La Arias y la Barrera, heroínas potosinas
Al conmemorarse el bicentenario de la muerte de las heroínas potosinas Andrea Arias y Cuiza y Francisca Barrera y Cuiza, es justo rendirles el homenaje póstumo a estas dos valientes mujeres de Charcas.
Al conmemorarse el bicentenario de la muerte de las heroínas potosinas Andrea Arias y Cuiza y Francisca Barrera y Cuiza, es justo rendirles el homenaje póstumo a estas dos valientes mujeres de Charcas. Ellas dejaron un legado a las generaciones futuras, el de luchar por la libertad y no claudicar ante las adversidades.
Después de las gloriosas jornadas del 10 de Noviembre de 1810, a lo largo y ancho de la Intendencia de Potosí, los hombres se incorporan a la lucha contra el colonialismo español, formando focos guerrilleros por ser esta la mejor estrategia.
Pero en la Villa Imperial de Potosí, dos jóvenes mujeres deciden participar en la lucha emancipadora colaborando con los patriotas, en una misión altamente riesgosa y de enorme responsabilidad. Ellas tienen la delicada tarea de ser el nexo en el correo clandestino de los patriotas.
Andrea Arias y Cuiza
Nace en el seno de una familia potosina, de nobles sentimientos y honda fe católica, según relatan los documentos de la época.
Del libro de partidas de bautismo de la iglesia Matriz, en el Libro No. 33 de 1788-1791, página No. 237, resguardado en la Biblioteca del Arzobispado de Potosí, extractamos lo siguiente: “En Potosí en el año del señor mil setecientos noventa, día treinta de noviembre, yo Don Ambrosio José de Olarte y Orozco Capellán de los Reales Ejércitos de su Matriz. Bauticé y administré las sagradas ceremonias y según el Ritual Romano, a una niña nacida el día de la fecha, hija legítima de Pedro Arias, y de Josefa Cuiza, cónyuges, mestizos vecinos de esta Villa a quien puse el nombre de Andrea; fue la madrina Margarita Cuiza, vecinos de esta Villa y para que conste lo firmo”.
Andrea, desde el inicio de la Guerra de la Independencia, participa activamente junto a los revolucionarios de noviembre; así lo testifica el “Compromiso para que salga de prisión Andrea Arias y Cuiza. Potosí, 4 de marzo de 1812”, obtenido del Archivo Histórico Potosí (AHP):
“En la Fidelísima Villa Imperial de Potosí el cuatro de marzo de mil ochocientos doce años: Ante mí el escribano de su Majestad y Público Cabildo y Gobierno, y testigos infrascritos fue presente Pablo Pérez, vecino de ella a quien doy fe que conozco dijo: Que Andrea Arias se halla presa en esta real Cárcel en la causa seguida de revolucionarios, contra Manuel y Juan Pacheco, y en la que conoce el señor Fiscal Auditor de Guerra, quien por decreto del día de ayer mandó salga otorgando fianza en los mismos términos que le dio a Isidro Cuiza. Debiendo comparecer todos los días ante las autoridades a horas nueve de la mañana y no salir fuera de las goteras de la ciudad”.
Manuel y Juan Pacheco participan el 28 de diciembre de 1811 en la liberación de los patriotas hermanos Nogales, que eran conducidos presos a Lima bajo la custodia de 13 soldados del Ejército Real, de acuerdo con la “Sentencia pronunciada por la Audiencia de la Plata en la causa criminal del Dr. Pedro Vicente Cañete, Fiscal, contra Manuel y Juan Pacheco”, del 15 de diciembre de 1812, que se encuentra en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB).
En la cárcel, junto a Andrea, se encuentran también Isidro Cuiza y Manuela Salazar —hijo y esposa del guerrillero Alejo Cuiza Gómez—, además de Juan de Dios Arias, tío paterno de la Arias.
Andrea participa activamente en la Guerra de la Independencia junto a su prima Francisca Barrera. La misión que sostienen ambas es de vital importancia para mantener informados a caudillos como Vicente Camargo, José Ignacio Zarate, Manuel Asencio Padilla y a todos los patriotas que luchaban en la causa libertaria.
Llegan los correos, conducidos por los llamados bomberos, a su vivienda de la esquina de lo que hoy conforman las calles Ingavi y Bustillos, conocida en su tiempo como la “Casa de las Arias y Cuiza”, pues allí ingresaban con correspondencia confidencial para ser a su vez enviada a sus destinatarios. Las Arias y Cuiza, además de Barrera y Cuiza, no conocen de escritura y lectura, por lo que tienen por secretario al patriota Gregorio Vargas, quien coopera a las dos potosinas en el cometido de tan alto riesgo.
Lamentablemente para los insurgentes, el año de 1816 resulta de enormes fatalidades. Las fuerzas españolas han planificado una gran ofensiva, logrando reducir a los grupos guerrilleros y ocasionando la muerte de varios de sus líderes. Andrea Arias y Cuiza y Francisca Barrera y Cuiza, igualmente son sorprendidas en su actividad clandestina y conducidas a la cárcel bajo fuerte custodia; pero en vano sus captores intentan conseguir información que incrimine a sus parciales. Grande fue la valentía de las dos prisioneras al no sucumbir a las torturas de sus opresores.
El ajusticiamiento
Al redoble de los tambores y la voz de pregonero, son finalmente conducidas al cadalso para su ajusticiamiento, al centro de la plaza del regocijo. Según el documento “La Arias y Cuiza y la Barrera. Potosí-Bolivia. El Tiempo 1889”, de Adolfo Vargas, “fueron presentadas en público, desnudas, flageladas sobre un cañón y luego de mutilárseles las manos y cortarles la lengua, propia de la barbarie primitiva, se consumó el año 1816”.
Andrea, a la edad de 26 años, y Francisca Barrera a los 31, ofrendan sus vidas a la causa de la libertad. Dignísimas mujeres, madres, valientes y patriotas, Andrea deja en la orfandad a sus pequeños hijos Calixto, de un año, y Mariano, de cinco, mientras que Francisca a Marcelina de diez años.
A ellas todo nuestro tributo y reconocimiento por haber aportado a la digna causa de la libertad. ¡Honor y gloria a las heroínas potosinas! •