalización no le provocó pérdida de puestos.

Hamilton, que apunta a igualar este año el récord de siete títulos del alemán Michael Schumacher, había liderado los tres ensayos libres, pero el sábado se conformó con ser segundo en la primera calificación del Mundial de la pandemia, marcado por las fuertes medidas de seguridad sanitarias y las restricciones de personal. Una cronometrada en la que Mercedes demostró que no pretende ceder fácilmente el bastón de mando, con el que dominó de forma tiránica los pasados seis años, con seis “dobletes”. Sumando el título de constructores.

El día, sin embargo, se le torció pronto al espectacular y excéntrico campeón de Stevenage, que –tras nueva reclamación de Red Bull– perdió tres puestos en parrilla, por no observar las banderas amarillas durante la calificación. Por lo que el que arrancó al lado de Bottas desde primera fila fue el holandés Max Verstappen, ganador los dos pasados años en el circuito propiedad de su escudería.

El neerlandés, tercero en el último Mundial, por detrás de los Mercedes, era el único de los primeros diez que había arrancado con compuesto medio –el que había empleado en la Q2–, a diferencia del resto, que lo hicieron con neumáticos blandos. En espera de que la estrategia le beneficiara, en una carrera que para él acabó tras la duodécima de las 71 vueltas que se dieron a la pista estiria.

Bottas salió bien y tras los diez primeros giros rodaba en cabeza, por delante de Verstappen, del otro Red Bull del tailandés Alexander Albon –que rozó el podio y se quedó en nada–; de Hamilton y de un Norris que, doblemente beneficiado este domingo por las sanciones de su compatriota, había salido tercero y rodaba quinto.

Esa fue la modificación principal hasta que perdiera potencia y acabara parándose el coche de Verstappen, al que Red Bull aún aspira a convertir este año en el más joven campeón de la historia. Pero que tras la primera prueba presenta vacío su casillero de puntos.

Alcanzado el primer cuarto de carrera en la esta vez más calurosa Spielberg (29 grados centígrados), la situación había recuperado la 'normalidad' y los Mercedes de Bottas y Hamilton lideraban carrera.

Tras salirse de pista el danés Kevin Magnussen (Haas), entró el primer coche de seguridad, en el giro 29. Todos cambiaron ruedas, instalando el compuesto duro, salvo “Checo”, que pasó a medio. Después del cambio de gomas, el mexicano, que era quinto, casi colisionó con Norris, en una acción que acabaría costándole los cinco segundos de sanción que al final no le supusieron pérdida de puntos.

El bravo piloto tapatío, siempre destacado durante todo el fin de semana, rebasó poco después de relanzarse la prueba, en el trigésimo segundo giro, al compañero de Sainz (octavo en parrilla), que poco antes de eso, cuando rodaba séptimo, atacó a Leclerc.

El monegasco, que será su colega el año próximo, le aguantó el acoso, al tiempo que el otro Ferrari, el del alemán Sebastian Vettel, se abalanzaba sin espacio sobre el español, “trompeando” en la tercera curva y regresando a cola de pelotón. Desde la que “Seb”, eliminado en la Q2 y undécimo en parrilla, salvó un punto con su bastante discreto décimo puesto final.

Traspasado el ecuador de la prueba, Bottas lideraba con ocho décimas sobre Hamilton, con Albon tercero, a cinco segundos y “Checo” cuarto, a siete. Sainz circulaba séptimo, por detrás de su compañero inglés y de Leclerc.

Y en punta comenzaba a fraguarse la batalla interna en las “flechas de plata” –de negro, en contra del racismo, en un fin de semana en el que la F1 también homenajeó al Orgullo LGTBI–; con Hamilton marcando vueltas rápidas y los ingenieros de la escudería alemana instando a sus pilotos a observar los peligrosos pianos ("stay off the curbs"), que en el Red Bull Ring en cualquier momento pueden deteriorar los sensores.

Pero lo que parecía que iba a acabar en eso, la batalla entre los dos Mercedes, tuvo un guion tan inesperado como trepidante.

El segundo “safety car” entró en la 52, tras apagarse el Williams del inglés George Russell. Albon paró y cambió a blando, cediéndole el tercer puesto provisional a “Checo”; Norris y Leclerc colocaron los medios, al igual que Sainz, que lo hizo un giro después.

Nada más relanzarse la carrera, cuando Albon rebasó a Pérez, el finés Kimi Raikkonen perdió la rueda delantera derecha de su Alfa Romeo, provocando el ingreso por tercera vez, del coche de seguridad. En un final de auténtico delirio.

Albon, con mejores ruedas, hubiera festejado su primer podio en F1, en la pista de su empresa. Pero, no conforme con el tercer puesto, se fue como un poseso a por Hamilton y acabó en la gravilla, en la acción por la que acabó siendo sancionado el astro inglés.

Fueron momentos loquísimos, en los que llegó a rodar tercero “Checo”, al que se le desgastaban las gomas y en los que Sainz estuvo a punto de rebasar a Norris, adelantamiento que, de haberse producido, podía haber supuesto el segundo podio del talentoso piloto madrileño, tercero el año pasado en Brasil.

En ese momento se anunció la sanción de Hamilton, por lo que el cielo se le abrió a Leclerc, séptimo el sábado, en jornada para el olvido de Ferrari, que recuperó las constantes vitales este domingo con la segunda plaza del monegasco.

Y más aún a Norris, que apretó a fondo el pedal, marcó la vuelta rápida en el último giro y por algo menos de dos décimas festejó su primer podio en F1. En una gran jornada para McLaren, que afrontará la segunda prueba del año, el Gran Premio de Estiria, el próximo fin de semana y en este mismo circuito, en el segundo puesto del Mundial de constructores.

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