Fotos con alma
Cristian Flores se volvió a enamorar de Sucre a través del lente de su cámara. Sucedió el 2015 en los alrededores de La Recoleta, uno de los lugares más románticos de la ciudad colonial. A partir de esa relación...
Cristian Flores se volvió a enamorar de Sucre a través del lente de su cámara. Sucedió el 2015 en los alrededores de La Recoleta, uno de los lugares más románticos de la ciudad colonial. A partir de esa relación que se fue forjando entre la bruma de frías madrugadas, atardeceres con celajes impresionantes, arcos de medio punto, perfiles de campanarios, calles empedradas, noches de apasionadas tormentas como sólo en Sucre se pueden experimentar, acompañadas de relámpagos que cortan la respiración y truenos que estremecen; el fotógrafo empezó a subir cerros y cruzar ríos para llevar ese amor a un nuevo nivel. Primero conquistó las montañas aledañas a su ciudad natal y desde la cima comenzó a mirar más allá.
“La fotografía me permitió comprender que es un lenguaje que transmite un poderoso mensaje que ha cambiado mi vida totalmente”, dijo Flores quien tiene casi 3.000 seguidores en facebook quienes le dan “like” y elogian sus sobrecogedoras tomas.
2016 para Cristian ha sido un año de viajes. Ha recorrido muchos lugares sacando fotos; entre ellos Trinidad, Samaipata, Potosí, Buena Vista, Montero, Cobija, Palca, Copacabana, Vallegrande, La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Llallagua, Potosí, Tupiza, Aiquile, el pueblito de Mendoza en Chuquisaca, Laguna Suárez o Villa Serrano por mencionar algunos lugares. Escaló el Huayna Potosí o la montaña Achachi en Chuquisaca, entre otras. En esta edición presentamos algunas de sus mejores tomas.
“Sucre y Bolivia en general representan un cuadro de infinitos colores y personajes que desbordan la mente más imaginativa. Sus danzas, paisajes, tradiciones y gente, hacen que las posibilidades de capturar momentos y lugares singulares sean inagotables. Pienso que hasta mis últimos días tendré algo nuevo que retratar cada jornada”, reflexionó.
En foros internacionales, donde lo han invitado a ser jurado, le han dicho que sus imágenes parecen parecen “dotadas de alma”. Por ejemplo la de unos bueyes tirando el arado, ganó en la categoría blanco y negro en el concurso “Fotografías en Libertad”. Al mismo tiempo ECOS la publicó por ser la primera toma suya del 2017, en la edición del 8 de enero.
Cuando se le preguntó qué hace cuando no tiene una cámara en sus manos, dijo que abraza más a sus hijos Fabiana y Samuel, pasea tomado de la mano de su esposa, Paola. También ejerce la abogacía aunque confiesa que no le gusta mucho. Más allá de sus expectativas y planes, los requerimientos por sus servicios como fotógrafo lo han desbordado y no descarta la posibilidad de vivir de la fotografía de aquí a un tiempo. Reside en Santa Cruz, pero cada dos semanas está en Sucre realizando sesiones. •