Carlos Keller, campeón panamericano, vende hamburguesas para sobrevivir
Sin los ingresos por entrenar a nuevos valores, el campeón de raquet entró de lleno al negocio de la comida. Tiene una venta promedio de 80 hamburguesas por semana
Ya los elogios de autoridades del Gobierno por sus logros internacionales representando al país son parte de la historia, ahora nadie aparece por lo menos para alentarlo. Eso sí, Carlos Keller tiene presentes los momentos de gloria de su dilatada carrera, que comenzó a sus 11 años y tuvo su momento cumbre cuando logró la medalla de oro por equipos en los Juegos Panamericanos 2019 de Perú. Hasta ahí, todo bien, entrenándose con ayuda del Estado y de otras instituciones.
Luego vino la cuarentena por el coronavirus y entonces todo el apoyo que recibía se esfumó. “Solo me queda GNC Suplemento Deportivo”, afirma Keller, de 28 años, y que aspira a conseguir más logros para el país.
Por ese motivo, dejó su carrera de Ingeniería de Sistemas para aprovechar su momento deportivo. “Voy a ser un profesional, por ello leo bastante sobre mi carrera. Primero quiero darle lo mejor al país”, afirmó este campeón, que también atesora la medalla de oro por equipos de los Suramericanos de Cochabamba 2018. A ello suman tres primeros puestos en los Bolivarianos (dos por equipos y uno en singles).
Como la ayuda del Gobierno nunca es suficiente, Carlos entrenaba a futuros campeones del raquet, recibiendo un ingreso mensual de entre $us 500 y 800, con lo que se sostenía. Todo se acabó con la cuarentena y por ello ante la necesidad puso en marcha, junto a su novia, Mariana Rocabado, un negocio de venta de hamburguesas. “Fue el momento de poner en práctica un proyecto, que desde hace bastante tiempo venía analizando. Además, que la cuarentena ayuda a trabajar con pedidos a domicilio”, refirió.
El negocio le está saliendo redondo a Keller, que vende un promedio de 80 hamburguesas por semana. “Los pedidos los entregamos a domicilio. Mi novia prepara las hamburguesas y yo le ayudo acomodando o friendo las papas. Queremos abrir un local, pero aún no se puede por la pandemia. En un futuro el plan es ese”, recalcó.
NO PARARÁ DE COMPETIR
Pese a lo bien que le está yendo en su nuevo emprendimiento, Carlos no piensa en colgar la raqueta, aun sin ayuda del Gobierno. “Quiero jugar hasta que mis fuerzas no me den. Tengo bastante para darle al raquet. Seguiré, pero tendré que cambiar algunos planes”, sostuvo.
Esos planes tienen qué ver con los cinco meses que estuvo jugando torneos profesionales en Estados Unidos, buscando entrar entre los 10 mejores del ránking mundial. Al final se ubicó de 14, y volvió al país en febrero. Luego no pudo regresar a EEUU por la pandemia.
“Voy a ver cómo modifico de esos planes de competir en torneos profesionales”, afirmó. Por lo pronto seguirá dedicándose a su negocio, que lo sostiene económicamente, y luego combinarlo con sus otras actividades: entrenar a nuevas figuras sin descuidar su preparación personal.