Dispepsia

El diagnóstico de dispepsia es uno de los más frecuentes en las consultas de gastroenterología y de atención primaria. Sin embargo, el término “dispepsia” resulta confuso en su utilización debido a la falta de...

Dispepsia Dispepsia

Dr. Joel Gutiérrez Beltrán
Ecos / 18/12/2016 00:57

El diagnóstico de dispepsia es uno de los más frecuentes en las consultas de gastroenterología y de atención primaria. Sin embargo, el término “dispepsia” resulta confuso en su utilización debido a la falta de consenso sobre su significado.

Algunos médicos lo emplean para referirse a cualquier tipo de molestia digestiva, otros para agrupar aquellos síntomas desencadenados por la ingesta, mientras que para otros es sinónimo de enfermedad ulcerosa péptica. Aún más, no es raro que ciertos profesionales cataloguen de “dispépticos” a aquellos pacientes en los que no encuentran una explicación razonable de sus molestias o, más especialmente, cuando les atribuyen un origen psicológico.

Etimológicamente, dispepsia proviene de las palabras griegas “dys” (malo o difícil) y “pepto” (cocer o digerir). Por lo tanto, su significado estricto es “mala digestión”. La definición más utilizada, y también la más laxa, ha sido la de “síntomas abdominales, episódicos o persistentes, que los pacientes o los médicos creen ser debidos a alteraciones de la porción proximal del tubo digestivo”.

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En la actualidad, se define como cualquier dolor o molestia localizada en la parte central del abdomen superior. Molestia (o “disconfort”) se refiere a una sensación negativa no dolorosa tal como hinchazón abdominal, saciedad precoz, distensión o náusea. Los síntomas pueden ser continuos o intermitentes, y estar relacionados o no con la ingesta

El dolor/molestia debe localizarse próximo a la línea media abdominal, de tal forma que el dolor en los hipocondrios derecho o izquierdo no se considera característico de la dispepsia. La pirosis tampoco es parte de la dispepsia debido a su considerable especificidad para la enfermedad por reflujo gastroesofágico.

Clásicamente la dispepsia se ha dividido en: ulcerosa y no ulcerosa. Sin embargo, esta clasificación no parece ser muy adecuada ya que la enfermedad ulcerosa es solo una de las posibles causas orgánicas que pueden producir síntomas dispépticos. Es más apropiado clasificar la dispepsia en orgánica y no orgánica, o funcional. Las causas orgánicas de la dispepsia son múltiples, unas digestivas y otras extradigestivas. Entre las digestivas se encuentran la enfermedad ulcerosa péptica, el cáncer gástrico, y las enfermedades pancreáticas. Entre las causas extradigestivas cabe destacar la diabetes mellitus, la uremia, la insuficiencia adrenal y las alteraciones hidroelectrolíticas.

El tratamiento de la dispepsia orgánica dependerá de cuál sea el diagnóstico individual; en el caso de la enfermedad ulcerosa péptica no hay dudas de que se procederá a la erradicación de Helicobacter pylori. Cuando el diagnóstico es de dispepsia funcional suele plantearse un serio problema ya que, actualmente, no existe un tratamiento que sea verdaderamente eficaz en todos los casos. Este hecho no es de extrañar si consideramos la heterogeneidad de este síndrome y nuestro escaso conocimiento sobre su etiología. Los diversos tratamientos empleados se han basado en las distintas hipótesis patogénicas: 1. Alteración de la secreción ácida gástrica, 2. Alteración de la motilidad digestiva, 3. Alteraciones de la percepción visceral gástrica y 4. Alteraciones psicológicas.

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