Lobos solitarios
“La diferencia entre el ataque de un perturbado mental y el terrorismo ya no tiene sentido, ha sido superada por la Historia”, afirma el filósofo italiano Franco Berardi en una entrevista con el diario alemán
“La diferencia entre el ataque de un perturbado mental y el terrorismo ya no tiene sentido, ha sido superada por la Historia”, afirma el filósofo italiano Franco Berardi en una entrevista con el diario alemán Süddeutschen Zeitung.
Asesinan. Atacan a personas que objetivamente no les han hecho nada y lo justifican alegando motivos políticos o exigiendo rescates. La línea que separa el atentado terrorista del ataque de un perturbado mental es a veces muy delgada.
Los autores de los atentados de Niza, Wurzburgo y Ansbach y el de la matanza de Múnich tenían muchos aspectos en común. Todos eran hombres adolescentes o jóvenes que no estaban fichados por las autoridades. Y al menos tres de ellos tenían claramente problemas personales o psíquicos. Según varias investigaciones, esto les sucede al 35 por ciento de los “lobos solitarios” que cometieron atentados en los últimos 15 años.
Perfiles de los atacantes
El atacante de un tren en la localidad alemana de Wurzburgo era un refugiado de 17 años, descrito como discreto e inseguro. Estaba con una familia de acogida y tenía un puesto de trabajo en prácticas. Sigue sin aclararse si el trauma o problemas físicos están entre las causas de su radicalización.
También era muy joven el agresor de Múnich, un estudiante de 18 años. Durante mucho tiempo se sintió acosado y estaba en tratamiento psiquiátrico. Por su parte, el hombre que hirió a 15 personas en un festival de Ansbach, también en Alemania, era un sirio de 27 años. Tenía problemas psíquicos y estaba igualmente en tratamiento. En dos ocasiones había intentado suicidarse.
Finalmente, el atacante de Niza, que el pasado 14 de julio mató a 84 personas mientras contemplaban los fuegos artificiales del Día Nacional de Francia, era un inmigrante de 31 años procedente de Túnez. Su matrimonio se rompió y tuvo problemas con la justicia, a los que se sumaron dificultades financieras.
La visión de un filósofo
“La diferencia entre el ataque de un perturbado mental y el terrorismo ya no tiene sentido, ha sido superada por la Historia”, afirma el filósofo italiano Franco Berardi en una entrevista con el diario alemán Süddeutschen Zeitung. “El terrorismo islamista ya no tiene que ver con el acto político y consciente de los tiempos del terrorismo de la RAF”, afirmó en referencia a la Fracción del Ejército Rojo que operó en la República Federal Alemana entre 1970 y 1998.
Según Berardi, “tras los actos de Niza y Wurzburgo no hay una estrategia política reconocible”. Por eso, el filósofo habla de una “confusión islamista” y opina que los trasfondos psicopatológicos de agresores y terroristas comparten muchas características comunes.
La preocupación
Las autoridades se muestran cada vez más preocupadas por estos atacantes fanáticos movidos por el odio, influidos por los mensajes que se difunden a través de internet y que suelen pasar desapercibidos hasta que actúan. Al contrario que en el caso de los yihadistas que se trasladan a un país con el objetivo de cometer un atentado, a estos resulta casi imposible tenerlos fichados.
En marzo de 2011, Arid Uka mató a dos soldados estadounidenses en el aeropuerto de Fráncfort e hirió gravemente a otros dos. Fue el primer ataque islamista en suelo alemán, y su autor no estaba vinculado a ninguna red: había decidido actuar impulsado por los mensajes de odio que leía en la red.
Según Peter Neumann, del Centro Internacional contra la Radicalización en el King's College de Londres, se trata de lobos solitarios a los que el autoproclamado Estado Islámico ofrece una plataforma de proyección “y les permite convertir sus problemas personales en un proyecto político”. Para este experto, “el EI les otorga por así decirlo la licencia de utilizar la marca Estado Islámico” en sus actos.
Ya en septiembre de 2014, el EI promovía atentados al estilo del de Niza o Wurzburgo: sin armas de fuego, sino con otras totalmente accesibles como cuchillos, piedras o vehículos. Terrorismo accesible a cualquiera.
“Una combinación de ambos”
El ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière, señaló que el ataque de Wurzburgo, perpetrado con un hacha en un tren regional, estaba “en la frontera entre el acto de un perturbado y el terrorismo”. Tras Ansbach, sus primeras declaraciones tuvieron relación con no descartar ni una vinculación al terrorismo del EI ni un trastorno de personalidad, “o una combinación de ambos”.
El atacante de Múnich quiso imitar al terrorista de ultraderecha Andres Behring Breivik, que justo cinco años antes perpetró una matanza en Noruega acabando con la vida de 77 personas. Pero no está claro si el estudiante de Múnich, entre cuyas nueve víctimas había muchos jóvenes inmigrantes, tenía una ideología de ultraderecha.
Tras los recientes ataques perpetrados en Alemania, a los políticos se les exigen mayores medidas de seguridad, más presencia policial y expulsiones aceleradas. El ministro del Interior del Gobierno regional de Baviera, Joachim Herrmann, también declaró tras el ataque de Wurzburgo que era preferible alarmar de más que de menos a los agentes de seguridad cuando alguien observa cambios sospechosos en su entorno.
El departamento de Criminología de Baviera cuenta ya con un servicio de atención al que pueden dirigirse amigos, conocidos o familiares de personas a las que hayan notado señales de radicalización.