Fiebre de teleféricos
Son proyectos públicos que cambian la manera de ver la ciudad y sentirla
Son proyectos públicos que cambian la manera de ver la ciudad y sentirla. Es lo que siente la gente en la ciudad de La Paz después de la construcción y el funcionamiento de la red de teleférico que, a diferencia de obras similares, no solo está dedicada a fines turísticos sino al transporte masivo en una urbe que a nivel de las calles amenaza en colapsar por el espeso tráfico vehicular.
El evidente éxito del teleférico en La Paz ha tenido un efecto de onda expansiva en otras regiones del país, en especial en el montañoso occidente. Así, en la ciudad de Oruro la construcción del teleférico con fines turísticos está en plena ejecución, en tanto que en Potosí se encuentra en proceso de licitación y en Sucre es una atractiva propuesta electoral.
Origen
Los teleféricos tienen su origen hace más 100 años en otra región montañosa del mundo, Los Alpes, en Europa. A principios del siglo XX, en Alemania, Francia, Suiza y Austria se instalaron los primeros teleféricos dedicados al transporte de personas que debían sortear terrenos muy pendientes o valles profundos.
La tecnología para concretar estos vehículos aéreos llegó con la Revolución Industrial, que trajo a los cables de acero y los motores eléctricos para propulsar las cabinas.
Ejemplos y finalidades
Cada proyecto de teleférico se adecua a las necesidades del contexto ambiental donde se construye. Por ejemplo, una mayoría de los construidos en el mundo tiene una finalidad turística, tal es el caso del teleférico de Quito, que une a esta ciudad con uno de los picos más emblemáticos de Ecuador, el Pichincha, un volcán aún activo de 4.765 metros de altitud. Lo mismo pasa en Salta, Argentina, donde un teleférico conecta al parque San Martín con el cerro San Bernardo, otro centinela.
En la ciudad colombiana de Medellín, en 2004 se inauguró el primer sistema de teleférico como transporte masivo; allí, el “Metrocable” está conectado con el sistema de tren metropolitano.
La Paz es la tercera ciudad en Latinoamérica que tiene una red de teleféricos de transporte urbano.
Oruro y su teleférico
Oruro pronto será la tercera ciudad de Bolivia en tener un teleférico con fines turísticos. El proyecto está en marcha y unirá los principales sitios turísticos vinculados al famoso Carnaval.
Entre sus características destaca que se acomoda al contexto cultural y geográfico de esta región. Por ejemplo, una de las estaciones presenta un diseño que recuerda a uno de los ángeles que combatieron al demonio, en el marco de la tradición religiosa orureña. La estación motriz principal tendrá un diseño de máscara de diablo y las cabinas, gráficos que recuerden a la famosa festividad.
Aporte chuquisaqueño
El proyecto es construido por una compañía francesa en la cual participa una empresa chuquisaqueña que presta servicios topográficos y geodestas.
“Para nosotros participar en este proyecto es algo nuevo y una experiencia bastante interesante”, afirma José Luis Barrientos, consultor geodesta de la empresa, cuya misión principal es calcular al milímetro las distancias que separan a las torres que fijarán el trayecto de las redes de teleféricos, así como la ubicación de las terminales.
En el caso del teleférico de Oruro, se ha priorizado la funcionalidad turística al transporte masivo.
Proyecto en Potosí
En Potosí, el Gobierno Municipal ha lanzado una licitación pública para la construcción de un teleférico que tendrá finalidad turística. Al igual que en el caso de Oruro, la red unirá los principales sitios turísticos de la Villa Imperial y llegará hasta la cima del cerro pequeño que se encuentra al frente del gran coloso de plata.
“Por razones geológicas no se podrá llegar con la red hasta la cima del Cerro Rico, debido a la inestabilidad que tiene”, dice Barrientos al recordar que más de cinco siglos de intensa explotación minera han dejado a la montaña como un gigante hormiguero.
Proyecto en Sucre
En Sucre, también Patrimonio Cultural de la Humanidad como su vecina Potosí, la construcción de un teleférico es, por ahora, una interesante propuesta electoral.
“En la capital existen las condiciones para un teleférico con fines turísticos por ser Patrimonio de la Humanidad. Tiene una arquitectura e infraestructura digna de contemplar desde el aire”, dice el consultor Barrientos.
Los dos cerros que vigilan las actividades de los capitalinos se prestan como soportes naturales para una red de teleférico, que podría agregar otro atractivo turístico a la ciudad. Por ahora, este teleférico es solo una promesa electoral. Pero puede ser concretada, lejos, por fortuna, de la demagogia de aquel candidato que aupado por el éxito de esta obra en La Paz, propuso uno que vaya desde Los Yungas hasta la sede del Gobierno.
“Sin duda que esta oferta en La Paz es pura demagogia por cuanto sería una obra titánica que no tendría sentido. Los Yungas es una zona productora que precisa de transporte de carga, ¡nadie viajaría más de 100 kilómetros en teleférico sin llevar nada de equipaje!”, afirma, sorprendido, José Luis Barrientos.
Ventajas “teleféricas”
En el caso de los teleféricos de transporte masivo como el de la ciudad de La Paz, las ventajas de impacto ambiental son evidentes, puesto que utilizan energía eléctrica que no contamina de forma directa a la atmósfera. “Es un transporte que minimiza el impacto ambiental”, asegura el ecologista Sergio Payta.
Además del bajo impacto ambiental, el teleférico paceño ha mostrado que es inmune a los temibles paros de transporte que suele inmovilizar a la sede del Gobierno. Aunque no son una solución a los conflictos sectoriales, contribuyen a mitigar el impacto.
Los riesgos
Uno de los riesgos evidentes de los teleféricos son los cortes eléctricos que pueden dejar varadas a las cabinas en pleno aire y a cientos de metros de la superficie terrestre. No obstante, en caso de ocurrir estos incidentes, las redes tienen sistema de emergencia para generar electricidad con hidrocarburos o, en algunos casos, grandes acumuladores de energía para proveer de inmediato. El teleférico es, por todos estos aspectos, el transporte de moda entre la población boliviana.