Repetir el curso, ¡qué dolor de cabeza!

Ingresando al segundo bimestre del año escolar, muchos adolescentes que reprobaron el curso en 2014 enfrentan una serie de problemas debido al fracaso en sus estudios

Repetir  el curso, ¡qué dolor de cabeza! Repetir el curso, ¡qué dolor de cabeza!

Evelyn Campos López
Ecos / 15/03/2015 16:27

Ingresando al segundo bimestre del año escolar, muchos adolescentes que reprobaron el curso en 2014 enfrentan una serie de problemas debido al fracaso en sus estudios. En este momento resulta importante que los maestros y, sobre todo, el estudiante reprobado pongan todo de su parte, con el apoyo fundamental de la familia, para superar el mal trance y demostrar que puede salir adelante exitosamente.

“El problema del aplazo es de una enorme dimensión y debería calar hondo en todas las esferas sociales. Solo desde una aproximación multidisciplinaria se puede localizar su origen y acotar posibles soluciones”, manifiesta la psicóloga Gianina Irusta.

Su colega, Feliciano Robles, sostiene que el fracaso escolar es el accidente más grave del sistema educativo, y son muchas las causas que lo desencadenan y agravan.

Mientras los profesores suelen atribuir las causas a las relaciones familiares, los padres deslindan toda responsabilidad y en medio de este cruce de señalamientos están los alumnos, auténticos protagonistas de la crisis.

Sin embargo, muchos padres de familia deben reconocer y asumir que no cumplieron con su rol de padres a cabalidad, por haberse despreocupado del rendimiento escolar de sus hijos. Algunos acuden al colegio cuando sus retoños ya no tienen más oportunidades de salvar el año; otros, incluso mal informados, piensan que de acuerdo con la nueva Ley Educativa Avelino Siñani-Elizardo Pérez, ya no existen los aplazos.

Reacción inmediata
Se conoce de muchos casos de estudiantes que, al enterarse de que perdieron el año, huyeron de sus casas por temor a enfrentar la situación con sus padres. Cada año, al concluir la gestión escolar, se publican por los medios de comunicación y las redes sociales anuncios sobre la desaparición de niños y adolescentes.
Esta realidad tiene respaldo en la División de Trata y Tráfico de Menores de la Policía Boliviana, cuando se informa oficialmente que alumnos de diferentes colegios deciden escapar de casa debido a malos rendimientos escolares.

En este contexto, a finales de 2014 las Juntas Escolares del país pidieron al Ministerio de Educación y al Observatorio Plurinacional de Calidad Educativa (OPCE) que se realice una “auditoría pedagógica” para identificar la causa de los aplazos; si está en el aprendizaje de los niños o adolescentes, en la falta de apoyo de los padres, o en la enseñanza de los maestros.

Evaluación
El técnico de la Subdirección de Educación Regular de la Dirección Departamental de Educación (DDE) Chuquisaca, Iván Celso Garisto, recuerda que el artículo 35 del Reglamento de Evaluación indica que la nota de 51 puntos, en la escala del 1 a 100, posibilita a los estudiantes la promoción al año de escolaridad inmediato superior.

Asimismo, especifica que la valoración cuantitativa anual es la suma de las calificaciones obtenidas en los cuatro bimestres. Los colegiales que obtengan promedios anuales menores a 51, en una o más áreas de saberes y conocimientos, pierden el año. No hay reprobación en nivel inicial.

Garisto pone énfasis en que el actual sistema de evaluación implica responsabilidad del estudiante, de los padres de familia y, sobre todo, del maestro, que debe hacer un seguimiento del rendimiento de sus alumnos.

Desde el año pasado no hay reforzamiento para nivel secundario y tan solo con la reprobación de una materia, el estudiante pierde el año.

La repetición del curso
Con un criterio personal, Doris Bustamante, profesora recientemente jubilada, opina que si bien los alumnos que no pudieron pasar al curso inmediato superior tienen todo el derecho a repetir el año en el mismo colegio, es preferible que se cambien de recinto educativo para preservar su salud mental y psicológica.
“El haber estado al servicio de la educación por más de 30 años me permitió ver que estos alumnos son objeto de burla de muchos compañeros, incluso de algunos profesores; con ellos mantienen una mala relación, dificultando más todavía su desempeño”, sostiene.

Las causas
Para el psicopedagogo Jhonny Almanza, existen muchos elementos que influyen en el aplazo de un estudiante, y todo comienza en el entorno familiar. “La falta de atención de los padres, la desunión de la familia y la poca comunicación son algunas de las causas principales”.

Otros factores apuntan al sistema educativo, que establece el aplazo del año si se reprueba en una materia, sea Educación Física o algún idioma. Y las mayores críticas señalan que la formación de estudiantes del siglo XXI se llevaría adelante con maestros del siglo pasado que aplican métodos de enseñanza del siglo XIX. “Hay muchas cosas que deben cambiar”, dice Almanza.

“Es probable, como señala Álvaro Marchesi, reconocer que es importante educar a los estudiantes para que sean plenamente conscientes de sus derechos, pero también de sus deberes, de modo que padres y profesores sean un apoyo para los alumnos y les inculquen el valor del esfuerzo”, agrega el experto.

Claro que simultáneamente conviene trabajar en la parte afectiva y emocional, dándoles ánimos ante sus pequeños fracasos, enseñándoles a ser perseverantes y que de los errores también se aprende. “Así se les ayudará a mejorar su autoconcepto, evitando que se sientan inútiles o culpables, aconseja Almanza.

Para alcanzar esto es necesario que los padres se preocupen por mantener actualizados sus conocimientos acerca de la sociedad, las inquietudes que rodean a sus hijos en cuanto a modas, tendencias musicales, expectativas de futuro, etc. Esto permitirá conocer su presente y las presiones a las que se ven sometidos, y servirá para proporcionarles apoyo desde su propio punto de vista y no solo desde el que los adultos creen que debe ser.

Respecto a las posibilidades de intervención desde la esfera profesional, los expertos aconsejan disminuir la cantidad de alumnos por aula, para ofrecerles una óptima atención personalizada. La función de los profesores debe dejar de ser meramente transmisora del saber; deben prepararse mejor, de modo que puedan ser capaces de afrontar nuevos procedimientos de enseñanza-aprendizaje, más activos y abiertos a la comunidad y a la realidad social, propiciando a la vez el deseo de aprender.

Por último, dependiendo de la calidad de la relación dialógica que se establezca entre docente y estudiante, se pueden derivar consecuencias más o menos negativas en función, entre otras cosas, del uso de la humillación, la crítica, el cinismo o el sarcasmo.

En definitiva, se necesitan escuelas y colegios que, en palabras de la psicóloga Patricia Sánchez, sean capaces de atender, educar, motivar, entretener, formar y enseñar.

Comunicación
La psicopedagoga Carla Pérez recomienda a los padres comunicarse mucho más con sus hijos en esta etapa. “La presión en exceso puede derivar en generar temor en los hijos, por eso más bien hay que apoyarlos y supervisar que estudien las materias con tranquilidad, desde el primer bimestre”, sugiere.

Acota que el castigo físico no es bueno, porque la violencia no genera cambios. “La comunicación es la base para superar cualquier conflicto”.

Si el estudiante se aplaza, Sánchez pide a los padres que tomen en cuenta la edad, porque en la mayoría de los adolescentes se produce un conflicto en su personalidad y a nivel hormonal que repercute en el aprendizaje escolar. “Lo ideal es suprimir el término castigo por consecuencia.?Es mejor explicar al hijo a qué derivará su incumplimiento de normas”.

¿Qué camino seguir?

  • Acepta y reconoce que tu hijo o hija tiene dificultades.
  • Demuéstrale que los amas no por sus éxitos, sino por lo que existen y por lo que son.
  • La información, sobre todo lo relativa al colegio, es primordial.
  • Predisponte para atender las necesidades y preguntas educativas en casa.
  • No cometas el error de hacer sus deberes escolares con el engaño de que así les ayudas.
  • Busca soluciones conjuntas a posibles interrogantes de las actividades escolares.
  • Fortalece la confianza de tu hijo o hija.
  • Apoya la toma de decisiones y responsabilidades.
  • Realiza acciones positivas en casa, como desarrollar el hábito de lectura.
  • No asedies a tu hijo o hija con la idea del estudio.
  • Guíales en la utilización de técnicas adecuadas para estudiar.
  • Evita transmitir mensajes negativos como “no vales”, “no sabes” o “eres mal estudiante”.
  • Celebra sus éxitos, por pequeños que sean.
  • Ten clara que la vocación profesional es la principal fuente de motivación del adolescente, por lo que es fundamental ayudarle a decidir la carrera que quiere estudiar.
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  • reprobar curso
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