Vivir con dolor

Vivir con dolor puede dificultar hasta las tareas más simples de la vida cotidiana. Estudios recientes demuestran que el dolor afecta en un 43 % al estado anímico de la persona e incrementa la ansiedad en un 57 %.

Vivir con dolor Vivir con dolor

Redacción ECOS
Ecos / 13/06/2015 22:58

“Al levantarme de la silla, alguien de mi edad lo hace normalmente; yo siento como si se me fueran a desprender las extremidades del resto del cuerpo. Me duelen los huesos, me duelen los músculos, me duele la carne… A estas alturas, cuando no existe una sola parte de mi cuerpo que no me duela, entonces se empieza a pensar diferente”

Vivir con dolor puede dificultar hasta las tareas más simples de la vida cotidiana. Estudios recientes demuestran que el dolor afecta en un 43 % al estado anímico de la persona e incrementa la ansiedad en un 57 %. En estos casos, se recomienda acudir a técnicas psicosociales para levantar el estado anímico mediante ejercicios.
Se cree que el 90 por ciento de la población en general padece de dolores múltiples.

Sin embargo, hay personas que por no ir al médico se aguantan el dolor, aun existiendo tratamientos que pueden mejorar en gran manera su calidad de vida.
Dolores… Cuando se habla con distintas personas que padecen de alguna dolencia, se llega a la conclusión de que ningún dolor se parece a otro.
ßEn este reportaje, ECOS intenta reflejar la sensación de dolor, ese instante que varía de un ser humano a otro pero que siempre, en mayor o menor medida, angustia.

La queja número uno
Según el fisioterapeuta y kinesiólogo del Instituto de Salud del Deporte (INSALDE), Enzo Salazar, el dolor es la queja número uno de la población. Uno de cada cinco adultos mayores toma analgésicos regularmente para aliviarlo.

Las dolencias en personas más jóvenes también requieren de atención especial, mientras que los niños no siempre pueden describirlas.
En suma, para el dolor no hay edad.

Enzo Salazar, autor de varios artículos sobre medicina deportiva, lesiones, causas comunes y entrenamiento físico luego de la rehabilitación, contesta a una serie de preguntas frecuentes en busca de explicaciones a la realidad del dolor y de opciones para enfrentarlo. Este especialista recibió la condecoración al Mérito Deportivo con la medalla Juana Azurduy de Padilla como kinesiólogo de la Selección de Futsal. Hace 11 años que trabaja en el Instituto de Salud del Deporte.

¿QUÉ ES EL DOLOR?
FUENTE: Dr. Enzo Salazar, fisioterapeuta y kinesiólogo
Algunos médicos definen al dolor físico como una sensación de molestia en alguna parte del cuerpo, que puede ocurrir por una variedad de causas: por ejemplo, un ligero golpe, un dolor de cabeza, una cortadura o, incluso, por cáncer.
Las terminaciones especiales de dolor envían mensajes al cerebro para informar los daños o estímulos desagradables cuando el organismo está siendo afectado por una enfermedad, lesión o infección.
El dolor puede ser muy subjetivo y varía de un individuo a otro, de acuerdo con el estado de ánimo, las experiencias previas, la personalidad, la educación, la cultura y el momento de sentir la molestia.

¿El dolor es un síntoma de alguna enfermedad u otra patología?
Hasta hace poco, el dolor se consideraba simplemente un síntoma. El médico examinaba al paciente y buscaba su causa; una vez encontrada, se trataba el proceso patológico con la expectativa de que una vez curada, el dolor desaparecería.
Sin embargo, esta interpretación cambió radicalmente en los últimos años. Ahora se sabe que en los casos de dolor persistente, deja de ser un síntoma para convertirse en una enfermedad que se debe tratar como tal.
El dolor físico se divide en: agudo y crónico.
El dolor agudo persiste mientras existe un daño o enfermedad y desaparece cuando se elimina la causa subyacente. Su función es indicar la presencia de un daño en el organismo.
En cambio el dolor crónico es el que se mantiene durante un prolongado tiempo, que puede variar, desde una semana a meses, debido a varias enfermedades.
“Una persona puede saber que padece uno de estos dolores acudiendo a un médico o un fisioterapeuta, que se basará en el origen, la evaluación y el mecanismo que está produciendo el dolor”.

¿En qué casos se presenta el dolor crónico?
En muchos casos el dolor es congénito y en otros, adquirido, por las diferentes actividades diarias que se realizan.
El dolor crónico se presenta en las enfermedades de mayor duración, como la artritis reumatoide, el cáncer, las lumbalgias, los problemas pélvicos y abdominales, la fibromialgia y otros. Pero hay dolores crónicos que duran toda la vida: cuando se padece de enfermedades malignas como el cáncer, por ejemplo.
La mujer expresa con mayor intensidad los elementos emocionales del dolor, lo cual condiciona su respuesta. Sin embargo, desde el punto de vista sensorial, hay muy pocas diferencias respecto al dolor entre un hombre y una mujer.

¿Cómo se debe actuar frente al dolor?
“Generalmente las personas, por lo menos en nuestro país, siempre esperamos a que el dolor sea insoportable para ir al médico. Esa es una de las grandes dificultades que tenemos para manejar el dolor, que se niega y evita a toda costa”.
Cuando una persona es afectada por el dolor, debe acudir a su médico de cabecera para luego realizar sesiones de fisioterapia y kinesiología. Así se empezará con un tratamiento de ejercicios de acondicionamiento físico y emocional, sobre base de la actividad física.
“Una gran cantidad de evidencia indica que el ejercicio puede mejorar su salud y bienestar, sea una persona de nueve o de 90 años. En otras palabras, el ejercicio le permite sentirse mejor y vivir más tiempo. Si bien muchos lo saben, muy pocos toman medidas al respecto”.
En general, se debe consultar a un médico o fisioterapeuta para que este recomiende el ejercicio adecuado a la edad y condición física, acompañado de una buena alimentación.

¿Cuán importantes son los ejercicios físicos contra el dolor?
La práctica del ejercicio es uno de los pilares en la prevención, tratamiento y recuperación de las enfermedades, además de aliviar el dolor.
Los síntomas de tensión, inquietud, excitación del sistema nervioso autónomo, hormigueos, hipercinesia y otros, disminuyen significativamente con la práctica persistente del ejercicio físico (correr, nadar, caminar...). También se comprobó que en los casos de estrés, el ejercicio físico disminuye la intensidad de sentimientos como incomodidad, agresividad, preocupación, conflictividad, tensión interior, etc.
“El organismo se ve reforzado como consecuencia del ejercicio físico, ya que disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares u osteoporosis, y aumenta la fuerza y masa muscular en la persona de mayor edad”.
En las últimas dos décadas se demostró que los ejercicios practicados de forma regular mejoran la capacidad funcional, aumentan la fuerza muscular y la flexibilidad, controlan el peso, mejoran la neutropenia y la trombocitopenia (defensas y plaquetas), aumenta los niveles de hemoglobina (mejora la anemia); mejora el control del dolor, las náuseas y los vómitos; disminuye la fatiga; reduce la ansiedad, incrementa la energía, mejora la autoestima y provoca una sensación de control.
El ejercicio disminuye el riesgo de padecer hipertensión y diabetes. “Si se tiene la presión alta, el ejercicio ayudará a bajarla. Del mismo modo, si uno es diabético, el ejercicio ayudará a controlar el nivel de azúcar en la sangre”.
Si una persona con cáncer realiza cada día 30 minutos de ejercicios cardiovasculares, como una caminata, estará combatiendo este mal. Hay técnicas de entrenamiento y habilidades sociales que permiten enfrentar las limitaciones asociadas al dolor.
 

HACER EJERCICIOS…
…Regularmente, combinado con una alimentación equilibrada, ayuda a controlar el peso. La obesidad aumenta el peligro de contraer enfermedades tales como la diabetes, los cálculos en la vesícula biliar y los trastornos cardíacos.
…Aumenta la autoestima, hace sentir mejor y más relajado.
…Con moderación y regularmente fortalece los huesos, incrementa su contenido en minerales y reduce el riesgo de desarrollar osteoporosis (los huesos que sufren osteoporosis se vuelven cada vez más finos y frágiles y con mayor tendencia a fracturarse).
…Previene los altos niveles de colesterol y una tensión elevada.
…Proporciona un sueño profundo, siempre que se espere una hora después de terminar la sesión de ejercicios hasta antes de dormir.
…Mejora el estado de ánimo y el funcionamiento mental.

TIPS: ENFERMEDADES Y EJERCICIOS FÍSICOS
1. Problemas cardíacos, tensión arterial alta, diabetes u obesidad, pueden ser tratados con ejercicios físicos, que también alivian los dolores de espalda.
2. Algunas investigaciones concluyeron que la práctica del deporte es segura durante y después de los tratamientos de cáncer y mejora la función física, la calidad de vida y la fatiga asociada a esa enfermedad.
3. “Cuando una persona, por sus condiciones de salud, sean estas las que sean, no puede llevar a cabo las recomendaciones básicas de ejercicio para su estado, debe realizar las actividades que le permitan sus condiciones actuales: Algo es mejor que nada”, indica el kinesiólogo Enzo Salazar.
4. Al comenzar una rutina de ejercicios, es posible sentir algo de dolor y molestias en los músculos, pero no debe ser muy doloroso ni durar más de 48 horas. Si esto ocurre, es posible que la persona esté esforzándose demasiado y necesite ir más despacio.
5. Se debe dejar de hacer ejercicio si se siente algún dolor o malestar en el pecho, y consultar con el médico antes de la próxima sesión de ejercicios.
6. La falta de ejercicio físico incrementa el peligro de desarrollar algunos tipos de enfermedades cancerosas, por ejemplo el cáncer de colon.
7. Algunas mujeres confirmaron que el ejercicio reduce los síntomas premenstruales y los dolores durante la menstruación.
8. Las personas que tienen más de 40 años deben consultar con el médico antes de comenzar a hacer ejercicios con regularidad.

TESTIMONIO: RUTH ANA LÓPEZ CALDERÓN (*)
“Vivir con dolor es algo que en principio no se tolera, cuando los dolores recién comienzan y se siente miedo ante esas sensaciones extrañas, dolorosas, que uno no comprende. El dolor de cabeza que va y viene, los ojos como incrustados con alfileres, y todo se va volviendo una constante en la vida, tan constante que ya no asusta su presencia.
Ya no me espanta levantarme en la mañana con todo el cuerpo adolorido y sentir que tengo 90 años cuando solo tengo 47. Observo a otras personas de mi edad y me digo: ‘No es cosa de la edad esta manera espantosa de perder el cabello, estas punzadas en la nuca que me dejan temblando. No puede ser que alguien a mi edad sienta este permanente suplicio, este sentir que no se pueden manejar normalmente las manos porque han perdido su fuerza, porque duele cada milímetro de ellas. Y los pies y las piernas, los brazos como ajenos a veces no obedecen y solo son dos cosas largas y pesadas que estorban’.
El dolor tipo punzadas en el pecho, aunque dicen que el corazón no duele, yo digo que no puede ser cierto.
Al levantarme de la silla, alguien de mi edad lo hace normalmente; yo siento como si se me fueran a desprender las extremidades del resto del cuerpo. Me duelen los huesos, me duelen los músculos, me duele la carne… A estas alturas, cuando no existe una sola parte de mi cuerpo que no me duela, entonces se empieza a pensar diferente”.
* Escritora chuquisaqueña. Padece de un tumor y de un globo de líquido cefalorraquídeo en la cabeza, además de hipotiroidismo.

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