Ricardo Silva, el artista que revolucionó el Final Fest en Potosí
¿Le suena el nombre Ricardo Silva Elizondo? Siendo francos, a la mayoría no. Pero su voz es conocida por millones de latinos en el mundo porque desde hace tres décadas canta más de 1.000 canciones de series de dibujos...
Le suena el nombre Ricardo Silva Elizondo? Siendo francos, a la mayoría no. Pero su voz es conocida por millones de latinos en el mundo porque desde hace tres décadas canta más de 1.000 canciones de series de dibujos animados y de películas. Resulta que el pasado fin de semana, precisamente él cantó para los fanáticos del mundo del anime en el Final Fest, en Potosí.
En la Villa Imperial, como en muchas partes del mundo, hoy en día se vive el boom del anime, una expresión que genera una nueva subcultura urbana entre niños, jóvenes y no tan jóvenes, cuyas actividades convocan a centenares de personas.
Las caricaturas o dibujos animados creados en la segunda década del siglo XX se convirtieron en parte de la niñez, la adolescencia y la juventud de varias generaciones en diferentes países del orbe.
Diferencias
Hugo Rojas, potosino fanático del cómic (palabra de origen americano) y del anime (término francés que tomó Japón para identificar a los dibujos animados, ‘cartoon’ en inglés), explica a ECOS las diferencias de estas dos expresiones. Dice que en el comic los personajes se dibujan y se pintan a colores, tienden a ser más realistas, aunque sus figuras son muy exageradas (en cuanto a la estructura anatómica, por ejemplo) como el caso de Superman o Batman. En sus historietas, el mal nunca se impone sobre el bien, es decir, los “buenos” ganan siempre.
Mientras que el anime se expone en blanco y negro, es más caricaturizado, y en él se exageran o disminuyen ciertos rasgos del rostro para crear determinados efectos. Se trata de una expresión más libre a la hora de deformar a los personajes físicamente. En el manga (historieta japonesa) se instala la batalla, hay polémica y el mal puede imponerse sobre el bien.
Ricardo Silva grabó más de 1.000 canciones en 40 años de trayectoria, prestó su voz para películas como Shrek y Matrix, y participó en todas las temporadas de la famosa serie de televisión Lost, donde hizo más de 20 voces. “Hay que darle carácter al personaje y recrearlo”, sostiene. Además de cantar y hacer doblaje, dirige coros y produce discos.
Final Fest
El Final Fest, organizado por Trash TV, se desarrolló el 10 y 11 de septiembre pasados en el teatro IV Centenario de Potosí, una ciudad en la que esta subcultura urbana tiene muchos adeptos. Ellos, como no podía ser de otra manera, asistieron masivamente a la cita, donde
disfrutaron de una exposición de anime, mangas, souvenirs, videos, canciones, prendas de vestir, comida, conciertos, baile, cosplay y la actuación estelar de Ricardo Silva.
Ricardo Silva Elizondo
Es un cantante mexicano de “entradas” de las series de cómic y anime más famosas de la televisión, así como de películas de dibujos animados y del doblaje en español. Los medios de comunicación especializados aseguran que es el intérprete sin rostro más conocido de
Latinoamérica.
“Es difícil saber cuántos millones de personas escucharon mi voz durante tres generaciones”, dice él. Aunque aparenta unos 35 años de edad, tiene 62, y nada menos que 40 de carrera. Con su peculiar voz ha cantado alrededor de 1.000 temas de películas y series animadas. Estudió canto y también actuación.
En el teatro IV Centenario, Silva hizo vibrar al público que coreó a viva voz varias de las canciones que interpretó, especialmente el himno de la serie Dragon Ball Z, “Chala-head-Chala”. De esa forma se transportaron a un pasado inmediato —otros un poco más atrás—, recordando las canciones de las series de televisión con las que crecieron. El cantante dejó en claro por qué es el favorito de la industria del doblaje.
Entrevistado por ECOS, Silva relata que en sus cuatro décadas de carrera pasó por diferentes géneros musicales. Entre sus éxitos más notorios, permaneció diez años en la orquesta del programa televisivo mexicano Siempre en Domingo, que conducía el recordado presentador Raúl Velasco.
Después, en 1986 fue contratado para el doblaje de canciones; hasta entonces, para él, algo desconocido. Era un mundo “underground” (subterráneo), donde la gente escucha las voces pero desconoce quiénes las emiten. Comenzó con la película Mary Poppins.
Silva destaca por su versatilidad. Recuerda que cuando interpretaba una obra de teatro en Puerto Rico, un amigo le dijo, con el típico acento boricua: “¡Oye, Ricardo, tú no sabes cantal salsa…!”. Él prometió que lo perfeccionaría. Tiempo después, en otra actuación, en México, alguien le dijo (y él ahora lo cuenta riendo): “¡Oye chico!, tú eres de Puerto Rico…”.
Más de 1.000 canciones
De esa forma, hizo música para películas y protagonizó comerciales cantados. Algunas de sus más de 1.000 canciones grabadas son: “Chip y Dale”, “La Bella y la Bestia”, “Patoaventuras”, “Winnie Pooh”, “Pato Darwin”, “Aventureros del Aire”, “Hello Kitty”, “Tom y Jerry”, “La princesa encantada”, “Pulgarcita”, “Supercampeones”, “Osos Gummi”, “Los caballeros del zodíaco”, “Pókemon”, “Dragon Ball Z”, “Las tortugas ninja”… Dirigió “Spirit”, “Policías y Ratones” y “El cuento americano”, donde grandes músicos como Barry Manilow o Henry Mancini hicieron la música.
Silva también prestó su voz para películas como Shrek y Matrix, y participó en todas las temporadas de la famosa serie de televisión Lost, donde hizo más de 20 voces. “Hay que darle carácter al personaje y recrearlo”, sostiene.
Además de cantar y hacer doblaje, dirige coros y produce discos. “Dios me regaló el don de la voz, que es una bendición porque de eso vivo feliz. La música es universal y puedo hacer cosas a nivel mundial”, agrega.
Desde hace algún tiempo acude a convenciones de cómics y anime, donde ofrece conciertos, firma autógrafos y comparte con sus fans; “yo voy a donde me inviten, a cualquier lado”.
El anime transmite valores
“La gente se identifica con el anime porque maneja valores como el respeto por la gente, anima a que uno se acepte como es para tener más fuerza para enfrentar al mundo, influye para que surja el héroe que uno lleva dentro y crea que no hay nada imposible de alcanzar, confiando en uno mismo”, explica el artista mexicano.
Dice que para alcanzar muchas cosas que parecen imposibles en la vida, aunque en realidad no lo son, se debe tener claro qué es lo que se quiere.
“Yo por ejemplo, hace muchos años tuve la posibilidad de ver y escuchar a Queen y a los Rolling Stones, y hace más de una semana escuché a Tom Jones; solo es cuestión de proponérselo. La misma persona es la que se pone limitaciones.
Yo soy igual que todos, tengo mi especialidad porque fui a la escuela y ahora vivo muy feliz. La cuestión aquí es que hay que creérsela, saber que con organización se puede lograr muchas cosas, por ejemplo que yo esté aquí en Potosí. La gente debe volcar los ojos a este tipo de eventos, son muy sanos para la juventud”, concluye antes de agradecer a los organizadores del Fest Japan Rock Band por haber hecho posible su llegada a la Villa Imperial.