El Oscar Crespo volvió a demostrar por qué es el más exigente de Bolivia

La adrenalina corrió desenfrenadamente en los 42,3 kilómetros del Circuito Oscar Crespo. Topetazos que dejaron a pilotos fuera de la carrera, vuelcos espectaculares que parecían sacados de una película de acción y momentos de heroísmo marcaron la segunda y última jornada de competencia.

Ni los más experimentados escaparon de la exigencia del Circuito. Incluso pilotos de la talla de Eduardo “Happy” Peredo (categoría Proto), sufrieron la desdicha de abandonar la competencia, dejando un vacío sentido en la pista.

El cruceño rompió el palier en la zona de El Guereo. Pese a este percance, agradeció por el cariño a Sucre y anticipó que volverá el próximo año.

Los coches 301, de Nicolás Mitru, y 378, de Romer Ordóñez, (ambos de la clase R2B), se convirtieron en testigos mudos de la intensidad de la carrera al colisionar con objetos fijos en la avenida del Ejército y de esa manera quedarse fuera de la carrera.

Tampoco se salvó Rolando Careaga Roncal. Iba “Chocho” rumbo a cumplir su segundo giro cuando vivió momentos de angustia. Su bólido se incendió en Yotala y, en su desesperación puso retro hasta dar con la corriente de agua. Con la ayuda de los mismos espectadores sofocaron las llamas con baldes, bañadores y otros utensilios.

La máquina 214, de Beymar Moyata, perdió el control en la curva de Qhora Qhora e impactó a algunos aficionados. Una joven de 19 años salió lesionada, pero recibió atención inmediata por funcionarios del Centro Coordinador de Salud. Sin embargo, la máquina, sucumbió en un segundo accidente, esta vez aparatoso, cerca de Qhochis.

La adrenalina no faltó en esta edición del Oscar Crespo. Carlos Chávez (RC2N) protagonizó un vuelco digno de una película de acción al perder el control de su máquina y terminar en el río de Yotala. A pesar del percance, el espíritu indomable del piloto lo llevó a continuar hasta la meta.

Desde topetazos en la plaza hasta vuelcos en las curvas, cada momento de esta carrera fue una montaña rusa de emociones. El Circuito Oscar Crespo 2024 dejó una marca imborrable en la memoria de los espectadores, recordándoles la rudeza que forma parte del deporte tuerca.