Detrás del Conrrado campeón mundial están su padre, su abuelo y toda una familia...

Dice el dicho que “de tal palo, tal astilla” y también que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. Esto último, en el plano deportivo, podría adaptarse a que detrás de un gran deportista... hay un buen entrenador.

La prueba está en Kevin Conrrado Moscoso Ortiz, el sucrense que hoy es campeón mundial de raquetbol. El 25 de agosto, hace exactamente 17 días, en el XXI Campeonato de San Luis Potosí (México), consiguió una proeza de la que todavía se está hablando a nivel nacional.

En la gran final de la categoría Singles, venció al estadounidense Rocky Carson –quíntuple campeón mundial– por 3 sets a 1 (9-11, 11-7, 11-4 y 11-8). Este título aún se celebra como lo que fue: una hazaña deportiva y llevó a medios de comunicación y autoridades políticas a rendirse a los pies del más destacado deportista boliviano de la actualidad.

En su natal Sucre, Moscoso recibió días después el cariño de todos mientras que autoridades nacionales y locales le confirieron galardones y premios económicos que, sin embargo, resultaron exiguos frente a la inversión personal que Moscoso realiza permanentemente para llegar a tan alto nivel de competitividad.

Pero, ¿quién está detrás del campeón mundial? En primer lugar, su padre, Luis Conrrado Moscoso, también entrenador personal y acompañante en cuanto torneo le toca disputar. Por limitaciones económicas, no fue este el caso del título mundial obtenido en suelo mexicano.

CAMPEONES

Detrás de Moscoso está, además, una familia con huella y gen deportivos. Don Luis Moscoso Caballero tiene más de 80 años de edad y es padre del entrenador del campeón mundial.

El abuelo del Kevin Conrrado recibió a El Rayo de CORREO DEL SUR en su casa para contar un poco de la parte de la trayectoria del campeón que tal vez solo la familia conoce.

“A Conrradito, cuando estaba muy pequeñito, lo llevaba a la cancha, al frontón. Le daba la raqueta y parecía que esta era más grande que él; siempre estaba a mi lado, y estaba Roberto, mi otro nieto, que es de la misma edad. Siempre les llevaba a los dos, siempre iban y de ahí empezó Conrradito a jugar…”, dice don Luis, un deportista que en sus “años mozos” supo jugar fútbol, ckajcha, pelota vasca y raqueta frontón.

El mayor de los Moscoso campeones mide 1,70 metros (Kevin Conrrado, 1,83) y saca pecho por su nieto, como por todos los retoños de sus hijos. Dice haber visto primero los logros de Luis Conrrado y ahora disfrutar de los del nieto.  

“Yo me siento realizado, orgulloso no porque yo en el deporte he aprendido que hay que ganar sin orgullo y perder con honor. Me siento realizado con la hazaña de Conrradito”, dice el abuelo.

¿Por qué campeones? Don Luis recuerda que fue campeón departamental de raquetbol hace algunas décadas y su hijo, el entrenador del hoy mejor del mundo, también. Entonces, es una familia llena de títulos con la raqueta empuñada.

El abuelo de Kevin Conrrado es un anecdotario, pero no pierde el norte de lo que le corresponde como abuelo, como voz de la experiencia, frente a lo que le toca por vivir a su nieto.

¿Pensaba que ‘Conrradito’ iba a llegar tan lejos? “Todo hacía ver que sí, porque la primera vez que salió campeón mundial (Junior) aquí, en Sucre (2013), el primer abrazo fue mío. Esa fue la primera gran satisfacción que me dio en el raquet. Y de ahí empezó, y seguía y seguía… Su padre (Luis Conrrado) es el que más le inculcaba y lo presionaba para que pueda jugar mejor…”.

Don Luis colgó la raqueta hace siete años: “el deporte a uno lo deja con el paso del tiempo…”.

La entrevista está por terminar, pero antes pone sobre la mesa un recuerdo de hace algunos años, cuando Kevin Conrrado le ganó un set a Carson. “‘Papi’, me dice, ‘le he ganado un set a Carson. Seis años nadie le podía ganar’. ‘¡Qué bueno, hijo!, ahora tienes que aplicarte más. No solo es él, ahí lo tienes a (Daniel) de la Rosa, a (Rodrigo) Montoya [dos raquetbolistas top hoy en el mundo]. Tienes que atravesar dos escollos más para llegar con Carson y eso te va a costar, pero lo harás…’”, le dijo el abuelo al nieto.

LA VOZ DE LA EXPERIENCIA

Don Luis está satisfecho con el desempeño de Conrrado y espera que siga cosechando más títulos, pero es cauto y dice que siempre le aconseja desde su experiencia.

“El deporte es momentáneo, eso yo le digo con experiencia; llega un momento en el que el cuerpo ya no da para esto, es preferible que un deportista se retire en la cima de su carrera a que el deporte le deje…”.

Así se va despidiendo de este diario, con un apretón de manos en la puerta de su casa, la casa de una familia que tiene a tres generaciones de raquetbolistas campeones; tres, solo por ahora... “Veremos más allá qué es lo que pasa, la familia siempre crece...”, cierra la entrevista don Luis, el patriarca de los Moscoso.

Virgen de Guadalupe

Don Luis Mocoso Caballero –el abuelo paterno del campeón mundial de raquetbol, Kevin Conrrado– tiene más de 80 años de edad, 57 de los que cargó sagradamente la imagen de la Virgen de Guadalupe, de la cual es devoto.

Este año no pudo ser, pero él se siente orgulloso de haber podido legar esta devoción a su hijo, Luis Conrrado, y este a su nieto Kevin Conrrado, quien apareció el jueves delante de la imagen.

El chuquisaqueño es uno de los fieles devotos que tiene la Patrona de Sucre y ayer, sábado, bailó en su honor, en la Entrada Folclórica, vistiendo el traje de los Sambos Camporales Churuquella.