John Arandia: “Estoy vetado en los medios”
Acostumbra usar traje y corbata pero este domingo familiar me recibe en jean y polera, en la casa de su novia, la exseñorita Chuquisaca Eglin Núñez.
Acostumbra usar traje y corbata pero este domingo familiar me recibe en jean y polera, en la casa de su novia, la exseñorita Chuquisaca Eglin Núñez. Cualquiera diría que lleva una vida relajada después de 30 años sin parar en los medios de comunicación: empezó a los 14, en una FM paceña y, ahora que tiene 44, dice que el periodismo le pasó una cara factura: un divorcio y un veto. Porque, entregado cien por ciento a la enseñanza universitaria y viajando casi todas las semanas, se define como un “periodista exiliado”.
John Arandia nació en El Alto, de madre paceña y padre potosino, mide 1,89 de estatura. Pasó por Láser 98 de Fides, en cuyo grupo trabajó con el padre Eduardo Pérez Iribarne; estuvo al lado del compadre Palenque en RTP, pero el éxito masivo lo sorprendió en la Red Uno con ‘Que no me pierda’. Permaneció 13 años en ese canal y saltó a la Cadena A, de donde lo echaron, según sus palabras, “de la manera más asquerosa”.
Viene de dictar un módulo de maestría en Comunicación Social y un taller en Yotala para la San Francisco Xavier; en este caluroso mediodía, en Sucre, se lo ve relajado. No parece conmoverle que dentro de unos días, el 5 de agosto, cumpla su primer año fuera de las pantallas de la televisión. Es otro John Arandia, no es el mismo que condujo algunos de los programas más vistos en la última década.
En la siguiente entrevista con ECOS, revela detalles inéditos de su polémica salida de los medios de comunicación, reflexiona sobre su actualidad personal y profesional, se abre a compartir sus pasiones y habla de su relación con el Gobierno y el periodismo, desde afuera.
ECOS. ¿Ha cambiado mucho tu vida?
JA. ¡Uf!, se ha dado prácticamente la vuelta, se ha dado prácticamente la vuelta. He curado el estrés, te lo puedo asegurar, así que por ese lado estoy profundamente agradecido. He podido ordenar algunas cosas que tengo que ordenar, pensar en algunas cosas de mi vida y probar otras que no había probado. Así que creo que son un cúmulo de sensaciones y emociones, siempre, de la mano de Dios.
ECOS. Eres espírita, ¿no es una religión, verdad?
John Arandia (JA). Sí, no es religión. Lo espírita tiene como concepto básico que la vida después de esto continúa. Claro, y está en la biblia, ¿después de morir qué pasa? Mueres para vivir, dice la biblia. En ese concepto, nosotros nos preparamos para eso constantemente. Nuestro crecimiento va mucho más allá incluso de las enseñanzas de Jesús; cultivamos mucho el tema del espíritu, nos interesa más el interior, cultivarlo constantemente. Nuestra cosecha tiene que ser interior.
Después, el mismo que cerraba sus programas con una cita bíblica y la mano extendida para conectarse con su público, se confesará seguidor del papa Francisco.
ECOS. ¿Eres metódico? Por ejemplo, ¿te levantas y te duermes a la misma hora?
JA. Me despierto de 6:30 a 7:00 y lo primero que hago es agarrar mi iPad y empezar a leer los periódicos; si te fijas, mis primeros tuits de la mañana son generalmente en ese horario, donde retuiteo o replico algunas cosas que me llaman la atención.
Al mediodía me encanta almorzar viendo el noticiero para ver qué novedades hay, y en la noche también el noticiero central.
Hago gimnasio, hacía basquetbol hasta diciembre cuando me rompí el pie en un partido y estuve como tres meses con muletas y en silla de ruedas; es una barbaridad. Después de eso, dedicado a mis hijos, a mi relación (de pareja), un poquito a estructurar los cursos que estoy dando; me siento en la computadora y trabajo muy conscientemente en todo lo que voy a dar. Así que todos los días tengo un día prácticamente ocupado. Pero lo lindo es que he empezado a darle tiempo a mi vida, eso es lo que he empezado a practicar: tiempo para mí también.
ECOS. ¿En qué quedó tu pasión por los aviones?
JA. Paralizada porque se vino lo del canal, la otra actividad para cubrir todo lo que hacía antes… no me ha quedado el tiempo suficiente para poder dedicarme a eso, pero está ahí.
No menciona la cantidad de horas de vuelo; escuetamente me cuenta que pilotó avionetas, pero sí tiene ganas de hacer bromas:
Yo quisiera sacarme la lotería y ser como John Travolta: tener un avión en la puerta para ir a pasear. Mientras, creo que va a estar como un gran hobby en mi corazón, que cuando yo pueda y quiera pueda recurrir a una avioneta y darme una vuelta por algún lugar.
ECOS. Con dos hijos adolescentes, ¿el periodismo te pasó como factura tu divorcio?
JA. Sí. Lo que pasa es que, cuando tú estás haciendo periodismo, te entregas tanto… el tema de las ocho horas (de trabajo) es una falacia. He entregado alma, vida y corazón durante mucho tiempo a la radio y la televisión y, realmente, he descuidado mucho a los seres cercanos que tenía. Eso es parte de la factura. Es que el periodismo es una “profesión divorciante”.
Le pregunto qué hizo después y él responde con toda naturalidad: “He estado unos buenos años solo y actualmente estoy con una pareja que es chuquisaqueña. Es la exseñorita Chuquisaca Eglin Núñez”.
ECOS. ¿Tienen planes para el futuro?
(Se ríe) Solo Dios sabe qué va a pasar en el futuro. Mientras tanto estoy visitando Sucre de una manera un tanto diferente; de repente ya no voy a un hotel, me quedo en la casa de mi pareja, siento a su familia como mi familia. Como que Sucre se ha pintado de otros colores más bonitos.
ECOS. Ya en el plano profesional, ¿qué pasó con tu salida de Cadena A?
JA. Lo que sucede es que el tema de la presión económica que ejerce el poder actualmente constituido ha recaído sobre la Cadena A, y era constante la presión de la publicidad: que “han sacado la publicidad”, que “no quieren volver”, que “vuelven de a poquito”, que “están poniendo” y demás.
El poder decidió, como el poder mismo lo ha aseverado en medios de comunicación, pues, prácticamente no poner publicidad, y esto era asfixiante económicamente para el canal. Entonces, los gerentes tomaron una decisión, que no los culpo, en primera instancia, porque me imagino que si fuera gerente o director tal vez también tendría que tomar algunas decisiones, no sé si las mismas, para poder velar por una actividad económica que me rente por lo menos para pagar a los empleados.
Pero la manera en que se ha hecho en Cadena A, de la noche a la mañana, con un papel, con un enviado, sin ninguna otra explicación, incluso después de haber hablando anteriormente si todo estaba bien y que te digan: “todo está bien, no te preocupes, sigue adelante”… O sea, de la manera más asquerosa se ha procedido por parte de quien es gerente de ese canal.
Ni siquiera en este incómodo pasaje de la entrevista, en el que expresa su molestia por el intempestivo despido, pierde la calma. No ha cambiado la modulación de su voz radiofónica y su semblante se mantiene tal cual lo enseñaba cada noche delante de las cámaras, pero este John Arandia es otro. Mientras ejercía el periodismo, muchos lo tenían como un periodista equilibrado y, sin embargo…
ECOS. ¿Te sorprendió? ¿Crees que has sido tan crítico como para que te echen?
JA. Este trabajo incisivo de preguntar lo que la gente quería escuchar, el trabajo de decirle claramente las cosas a quienes estaban frente mío en el canal todas las noches, ha generado una molestia, definitivamente.
Claro, no han medido y han dicho: “no, pero este, digamos, no habla malas palabras, este no grita para decir las cosas, pero molesta”, y creo que molesta más, es como el torero que le mete la espada al toro; es decir, lo hace con arte. Y cuando te digo meter la espada te estoy hablando de ser punzante.
Ahora, he sido punzante con el oficialismo, he sido punzante con la oposición, no me he enmarcado en ninguno de los lados; polarizado, jamás. Yo, si bien soy un homus político como todo el mundo, creo que política partidaria al menos no he hecho, no he llevado nunca las aguas del molino hacia algún grupo determinado o hacia alguna ideología.
ECOS. ¿Te gusta más conducir un programa en horario ‘prime time’ o producir, el detrás de cámaras?
JA. Cuando comenzó el sueño de la Red Uno con el ‘Que no me pierda’, era un horario prácticamente muerto; a las 10 de la noche en la TV no encontrabas nada, a no ser una buena pornográfica que haga que la gente vaya y vea el canal de TV (ríe).
Era muy difícil, Que no me pierda es el programa que hizo que ese se convierta en un horario AAA, prime time. De ahí comenzaron otros a entrar después de nosotros.
No se ha hecho con el tema de tener el poder, que es otra de las cosas inherentes del trabajo en los medios de comunicación pero que te diferencian de un político porque no trabajas para un grupo de gente, trabajas para la gente en general.
ECOS. ¿Te crees parte del “cártel de la mentira”, el que según el ministro Quintana integran algunos periodistas del país?
JA. (Riendo) No me metieron (en el cártel), pero me imagino que si estuviera en actividad también me hubieran metido. Primero, esa gente que califica, ¿con qué moral lo hace? Segundo, ¿qué es, pues, la mentira?, ¿qué es, pues, la verdad? Yo diría que es un don prácticamente de los dioses, y no me extraña porque algunos ya se creen dioses.
En una reciente encuesta de la revista ‘Poder y Placer’ le preguntaron a la gente si creían a Quintana en esta versión del cártel de la mentira, y prácticamente aplazó el criterio del Ministro de la Presidencia.
Lo que primero quiere la gente del poder es pinchar, azuzar, provocar. Y la mejor respuesta es no responder. ¿Nosotros trabajamos para el poder? Yo no trabajo para el poder constituido, yo trabajo para la gente y me interesa lo que la gente piensa, no otras personas.
ECOS. Pero ayer, en Yotala (donde Arandia dio una charla a periodistas de Sucre), te presentaste como un “periodista exiliado”…
JA. Sí, claro, porque me sacaron de Cadena A y me quedé, por esta forma en la que me sacaron, con un estigma del periodista que, “pucha, si me contratan, les voy a causar problemas con el Gobierno”. Y después de haber recibido dos o tres propuestas interesantes, en las que me he sentado me han dicho: “pero hermano, con cuidado nomás que, tú sabes, en este momento no sería bueno que hagamos esto”. Entonces, “mirá (pensó él), sabes una cosa, me voy a mi casa a dormir”.
Sus pensamientos en forma de diálogo interior dejan entrever el otro John, el que las cámaras no alcanzaban a captar. De todos modos, mantiene la capacidad de transmitir su lado espiritual y, a la vez, seguir el juego propuesto por los políticos para periodistas y medios.
ECOS. ¿Consideras que estás vetado en los medios?
JA. Estoy, claro, vetado. Sí, sí, sí, ahora, por este tema de las condiciones. Sí, sí, estoy vetado.
ECOS. ¿Hay temor en las empresas periodísticas de contratarte?
JA. Al menos con lo que hacía, sí. Hubo algunas propuestas que pretendían hacerme hacer unas otras cosas en las cuales, no sé, creo que no me sentiría muy bien, la verdad.
Las circunstancias —él dice que fue vetado— lo llevaron, casi por casualidad, a dar clases en una universidad de La Paz; luego a trabajar dando módulos de maestría en la Escuela Europea de Negocios y, de ahí, a ser contratado por universidades del país (entre ellas la San Francisco Xavier de Chuquisaca), además de empresas que lo llaman para cursos especializados de coaching.
ECOS. Pero, ¿quieres volver al periodismo o seguirás como docente y conferencista?
JA. ¿Sabes algo? El día que me fui de Cadena A, sentí como si me apagaran el switch, como si me bajaran la palanca general de electricidad en la casa y quedé en cero en cuestión de segundos. Ni siquiera estaba preparado para pensar en qué más podía hacer, no me dejaron el tiempo para tomar mis recaudos de pasar a otro lado. Es decir, me apagaron el switch: no solamente me botaron, no solamente me expulsaron, sino ¡me apagaron el switch! A ese nivel fue la desgracia.
Entonces, dice que se le abrió una veta “muy bonita”, la de dar clases en la Universidad Franz Tamayo, gracias a la invitación de un amigo. Su primera reacción fue: “hermano, yo para profesor no sirvo”. Dice que está iniciando su tercer semestre y que en el segundo le entregaron el título de mejor docente de Comunicación. “Cuando lo recibí me dije: ‘Dios, no sé en qué me metes tú, pero gracias por iluminarme’”.
ECOS. ¿Y te gusta esta veta?, ¿es lo que te llena?
JA. Lo que me mantiene en actividad es lo que me gusta, me mantiene en actividad. Y creo que cuando estoy dando clases no soy falso, porque le estoy contando a la gente toda la experiencia que he vivido.
ECOS. ¿Extrañas los micrófonos?
JA. Claro que sí. He estado en entrevistas donde voy me invitan y uno empieza a respirar ese ambiente otra vez y dices: “pucha, ¡cómo extraño esto, la radio y la TV!”.
ECOS. ¿Televisión antes que radio?
JA. No, radio antes que televisión; soy amante de la radio.
ECOS. ¿Te definirías como un entrevistador?
JA. Me encanta hacer cobertura, dedicarme a hacer buenas notas de TV, y el tema de la entrevista. Tengo un módulo para Comunicación que se llama “Entrevistas efectivas”, donde enseño cuál ha sido mi técnica después de tantas entrevistas...
Aprovecho para volver a la política, a su conflictiva —impensada hace unos pocos años— relación con el oficialismo.
ECOS. ¿Crees que el objetivo era sacarte de la TV y que lo han conseguido?
JA. Mmm… No sé si era yo el objetivo, es decir, tiene varios objetivos. Siempre la prensa ha sido una piedra en el zapato.
ECOS. Pero, ¿acaso no significa eso aquello del switch?
JA. Mirá, me he puesto a pensar en todas las posibilidades pero, al final, soy la cabeza que cortaron para que mi anterior medio reciba publicidad gubernamental.
ECOS. ¿Hay que cambiar la ley de imprenta o no?
JA. No sé si cambiarla, renovarla. Los fundamentos de la Ley de Imprenta en el respeto a la libertad de expresión y de información, en la manera en que el periodista
ECOS. Hay quienes sostienen que te has convertido en un actor político. ¿Esto derivó incluso en una candidatura a Defensor del Pueblo y, luego, comenzó a especularse sobre tu postulación a la Vicepresidencia. ¿Qué tienes para decir al respecto?
JA. El apoyo inusitado cuando estaba de postulante a Defensor del Pueblo me llenó de alegría, porque dije: “tantos años, tantas facturas que esta profesión me ha cobrado, tantos momentos, tanto estrés que llegué hasta caer en el hospital un par de veces, mirá cómo han valido la pena, tengo una gran familia y es la gran familia boliviana”.
Ahora, después de esos criterios, en el marco de mover un avispero, que significa el poder, la gente comienza a decir: “deberías lanzarte a la política, deberías entrar”; alguien de repente hace un meme con Carlos Mesa y dice, no sé, “serías un buen vicepresidente del Estado” y demás.
La verdad es que yo he agradecido mucho esas muestras de cariño: no es el objetivo, pero todo podría pasar en el futuro; tampoco soy de las personas que te va a decir “no”. No sé qué pasará en el futuro, dejo esto en las manos de Dios. Y si estas ansias de seguir sirviendo a la gente como los medios de comunicación se traduce en otro campo, pues, tendré en ese momento que pensar según las condiciones que se den para ver si voy a dar el paso o no.
ECOS. ¿Nunca te has imaginado como presidente de Bolivia?
JA. ¡Uh!, no, jamás, jamás. No me he imaginado, no me he imaginado, pero yo creo que son esa clase de retos que, cuando te llegan, pues tienes que asumirlos si la misma circunstancia hace que tengas que tomar el toro por las astas.
ECOS. ¿No te estás preparando para eso?
JA. No, no me estoy preparando para eso, no me estoy preparando para eso. Es decir, no es mi objetivo, no estoy pasando clases de política, ni me estoy arrimando a ningún partido político, ni estoy andando con un político y con otro para absolutamente nada. Estoy haciendo mi vida tal y como la he venido haciendo todos estos años. ¿Qué pasará? Solo Dios lo sabe.
No es mi objetivo, no estoy pasando clases de política, ni me estoy arrimando a ningún partido político, ni estoy andando con un político y con otro para absolutamente nada. Estoy haciendo mi vida tal y como la he venido haciendo todos estos años. ¿Qué pasará? Solo Dios lo sabe.