Cuba contra natura
La diferencia entre el que más y el que menos tiene es tan pequeña que se pierde el sentido de superación. Es como contra natura. En cada esquina se ven pintadas frases de superación que una generación las vio llegar e…
La diferencia entre el que más y el que menos tiene es tan pequeña que se pierde el sentido de superación. Es como contra natura. En cada esquina se ven pintadas frases de superación que una generación las vio llegar e… irse. La sociedad parece haber alcanzado su pico hace 20 años, con educación y salud ejemplares; ahora, el mundo le pasó por arriba.
No es momento de hacer comparaciones. El proceso de cambio de la Cuba comunista al socialismo “flexible”, tras la apertura mostrada por el hermano menor de los Castro, no ha cumplido la edad suficiente como para encontrar grandes diferencias; aunque se nota. La isla no es exactamente la misma desde hace un lustro.
El nuevo modelo se aplica al estilo de los países del hemisferio norte: despacio, de manera progresiva. Por ejemplo, autorizan a tener licencia de taxi pagando un canon al Estado. Ahora, tienen que resolver un problema: el taxista gana 10 veces más que un médico de 30 años de profesión.
Las paradojas continúan siendo las mismas. De ser una isla excepcionalmente hermosa a la pobreza más triste entre muchas otras hay, apenas, unos cuantos pasos…
La moneda del cubano es el cup (24 cup = 1 cuc); 24 a 1, la diferencia entre un visitante y un nacido en la isla. El billete de 3 cup tiene la imagen del Che y lo “canjean” por 1 cuc. Buen negocio. Donde lo exótico puede ser moneda corriente, no es difícil encontrarse con casas de cambio entre grandes relojerías y que en una de ellas atienda una “relojera” con tupido y prolijamente arreglado bigote.
La Cuba de las paradojas
Todo lo paradisiaco de Cuba se contrapone fuertemente con la miseria.
Casi no hay población nativa. Con la llegada de los españoles, el sarampión, la viruela y otras enfermedades mataron a la mayoría de los indígenas originarios.
Son el producto del mestizaje de diferentes etnias y culturas; los hay de raza negra, mulatos y criollos europeos, con predominio español. Más de 11 millones de habitantes que conviven en un momento histórico lleno de paradojas antinaturales.
El salario promedio de un cubano se sitúa entre los 15 y los 25 dólares. Por lo general, solo les alcanza para los alimentos y para la atención en salud; la educación es gratuita. Esto les obliga a trabajar extra para sobrevivir. Con el salario de un mes, o comen o se visten.
Se quejan de que son pobres pero no de que el Gobierno se “robó” la plata, como escuchamos con frecuencia en los países sudamericanos.
Para el turista típico, resulta emotivo escucharlos hablar del “Che”, su héroe. La historia para ellos comienza con la Revolución: lo anterior fue enterrado, no existe; de Colón, nada de nada. Cuando uno le pregunta a un cubano de 20 a 25 años quiénes son sus héroes patrios, ellos responden: Che Guevara, Fidel y Raúl, en ese orden.
No son capaces de recordar ningún indígena o conquistador como referente, a pesar de la fuente de estilo neoclásico situada en el extremo sur del Paseo del Prado, también conocida como la Noble Habana, en cuyo centro se encuentra la india Habana, esposa del cacique Habaguanex, jefe de los antiguos pobladores de la ciudad, de esa ciudad anterior a la llegada de los españoles.
Un paseo por La Habana
Moverse por Cuba no resulta fácil de buenas a primeras, debido a los distintos tipos de cambio. Una tarea inicial es conseguir el cuc, la moneda para los turistas (1 cuc = 0,93 euros; el dólar tiene una penalización del 10%. O sea, 1 cuc = 1,15 dólares). La relación 1 euro - 1 dólar real es de 13%, pero en Cuba es de 23%.
La moneda del cubano es el cup (24 cup = 1 cuc); 24 a 1, la diferencia entre un visitante y un nacido en la isla.
El billete de 3 cup tiene la imagen del Che y lo “canjean” por 1 cuc. Buen negocio. Donde lo exótico puede ser moneda corriente, no sorprende encontrarse con casas de cambio entre grandes relojerías y que en una de estas atienda una “relojera” con tupido y prolijamente arreglado bigote.
Con cuc en el bolsillo, y cuando el hambre clama, buen plan es encontrar un “paladar”, restaurante de emprendimiento privado en el que se come muy bien y se gasta también; por ejemplo, 22 cuc por persona, algo así como 20 euros.
La Habana, sobre todo el casco viejo, es hermosa, con casas y plazas muy bellas. En esta zona se advierte poco tránsito vehicular. En un city tour se puede recorrer por ejemplo la 5ta. Avenida (foto 3), donde están las embajadas, casas de exestancieros y todo lo que ayude a llevarse una buena impresión de la Cuba citadina.
Caminar la urbe por peatonales y plazas de armas, en edificios, iglesias y galerías, es todo un placer. Lo mismo que impresionarse con la estatua en bronce del “Caballero de París”, un tal José María López Lledín, famoso vagabundo español que paseó su demencia por La Habana, en los años 50 del siglo pasado. Es tanta la gente que de una u otra forma mendiga, que el mendigo no podía no tener su estatua.
En la Plaza de la Revolución —donde hace poco la revolución pasaba por los preparativos para recibir al papa Francisco— los turistas se toman la foto indispensable junto al monumento a José Martí, la imagen de Cienfuegos y su frase “Vas bien Fidel” (foto 5), y al del Che Guevara (foto 7) con la suya: “Hasta la victoria siempre”.
Otra parada obligada, la fábrica de ron Legendario (foto 4); más que fábrica, un museo y local de venta con degustación incluida. Los amantes de los licores hallan aquí un rincón inmejorable.
Nunca comparado con el Malecón, la costanera que se llena de pescadores, enamorados, familias y juventud, donde se disfruta como nada de la fresca brisa de mar y del atardecer: miel para la vista, caricia para el oído, fuerza para el alma…
A la noche, para amainar el cansancio, una cena tranquila en el hotel, música variada y, por supuesto, buen ritmo. Entre paréntesis, no hace falta que caiga la noche para advertir la pobreza disfrazada de prostitución; aunque los cubanos→ →se jactan de haber erradicado los lenocinios, saltan a la vista los ancianos —extranjeros, muchos de ellos europeos— con jovencitas saliendo de la adolescencia en hoteles, como si fueran parejas de recién casados.
Otros puntos de visita
La Habana requiere, por lo menos, de un segundo día para recorrer lugares tales como “La Floridita” (mítico bar donde Ernest Hemingway todas las tardes se tomaba su riguroso mojito), la “Bodeguita del Medio” (emblemático bar solamente porque todas las bodegas se ubican en esquinas y esta se encuentra, vaya curiosidad, a mitad de cuadra) y el “Museo del Chocolate” (siempre interesante para los chocolateros —como los cada vez más avezados sucrenses—, que no pueden perderse la estrella: el chocolate frío en vaso).
Ni qué decir para conocer el Fuerte del Morro (una de las tres fortalezas erigidas en La Habana, en el siglo XVI, para defender la bahía de ataques piratas), el Cristo (una colosal escultura que representa a El Sagrado Corazón de Jesús, obra de la cubana Jilma Madera) y, justo al frente, la casa del Che (donde vivió unos tres meses, después de la Revolución).
No luce con el mismo brillo el otro lado de la ciudad; por ejemplo, el Barrio Chino.
Para no partir de La Habana sin degustar una cena típica, un bodegón resulta perfecto.
El turista suele recibir un trato preferencial, aunque llegue tarde y se encuentre con cubanos de pie, esperando su turno: basta y sobra con su condición de extranjero para que sea tomado en cuenta como prioridad. Triste porque el parámetro de la selección vuelve a ser el de la economía; al final del día, lo único que cuenta es quién pone más: un plato de “moros y cristianos” (los característicos porotos con arroz), acompañados por carne de cerdo o de pollo, cerveza y flan de postre, a un turista le cuesta 15 cuc, en cambio a un cubano 15 cup, o sea, 24 veces menos.
Cayos Coco y Guillermo
El paraíso a conocer. Cayo Coco está a una hora de viaje en avión desde La Habana. La belleza de sus playas y los arrecifes son incomparables. Dicen que lo mejor después de la Polinesia.
El snorkel (buceo con un tubo especial de respiración), entre corales violetas y en general una fauna marina impresionante en variedad y colorido, proporciona una sensación impagable. Ni qué decir para quien tiene la suerte de ver una langosta en su cueva...
Ya en el lugar surge la posibilidad de disfrutar de Playa Pilar (foto 1), en Cayo Guillermo: viaje en bus (de dos pisos y sin techo en cubierta) y todo incluido en el hotel Sol Guillermo (foto 6), por 5 cuc. El recorrido de 35 km toma una hora y media (foto 2). La Playa Pilar es pública, de un turquesa que inevitablemente se graba para siempre en la retina. De arena blanca, pero no incandescente; polvo en su justa granulometría y nunca caliente, ideal para quienes gustan andar descalzos. Aguas transparentes y cálidas, peces entre las piernas, extrañas estrellas de mar y poca, muy poca gente para tanta belleza reunida en un solo lugar.
Varadero, mar y pobreza
En todo el recorrido, especialmente por La Habana, los turistas suelen verse repentinamente acompañados por mendigos. En Varadero se aprecia de cerca cómo vive el cubano más humilde, sus casas, su modo de transporte: incómodo, en buses atestados de gente. Varadero, cerca de La Habana es, contradictoriamente, otro paraíso natural (fotos 8, 9 y 10). Ideal para descansar, con una de las mejores puestas del sol en el mar.
Se pasa por Santa Clara, donde está la tumba del Che. Y en el camino, antes del destino final, entre tanto sentimiento encontrado parece quedar uno flotando en el aire: esa sensación del cubano en libertad, pero dentro de su propio encierro.
La Playa Pilar es pública, de un turquesa que inevitablemente se graba para siempre en la retina. De arena blanca, pero no incandescente; polvo en su justa granulometría y nunca caliente, ideal para quienes gustan andar descalzos. Aguas transparentes y cálidas, peces entre las piernas, extrañas estrellas de mar y poca, muy poca gente para tanta belleza reunida en un solo lugar.
Opciones para viajar a Cuba desde Bolivia
Tarco Tour, operadora de turismo en Sucre, maneja ofertas especiales y arma paquetes personalizados para quienes sueñan con viajar a Cuba.
Los paquetes básicos incluyen pasajes de avión y reservas de hotel, así como transfer del aeropuerto al hotel y del hotel al aeropuerto. Aparte, hay paquetes promocionales para Navidad y Año Nuevo, con actividades exclusivas para la cena de Nochebuena y la fiesta del 31 de diciembre.
Una buena opción son los paquetes de cruceros, con la ventaja de que “le arman todo y es más beneficioso que comprar pasajes de avión, hoteles y paseos por separado”, aconseja la counter Paola Carvallo. Además, a diferencia de un viaje común a Cuba, para los cruceros no exigen visa.
En realidad, explica a ECOS, “el pasajero puede hacer su solicitud de acuerdo a las fechas en las que él quiera viajar o el permiso que tenga en su trabajo y se le arma su propio paquete personalizado.
Hay ofertas de hoteles de tres, cuatro o cinco estrellas, con alimentación incluida, paseos a La Habana Vieja, a la playa y la opción de un guía. También están las alternativas de la práctica de deportes acuáticos, paseos en bicicleta y el traslado a lugares de entretenimiento nocturno.
Costos
En estas fechas, se puede hallar una tarifa de boleto aéreo desde 770 dólares por persona. Para encontrar disponibilidad de espacios en líneas aéreas y hoteles, Tarco Tour recomienda contratar estos paquetes, como mínimo, tres meses antes de viajar.
Las siete noches de un hotel de cinco estrellas, todo incluido, se consiguen desde 800 dólares por persona. En uno de tres estrellas, desde 470 dólares. Los paquetes suelen ser de siete noches de alojamiento.
“Generalmente, los hoteles ya vienen con todos los servicios incluidos dentro del costo del paquete: desayuno, almuerzo, cena, snacks y meriendas, bebidas. Aunque todo depende del pasajero, que puede pedir solamente desayuno”, dice Carvallo.
Los paquetes familiares pueden incluir un 10 o hasta un 20 por ciento de descuento, dependiendo del hotel. Es importante estar al tanto de las diferentes regulaciones de cada hotel: en unos casos, un menor cuenta hasta los 12 años y en otros, hasta los seis.
Navidad y Año Nuevo
Hacia fines de año, como se trata de temporada alta, las tarifas tienden a subir. La sugerencia de Tarco Tour es que los viajeros vayan solicitando cotizaciones a partir de mitad de año, que es cuando se arman los paquetes especiales de Navidad y Año Nuevo.
Por ejemplo, saliendo el próximo 20 de diciembre y retornando el 2 de enero, los pasajes aéreos cuestan desde 1.009 dólares por persona. Carvallo explica que con reservas de hasta seis meses de anticipación es posible lograr tarifas más económicas, con un descuento de incluso 50 por ciento.
Cruceros por el Caribe
Una oferta de siete noches de crucero, más dos de hotel en tierra, con el siguiente itinerario: Colón (Panamá)-Cartagena (Colombia)-Curazao (Antillas Holandesas)-Cuba-Panamá, tiene un costo de 1.586 dólares por persona, incluyendo boletos desde Santa Cruz de la Sierra, traslados del aeropuerto al hotel y al puerto de salida, más las noches de alojamiento dentro del crucero.
Temporada baja
La temporada baja (la más económica para viajar a Cuba) es entre mayo y agosto. Pero hay que ir reservando desde septiembre del año anterior.
Considerando los costos, en el ranking de destinos internacionales con playas dentro de América, la isla de Cuba aparece en tercer lugar, después de Cancún e Isla Margarita.