El Nautilus o la “Casa Caracol” de México
La caprichosa vivienda denominada en la ciudad de México como “Nautilus” o “Casa Caracol” es un icono de la arquitectura organicista de ese país, que ha dado muestras de cierta inclinación a construir viviendas oníricas
La caprichosa vivienda denominada en la ciudad de México como “Nautilus” o “Casa Caracol” es un icono de la arquitectura organicista de ese país, que ha dado muestras de cierta inclinación a construir viviendas oníricas o de ensueño, pudiendo adquirir formas peculiares y estar inspiradas, por ejemplo, en la fauna o en la flora.
Particularmente la “Casa Caracol”, del arquitecto Javier Senosiaín, es un referente que mezcla la arquitectura moderna con el arte contemporáneo, en este caso, bajo la inspiración del mar.
De atmósfera única y ubicada en una ciudad de casi 20 millones de habitantes, está flanqueada por grandes edificios en sus tres lados, de los que deja uno solo con una hermosa vista de montañas. A pesar de esta dificultad, el Nautilus demuestra que se puede tener una vivienda fuera de lo común, conectada con la naturaleza, para hacer felices a sus habitantes cada vez que ingresen a su refugio.
Parece de ciencia ficción, tanto por sus formas sinuosas como por los múltiples colores de los vidrios de la “pared cortada” de la entrada principal, por donde se filtra la luz iluminando atractivamente el interior y proyectando luces de manera encantadora.
Luego de cruzar por una escalinata se accede al interior por el mencionado gran vitral; al ingresar, la experiencia es única, pues ni las paredes ni el piso ni el techo son paralelos.
Se terminó de construir hace ocho años a pedido de una joven pareja con niños que luego de vivir en una casa convencional, quiso una integrada a la naturaleza.
Quienes ingresan a ella no pueden evitar sentirse dentro de un molusco y al pasar de una cámara a otra, se dejan envolver por las texturas y formas suaves, libres de ángulos marcados. Adentro no hay divisiones y la vida fluye sin obstáculos. Los muebles parecen fundirse en la obra, y a ella se integran también habitantes y visitantes, sintiéndose parte de la naturaleza.
Dentro del Nautilus no se impone ninguna forma, por el contrario, todo descubre una forma propia. Está inspirada precisamente en las curvas de la concha de los nautilos, que son cefalópodos, moluscos marinos de la misma clase que el pulpo cuya “arquitectura” inspira protección y perfección, pues las espirales de su caparazón responden a un logaritmo matemático.
El Nautilus o Casa Caracol es el fruto exitoso de la experimentación artística y la sencillez de la vida. Un ejemplo exquisito de lo que Javier Senosiaín llama “bio-arquitectura”, un camino hacia las raíces culturales y la armonía con la creación y la naturaleza.
EL ARQUITECTO DE LA NATURALEZA
En los diseños de interiores de Javier Senosiaín, profesor de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aflora su inspiración en el arte popular mexicano.
Entre sus obras destacan una capilla en forma de sombrero charro a gran escala, un club deportivo con aspecto de hongo o una caseta de vigilancia que parece el casco de un guerrero. También la sede de un laboratorio y las casas “satélite”, cubiertas de tierra y césped; y otra en forma de ballena, y otra de tiburón, y otra de flor de seis pétalos…
Otra obra admirable suya es el “Nido de Quetzalcóatl”, original, diseñada en forma de serpiente y sobre un lugar accidentado donde la construcción ocupa apenas el dos por ciento del terreno, dejando el espacio libre para áreas verdes y estanques.
Compromiso con la naturaleza
Senosiaín está un paso delante de la mayoría de los arquitectos del mundo, aunque sus aportes resultan inspiradores para simples usuarios y artistas de la construcción. Él, siempre prevé la instalación de sistemas de captación de agua de lluvia que se recicla para riego y el aprovechamiento de la luz natural a través de grandes ventanales.
Afirma que las viviendas semienterradas mantienen una temperatura y humedad constantes todo el año, y que la vegetación, además de aislar la vivienda, “produce oxígeno que rechaza la contaminación” y ayuda a filtrar el polvo para que no entre al interior.
Senosiaín lamenta que la gente viva “encarcelada dentro de cajas”, refiriéndose a los departamentos o casas modernas que no consideran las áreas verdes, a pesar de tener la arquitectura siglos de creatividad.
Recomienda, así, el uso de materiales naturales como la piedra, la tierra o la madera, así como buscar otros que no contaminen, entre ellos sustitutos que pueden ser reciclados.