Escudos y banderas de la discordia

ECOS hace un recorrido junto con el profesor de Historia Juan Zárate por inmediaciones de la plaza 25 de Mayo y, en un espacio menor a los 100 metros, se encuentra con siete escudos de armas de diferentes diseños

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    Redacción ECOS
    Ecos / 16/08/2015 00:09

    ECOS hace un recorrido junto con el profesor de Historia Juan Zárate por inmediaciones de la plaza 25 de Mayo y, en un espacio menor a los 100 metros, se encuentra con siete escudos de armas de diferentes diseños y dos variedades de banderas. En Potosí, hasta la actualidad sigue la polémica de la inclusión de ramas de laurel y olivo en su escudo.

    Los escudos de armas y las banderas de Sucre y Potosí, dos ciudades históricas como pocas, se representan de forma arbitraria. Este hecho es observado hace mucho tiempo por expertos conocedores de la materia, y, sin embargo, no siempre hallaron eco en las autoridades. En rigor, estas deberían hacer respetar los símbolos originales, evitando su tergiversación.

    El profesor de Historia Juan Zárate y el numismático Daniel Oropeza Alba, en entrevistas separadas, se muestran preocupados por esta situación. El primero de ellos dice que casi todos los departamentos tienen identidad porque su bandera y escudo están bien definidos, en cambio en Sucre, pese a que una ordenanza municipal precisa el diseño correcto, se manejan varios escudos y dos banderas.

    Oropeza Alba, por su parte, habla de un uso antojadizo de estos símbolos.

    Discrepancia
    “Sucre carece de una identidad cívica pues no está identificada ‘con algo’. La identidad cívica se traduce en el escudo, el himno, la bandera y la fecha de fundación de una ciudad”, explica Zárate, quien sostiene que la bandera correcta de Sucre es la de Jerusalén.

    Con él discrepa el padre jesuita Bernardo Gantier, quien asegura que la bandera correcta de Sucre es la aspada de San Andrés.

    Gantier reconoce que evidentemente el virrey Andrés Hurtado de Mendoza otorgó a la Villa de La Plata el escudo con la bandera de Jerusalén; empero, dice que en la práctica siempre se utilizó la bandera aspada de San Andrés, por ejemplo cuando los vecinos de La Plata participaron en cuatro guerras civiles apoyando a las milicias reales que lucharon contra los rebeldes de la corona.

    Esa cruz era el distintivo que utilizaban las fuerzas reales del emperador Carlos V, explica Gantier. “En diferentes situaciones de nuestra historia siempre figura en los grabados, dibujos y pinturas la cruz aspada de San Andrés; las demás, no sé de dónde salieron, no tienen fundamento histórico”, enfatiza el experto.

    Sucre
    El profesor Zárate explica que lo que ahora es Sucre se fundó como Villa de La Plata y de los Caballeros; cuando pasó a la categoría de ciudad, los vecinos pidieron para ella un escudo y una bandera identificadora al virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza, quien el 3 de marzo de 1559 otorgó el escudo y, dentro de él, la bandera.

    Con el paso del tiempo llegaron a La Plata varios grupos de españoles que malinterpretaron el escudo y la bandera. Zárate relata que de por medio se jugaron intereses masónicos que buscaban diseñar un blasón con otros elementos, y “hasta este siglo se arrastra dicha situación”.

    Recuerda que pasa lo mismo con la fecha de fundación de Sucre, que inicialmente se dijo fue el  29 de septiembre de 1538, luego 16 de abril de 1540, pero finamente se consolidó la primera. “Por lo menos una pata de la mesa coja la hemos arreglado”, agrega al señalar que “lo mismo pasa con el himno: hay dos versiones, se canta la una, se canta la otra y en tema de banderas, ni qué decir”.

    Siete escudos en menos de 100 metros
    ECOS realiza un recorrido junto con Zárate en un espacio que no pasa de los 100 metros, por inmediaciones de la plaza 25 de Mayo, y se encuentra con siete escudos de armas de diferentes diseños y dos variedades de banderas.

    En plena esquina de las calles Aniceto Arce y Arenales, en el edificio de la Alcaldía, hay un escudo en piedra, asignado en 1559 a la ciudad por el virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza. No tiene corona en la parte superior, está el águila bicéfala de la dinastía española de ese momento, una cara mira al oriente y la otra al occidente; en medio de las cabezas, una corona imperial, dos colinas que representan al Cerro Rico de Potosí y al Cerro Porco y, en la parte inferior, hay cuatro castillos y cuatro leones.

    “España se formó con dos grandes nacionalidades: Castilla y León, que significan la unidad en el escudo. En este escudo no están las cabezas de los diez rebeldes que fueron decapitados —seguidores de Gonzalo Pizarro, el primer rebelde en contra de España—, que fueron colocadas como escarmiento en torno al escudo. Es como decir: ‘o te portas bien o te saco la cabeza’”, detalla Zárate.

    Unos pasos más allá, en el frontis de la Alcaldía, se puede ver otro escudo con una corona ducal y en la parte inferior las cabezas de los tiranos; en rigor, estas deberían estar alrededor. Los demás elementos se mantienen.

    En el interior del edifico de la Municipalidad, frente a las gradas que comunican a la segunda planta, en un ventanal con vitrales hay otro escudo: en la parte superior se ubica la corona ducal; un poco más abajo, encima del águila bicéfala, una corona imperial, pero se advierte una variación en la disposición de las cabezas alrededor del escudo. Así, en menos de 20 metros hay tres diseños de escudos diferentes.

    Saliendo de la Alcaldía, a unos 40 metros, en la Sala Colonial de la Casa de la Libertad, Zárate comenta que está el diseño más objetivo respecto a la documentación histórica existente sobre el escudo otorgado por el virrey Hurtado de Mendoza: no tiene corona ducal; en la parte superior está el águila bicéfala con una cara mirando al oriente y la otra al occidente que estriba en las columnas de Hércules. A la derecha del escudo, el cerro de Porco y al otro lado, el cerro de Potosí con seis indígenas que funden la plata en “huayrachinas”, especie de hornos o braseros que alimentaban con bosta y carbón para fundir plata antes de la técnica del azogue, del mercurio.

    En los cuarteles de abajo está la simbología de España: Castilla y León, y en el medio una mano armada sosteniendo la bandera blanca con la cruz de Jerusalén colorada (es la que corresponde a la bandera de Sucre y, por extensión, a Chuquisaca). Bordeando el escudo, las cabezas de los diez rebeldes que junto con Gonzalo Pizarro se levantaron en armas contra el Rey de España.

    “Esta es la simbología histórica respaldada con un documento original, mientras que la bandera que lleva la cruz de San Andrés no tiene ningún respaldo histórico; simplemente se sabe que grupos posteriores recién llegados de España quisieron imponer la cruz de San Andrés, y desde ahí se arrastra el error hasta nuestros días”.

    Fuera de la Casa de la Libertad, cruzando hacia la Gobernación, se ve otro escudo en el frontis: el diseño tiene una corona ducal y los dos cerros (ya no está el águila bicéfala). En la parte de los cuarteles hay otro tipo de disposición, entonces Zárate pregunta: “¿Con qué fundamento se hizo este escudo?, ¿por afinidad sentimental?, ¿por estética?”.

    Al frente, ingresando hasta la parte central de la plaza, donde está erigido el monumento del mariscal Antonio José de Sucre, otro escudo incorpora elementos que el escritor Gabriel René Moreno menciona en su libro “Últimos días coloniales”. Ese escudo tiene una corona ducal y en medio de los dos cerros hay un árbol. En la parte inferior están los castillos y los leones y en el entorno, unas ramas de laurel y olivo. “¿Es por alegoría? Uno se queda con todas esas interrogantes”, pregunta y se responde a sí mismo el profesor de Historia.

    El recorrido culmina frente a la Alcaldía, donde hay un escudo ornamental en el que  el águila bicéfala parece más un cóndor.

    Por otro lado, guardias municipales llevan gorras en el que destaca el diseño de la bandera blanca con la cruz de San Andrés, pese a que el Concejo Municipal aprobó mediante una ordenanza el diseño de la cruz de Jerusalén.

    Entre tanta paradoja, a Zárate ya no le llama la atención que en la tapa del programa conjunto de festejos del 6 de Agosto pasado, al lado del nombre de las instituciones organizadoras, Gobierno Autónomo de Chuquisaca y Gobierno Autónomo Municipal de Sucre, cada una colocara un escudo diferente.

    Potosí
    A través de los años, varios autores interpretaron los elementos que contiene el escudo potosino a su manera, provocando que se den una serie de distorsiones en cuanto a este símbolo regional, lo cual se arrastra hasta la actualidad, por ejemplo, con la inclusión de ramas de laurel y olivo.

    El último hecho polémico se registró hace poco, con motivo de la celebración del 6 de Agosto, cuando circularon a la venta unas láminas denominadas “El aula”, de El Alto, que tienen una gran cantidad de deformaciones del escudo y la bandera de Potosí.

    El miércoles, antes del cierre de esta edición, el Concejo Municipal potosino se aprestaba a aprobar un proyecto de ley de una comisión integrada por las áreas Jurídica, Turismo, Cultura y Preservación de Áreas Históricas, que regula el uso, trazo, colores, forma y elementos heráldicos de la bandera de Potosí. Para este paso, contemplaron los antecedentes de la concesión de la bandera a la Villa Imperial por Carlos V de Alemania, en reconocimiento a la riqueza contenida en el Cerro Rico, y la aprobación de la Ordenanza 032 de 1940, que reconoce este símbolo.

    Daniel Oropeza Alba: “Se impone el criterio del impresor o del artista”
    “La bandera de Chuquisaca debería ser en campo blanco y tener la cruz de San Andrés, que es en aspa, como una equis, con sus respectivos nudos, como flechas que son nudos, heráldicamente”, orienta el numismático potosino Daniel Oropeza Alba, en una entrevista concedida a ECOS.

    En el caso de la bandera de Potosí, detalla que “debería ser en campo blanco cuartelado: el primer cuartel de gules, que es color rojo en heráldica; el de su lado tiene que ser plata o blanco; el intercalado, plata o blanco, y el último, o cuarto cuartel, tiene que ser gules también”.

    Dice también que la bandera “debe ir en escusón, en un óvalo, el Cerro Rico de Potosí en campo de azur. Es nuevo el aditamento de castillos y leones intercalados, porque esa bandera típicamente es la de Castilla y León. En el caso potosino, últimamente se utiliza así”.

    A continuación aclara: “En el caso de que tuvieran que utilizarse leones en la bandera potosina, los leones tendrían que ser de gules y los castillos, de oro. Los leones tienen que ser rampantes (parados), uñados y lenguados”.

    Pero, sentencia Oropeza Alba, “esto no se respeta. El criterio del impresor, el que hace la bandera en su imprenta o del artista que hace en su atelier la confección de las banderas es el que se impone”.

    El escudo
    El mismo Oropeza Alba, que presidirá el Comité Organizador de la 1ª Convención Internacional de Historiadores y Numismáticos “Historia, Arte y Monedas”, a realizarse en Potosí del 21 al 23 de octubre de 2016, sentencia que “ni la Gobernación ni la Alcaldía conocen exactamente (cómo) utilizar su escudo, porque el escudo de Potosí es una concesión del rey Felipe II que tiene una leyenda en latín. Y la leyenda en latín es utilizada a criterio de las personas que manejan esa lengua antojadizamente, porque la desconocen”.

    Luego, le cambian la corona, le ponen cabezas a las águilas… El águila del escudo potosino es una águila de los Habsburgos que tiene dos cuellos pero acéfalos; no tienen ninguna cabeza. Pero a juicio de la institución que hace su emblema, o del imprentero que hace el diseño, le ponen cabeza, le ponen lengua, le ponen corona imperial, le ponen corona regia; no se respeta para nada este tema”.

    Según Oropeza Alba, “el Gobierno Municipal de Potosí ha dictado una ordenanza municipal que norma la utilización del escudo, pero la misma ordenanza está errada porque no (se) conoce el verdadero fondo heráldico del escudo”.

    “El escudo potosino debería ser cuartelado: el primer cuartel, fondo de gules y un castillo de oro; el segundo cuartel, de plata y un león de gules; en el tercer cuartel, de plata y león de gules; y el cuarto cuartel de gules, castillo de oro, en escusón el Cerro Rico de Potosí, por orla el toisón de oro del emperador, coronado con la corona del emperador Carlos V, que es imperial; en ambos costados tiene que tener los pilares de Hércules, cada uno con corona regia, y la leyenda latina que dice: “Cesaris potentia pro rexis prudentia iste excelsus mons et argenteus orbem debelare valent univesisunt”.

     

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