César Salinas, el presidente de la FBF que intentó estabilizar el fútbol boliviano
Durante los últimos días, Salinas sostuvo reuniones para la reanudación del fútbol y sobre los derechos televisivos
César Salinas, empresario e hincha del The Strongest, pasó sus últimos años de vida buscando la estabilidad del fútbol boliviano, tras el escándalo de corrupción de la FIFA que salpicó a la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y que provocó sucesiones presidenciales en el ente rector del balompié nacional.
Su primer “gran reto” fue asumir la presidencia del club de sus amores, el Tigre de Achumani, tras la salida de Kurt Reinsch debido a problemas legales en 2014. Desde entonces, comandó al equipo atigrado al título nacional de 2016 y a varios torneos internacionales.
En 2018, dio el salto a la FBF en un congreso que no estuvo exento de polémica, pues no participaron todos los dirigentes y ganó la presidencia gracias al respaldo de las asociaciones departamentales. En esa reunión surgió un conflicto que Salinas nunca pudo solucionar: la falta de respaldo de los clubes profesionales.
Sin embargo, Salinas comenzó a restructurar el fútbol boliviano, que antes de su posesión había tenido cuatro presidentes en menos de tres años: Marco Ortega (interino), Rolando López, Marco Peredo (interino) y Carlos Ribera (interino).
Esta sucesión inusual de presidentes se dio tras la detención de Carlos Chávez, presidente de la FBF y tesorero de la Conmebol, acusado de malos manejos económicos y estafa en el fútbol boliviano, un caso que surgió tras el escándalo de corrupción en la FIFA.
Una de las principales tareas que cumplió Salinas fue acabar en 2018 con las “tres cabezas” del fútbol boliviano, prescindiendo de la Liga Profesional y la Asociación Nacional de Fútbol, reestructurando la FBF y creando la División Profesional y la División de Aficionados.
No obstante, la nueva estructura de la FBF aún no dio resultados deportivos ni institucionales, pues la división impera en el fútbol nacional. Prueba de ello, durante los últimos días, Salinas afrontaba un conflicto con el bloque de clubes encabezado por Marcelo Claure, su principal detractor, por los derechos televisivos del balompié nacional.