Oscar Crespo, el ídolo
Oscar Crespo Maurice fue desde muy joven un apasionado de las competencias automovilísticas. Antes de iniciarse en el deporte tuerca ejerció también el periodismo, siendo locutor de Radio La Plata junto a otros radialistas destacados como Jorge Revilla Aldana o Saúl Abdenur.
Oscar Crespo Maurice fue desde muy joven un apasionado de las competencias automovilísticas. Antes de iniciarse en el deporte tuerca ejerció también el periodismo, siendo locutor de Radio La Plata junto a otros radialistas destacados como Jorge Revilla Aldana o Saúl Abdenur.
Desde su primera carrera, en la ya famosa Doble Padilla, en agosto de 1959, en la que llegó segundo detrás de Augusto Calvimontes, Oscar Crespo fue protagonista incansable de las competencias nacionales, en las que participó a lo largo de casi tres décadas, obteniendo para la Capital cuatro títulos nacionales (1965, 1968, 1971 y 1973), venciendo en el Gran Premio Nacional YPFB de 1968, evento que sería también recordado por el mortal accidente del piloto paceño Jaime Riveros en la etapa Sucre-Camiri.
Oscar Crespo, como todos los pilotos de su época, aparecieron en lo que puede llamarse la “época de oro” del automovilismo boliviano, cuando las competencias de motor atraían miles de espectadores, sobre todo durante la realización de los grandes premios. Eran tiempos en los que el público quedaba atónito por el quiebre de récords de distancia. Dos horas veinte minutos entre Potosí y Sucre; una hora un minuto entre Oruro y La Paz, colocaban a los competidores a la par de verdaderos héroes nacionales. Eran tiempos impensables para los caminos nacionales de fines de la década de los 60’.
Pero la trayectoria de Oscar Crespo está también marcada por un detalle muy particular: su carácter carismático, caballeroso y afable le granjearon muchísimas simpatías y seguidores no solamente en su natal Sucre, donde gozaba de la condición de ídolo deportivo, sino también en otros confines del país donde era querido y respetado. De ahí el título de Caballero de las Rutas que ostentaría durante toda su trayectoria hasta su retiro definitivo en 1989.
El campeón chuquisaqueño tuvo durante su carrera deportiva varios autos de competición y de diferentes marcas. Comenzó corriendo con un enorme Ford Galaxie, pasando luego a los competitivos y hoy clásicos Jaguar. Extinguida la categoría Fuerza Libre, Crespo pasó a correr con distintas marcas y modelos, entre ellas Dodge; Honda; Fiat Dino; BMW 2002, para concluir con Toyota Corolla.
A finales de la década de 1960, Oscar Crespo y varios pilotos nacionales intentaron la aventura de la clásica Caminos del Inca, logrando importantes resultados a los mandos de uno de sus Jaguar. El primer piloto nacional en triunfar en esa prueba fue Dieter Hubner en 1977 a los mandos de un Ford Escort; le seguiría en 1985 José “Monín” Camacho.
COPILOTOS
En sus primeras competencias, el crédito chuquisaqueño estuvo acompañado del mecánico Julián Caballero, que aún vive con más de 100 años. Luego escogió a su amigo Arturo “Tulín” Castropinto, con quien participaría por más de 20 años. También acompañaron al campeón Mario Centellas (mecánico y preparador); Lothar Kerscher, Horst Gottlieb y Freddy Burgoa, entre otros.
Un hecho anecdótico de la vida deportiva de Oscar Crespo se produjo durante el Gran Premio Nacional Presidente Siles Salinas de 1969. Durante la primera etapa, el campeón fue acompañado por el mismo mandatario en la primera etapa entre La Paz y Oruro. Años después, ambos se reencontraron durante una revisión técnica en el Parque Bolívar de Sucre, cuando el exmandatario ejercía de ministro de la Corte Suprema.
Rivalidad
Algo muy destacado en la vida de Oscar Crespo fue su gran rivalidad con Willy Bendeck, el campeón cruceño conocido por su carácter impulsivo. Durante los años que compartieron competencias, se tejieron muchas anécdotas, algunas creíbles y otras que se acercaban más a la leyenda. Pero lo cierto es que fuera de las carreras, ambos deportistas mantenían una sincera y estrecha amistad. El día en que murió Willy Bendeck, un 14 de noviembre de 1971, Oscar fue uno de los pilotos que llevaron a hombros el féretro del cruceño en medio de la congoja nacional por su trágica desaparición, hace casi medio siglo.