Catedrático detecta errores en la versión digital del DRAE

El problema es que estos errores no solo provocan duda o peor aún confusión, sino que inducen al error.

El autor, en la biblioteca Dora Sotomayor de Calla. El autor, en la biblioteca Dora Sotomayor de Calla.

Redacción ECOS
Ecos / 16/08/2015 00:13

“El problema es que estos errores no solo provocan duda o peor aún confusión, sino que inducen al error. Lo grave es que, como el último DRAE impreso, en homenaje a los 300 años de la Real Academia Española, aún no ha llegado a las librerías del país, los estudiantes, los profesionales y la gente en general recurren, creyendo que es impecable y perfecto, al diccionario electrónico de la RAE, sin saber que este adolece de flagrantes contradicciones con la gramática normativa de la RAE”

El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) contiene el catálogo completo de las palabras oficialmente admitidas por la RAE, con su correspondiente etimología, acepciones y otros aspectos gramaticales. A partir de su 22a edición, puede ser consultado en la página web oficial de la Real Academia Española (RAE); sin embargo, a la fecha, luego de diez meses de la presentación protocolar del “Diccionario del Tricentenario” (edición 23a), la versión digital no ha sido actualizada, lo que provoca el arrastre de 2.742 yerros.

Así lo hace notar el doctor en Ciencias de la Educación César Alcides Calla Sotomayor, quien tiene además una maestría en Comunicación Social con mención en Estudios Políticos y otra en Docencia Universitaria, entre otros títulos de posgrado. Él nació en Telamayu, provincia Sud Chichas del departamento de Potosí (Telamayu es una de las 14 secciones de la Empresa Minera Quechisla, dependiente de Comibol).

Desde hace más de una década, Calla Sotomayor es docente titular en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, donde dicta las cátedras de “Expresión Oral” y “Comunicación Escrita” en la Carrera de Comunicación Social, “Lenguaje III” en Lingüística y “Semiótica” en Sociología.

Erratas, no lapsus
“Estos no son errores de imprenta, no se circunscriben al caso del ‘lapsus calami’; por el contrario, son erratas de contravención a las reglas ortográficas establecidas por la mismísima RAE, publicadas en diciembre de 2010 en su libro Ortografía de la Lengua Española y refrendadas en 2012 en su obra Ortografía Básica de la Lengua Española”, afirma Calla Sotomayor en un resumen de sus observaciones compartido con ECOS.

Luego, complementa: “El problema es que estos errores no solo provocan duda o peor aún confusión, sino que inducen al error. Lo grave es que, como el último DRAE impreso, en homenaje a los 300 años de la Real Academia Española, aún no ha llegado a las librerías del país, los estudiantes, los profesionales y la gente en general recurren, creyendo que es impecable y perfecto, al diccionario electrónico de la RAE, sin saber que este adolece de flagrantes contradicciones con la gramática normativa de la RAE”.

Los 2.742 errores fueron publicados por Calla Sotomayor en su libro digital Fe de erratas (no autorizada) del DRAE, versión electrónica, fechado el 27 de mayo de este año y de acceso gratuito a través de su dominio en Internet www.callasotomayor.com.

Trabajo minucioso
“Mi libro es producto de un trabajo minucioso, tras haber leído el DRAE letra por letra, palabra por palabra y página por página, desde la A hasta la Z. Fue realizado estrictamente bajo los cánones de la investigación científica”, aclara el denunciante, para de inmediato aseverar: “A falta de una, lo leí dos veces y ya estoy inmerso en la tercera lectura, esta vez del Diccionario del Tricentenario”.

Cuenta que la primera lectura del DRAE le tomó siete años, desde enero de 2003 hasta diciembre de 2009; la segunda, de enero de 2011 a septiembre de 2014.

“Inducen al error”
Ya en el preámbulo de su obra, el autor de Fe de erratas (no autorizada) del DRAE, versión electrónica afirma que “estos errores no solo causan duda y confusión, sino que inducen al error”.

En el texto compartido con ECOS, Calla Sotomayor pone de ejemplo lo ocurrido durante la llegada del papa Francisco a Bolivia. “En la gran mayoría de los medios escritos del país, esta palabra (‘papa’) y sus sinónimos pluriverbales ‘sumo pontífice’ y ‘santo padre’ se escribieron con mayúsculas iniciales, incurriendo en una contravención a las normas ortográficas de la Real Academia Española”, señala el catedrático.

“Las últimas reglas de la RAE establecen que el vocablo ‘papa’ debe escribirse con minúscula inicial porque es un nombre común, al igual que ‘san’, ‘santo’ y ‘santa’; no obstante, los periódicos, tanto de Bolivia, como de Ecuador y Paraguay, publicaron: ‘El sucesor de San Pedro llega a Sudamérica’”, agrega.

Precisamente dicho libro virtual, que está divido en dos capítulos: “Erratas de acentuación” y “Erratas en el empleo de las mayúsculas”, presenta en el primero de ellos los casos de las palabras ‘san’, ‘santo’ y ‘santa’; la palabra ‘papa’; el sustantivo pluriverbal ‘sumo pontífice’; el sustantivo pluriverbal ‘santo padre’, entre otros.

“Artículo enmendado”
Calla, de acuerdo al contenido de su libro digital, encontró que 908 “palabras de entrada” muestran sendos epígrafes que enfatizan: “artículo enmendado”. Él afirma en su obra al respecto: “Quienes leen la ‘aclaración’ precedente pensarán que cada uno de estos artículos está ‘oleado y sacramentado’; pero, contrariamente, estos constituyen el 33% de las erratas expuestas en la presente crítica”.

Un caso muy claro de las observaciones de este crítico del DRAE es el de la recomendación de no acentuar más los pronombres demostrativos (‘este’, ‘ese’, ‘aquel’, con sus femeninos y plurales). La RAE se contradice en su versión digital cuando, en la palabra ‘mano’, aludiendo a la frase ‘manos largas’, pone el siguiente ejemplo: “Hombre que toquetea a una mujer sin el agrado o consentimiento de ésta”. Es decir, acentúa el pronombre que justamente recomienda no atildar (quienes tienen acceso a Internet pueden comprobar esto último en este link: http://www.rae.es/consultas/el-adverbio-solo-y-los-pronombres-demostrativos-sin-tilde).

Es apenas uno de los 2.742 yerros que halló este investigador potosino luego del estudio exahustivo plasmado en su libro, en el que menciona el objetivo de “orientar a los usuarios del ‘diccionario de la RAE edición digital’, despejando este maremágnum de dudas, en unos casos, y, en otros: sacándoles del error en el que han caído a consecuencia de las contradicciones entre ‘las normas ortográficas en vigencia’ y el ‘diccionario colgado en la página web de la Academia’”.

El doctor Calla Sotomayor se muestra agradecido con sus fallecidos progenitores, René Calla Vargas y Dora Sotomayor, a quienes adjudica el resultado de su esfuerzo profesional: “Mi desempeño como catedrático e investigador científico es el reflejo de la exquisita educación que, como la más rica de las herencias, me legaron mis padres”.


NOTA DEL EDITOR: En aplicación de las normas de estilo de esta revista, las comillas simples reemplazan al uso de negritas y letras remarcadas con color por el autor Calla Sotomayor en el texto gentilmente enviado por él a nuestra redacción. •

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