¡Amigas por siempre!
Las mujeres, con la complicidad y empatía natural que emerge entre ellas cuando están juntas, suelen compartir percepciones, frustraciones, anhelos, alegrías, dudas y temores, convirtiéndose en una fuente de consejos...
Las mujeres, con la complicidad y empatía natural que emerge entre ellas cuando están juntas, suelen compartir percepciones, frustraciones, anhelos, alegrías, dudas y temores, convirtiéndose en una fuente de consejos y alguien con quien poder liberar sentimientos, desahogar tensiones, canalizar emociones y convertir en confidentes de las experiencias de vida; por lo cual, más allá de servir como una terapia, previenen cualquier arrebato emocional.
Cada mujer tiene sus propias experiencias, sentimientos y afectos sobre el amor, la amistad y el perdón. Cada una porta sus valores, sus principios y sus heridas.
Según investigaciones realizadas por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), la amistad entre mujeres es muy especial, porque reaccionan a la tensión con conexiones sinápticas que les permiten entablar y mantener relaciones con otras mujeres.
Además, el repertorio de comportamiento de la mujer ante el estrés o la presión del medio se incrementó pues ya no pelea o escapa asustada, como sostiene Laura Cousino, profesora de Salud Bioconductual de la Universidad de Pensilvania.
Al parecer, gracias a la hormona oxitocina (responsable del amor, la fidelidad, la compasividad, la amabilidad y de que las mujeres puedan parir y tener leche materna, entre otras funciones) la mujer moderna se motiva a cuidar y entablar relaciones, entonces queda claro que la amistad calma su mundo interno, ayuda a recordar quien es una, a llenar los vacíos emocionales y contrarrestar cualquier frustración.
A veces, se busca en las amigas soporte, complicidad o un espacio donde ser “libres”. “Mi amiga es mi incondicional, es la persona que lo sabe todo y aun así me acepta…”, expresan muchas mujeres.
En este marco, el riesgo de no tener una red de apoyo conformada por grandes y buenas amigas, reconocidas como seres humanos diferentes y con algunos defectos, puede afectar la salud emocional de cualquier persona, sea adolescente, joven, adulto o anciano, alerta la psicóloga Orietta Sánchez, magister en Salud Mental Comunitaria de la Universidad Andina Simón Bolívar y con una vasta experiencia laboral.
¿Qué es la amistad?
Para Sánchez, la amistad es un vínculo que une a dos o más personas con lazos indestructibles, que sobreviven al tiempo y el espacio, puede ser constante o variable, asociada a historias personales o experiencias de vida. Además está unida a valores como la lealtad, la solidaridad, el amor, la honestidad, la constancia y la complicidad.
“Para mí, la amistad está representada por aquella persona que siempre está a mi lado. Que es capaz de ponerse en mis zapatos y reconocer mis sentimientos (triunfos o fracasos) como propios, con la certeza de que puede censurar o redireccionar mi actuar cuando lo considera inadecuado, con la seguridad de que más allá de la crudeza de sus palabras y mi reacción, sus mensajes son bien escuchados y recibidos. En resumen, es un hermoso y preciado regalo”, expresa la psicóloga.
La amistad supera todas las barreras
Muchos piensan que la similitud garantiza el éxito en las relaciones y mientras más elementos en común se tenga todo será más llano y fácil, como tener el mismo nivel socieconómico, intereses culturales, ideas y otros.
Pero no hay que olvidar que mientras más diferentes sean dos personas, hay más conceptos, ideales o principios de los cuales hablar.→
→Además, las relaciones de amistad pueden surgir en los contextos más diversos e inesperados. Puede haber amigas con quien compartir metas e ideas sociales pero no religiosas, otras pueden ser de la misma raza y posición social, pero con pensamientos diferentes.
Esta gama de amistades permite diferenciar a las amigas y mejores amigas de aquella que es como una hermana.
“A veces la diferencia es el factor que fortalece la amistad, porque complementa como personas y amplía los puntos de vista debido al intercambio de ideas, información y sentimientos. Por eso la amistad puede surgir entre personas dispares”, comenta Sánchez.
¿Existe la verdadera amistad?
Sí, y está representada por esa mujer con quién se compartió mucho en la vida, que construyó su historia personal en base a valores comunes y que no sufrió mayor alteración que las arrugas que deja el tiempo.
Hay amistades que se construyen a lo largo de la vida, que surgen en la escuela o en el colegio y que sufren separaciones temporales marcadas por nuevos amigos, enamorados, viajes o elecciones vocacionales, pero que en el primer reencuentro reflejan que la relación de amistad no fue afectada por la lejanía.
“Hay que tener en cuenta que las mujeres cumplen múltiples roles: son madres, esposas, trabajadoras, hermanas, tías y amigas, por lo cual, en algún momento de la vida uno de los roles quedará relegado, pero si los cimientos de la amistad siguen siendo sólidos es como si el tiempo no pasara.
Hay gente que piensa que la amistad verdadera no existe y se convirtió en una utopía porque el ritmo de vida actual impide relacionarse con otras personas con la profundidad deseada, pues se sacrifica el bien común por los intereses personales.
“Sin embargo, yo conozco a grandes mujeres que supieron acomodar las demandas de la sociedad en la construcción y mantenimiento de fuertes vínculos con sus pares, generando lazos sólidos y duraderos donde prevalecen el tu y el nosotros”, manifiesta Sánchez.
¿Y cuándo una le falla a la otra?
Uno de los grandes defectos en las relaciones humanas, es pensar que la mejor amiga es perfecta, que no puede equivocarse y mucho menos fallar. Ahí está un gran error porque como todos puede tener días malos, preocupaciones laborales o familiares que ocupan su tiempo y pensamientos. Mientras tanto, la otra parte, sin analizar la situación, piensa que su amiga le falló porque no recibió una respuesta.
Es decir, ella, que era el baúl de sus emociones, pensamientos y proyectos ahora no es nada. En estos casos es importante hacer un balance y evaluar quién falló a quién. “En lo personal, pienso que todo depende del valor que se haya roto”, sostiene la psicóloga.
¿Una amiga es irremplazable?
Las amistades tienen diversos grados de complicidad, unión y fusión, que varían desde la amiga ocasional o lejana, hasta aquella a quien se considera la mejor de todas, a la que se le otorga ciertos poderes y un grado muy superior a las demás.
“La base de las amistades recaen en un conjunto de valores y principios que se comparten y nutren cada día, lo que permite remplazar o no a esa persona. Por tanto, mientras más principios en común se tengan, es más irremplazable y otras son más distantes”, explica la experta.
Amigas en las malas
Las amigas o amigos se transforman en un elemento clave en el momento de enfrentar un duelo, no solo haciendo referencia a muertes o pérdidas físicas, sino también rupturas, cambio de trabajo, alejamiento de seres queridos o incluso el crecimiento de los hijos.
Las amistades se convierten en un muro de lamentaciones, en las depositarias de todo el dolor, de las culpas o remordimientos que a veces no se pueden mencionar en voz alta.
La función que ellas tienen en esos momentos cruciales es estar allí, hacer notoria su presencia física, emocional y espiritual; escuchando, acompañando, aconsejando, aceptando a la otra persona como es y sosteniéndola. •
Evolución de la amistad por etapas
Las amistades van de acuerdo con la edad que se tiene. Entre los cinco y diez años, las amistades son variables y conllevan múltiples beneficios.
Sirven para aprender a compartir, controlar el carácter, ser más comprensivos, seguros y extrovertidos. Desarrollan la capacidad de cooperar con los demás y la voluntad de alcanzar metas comunes.
Si estas amistades persisten con el tiempo, se convierten a futuro en amistades verdaderas.
En la adolescencia la meta principal de las amistades es el sentimiento de pertenencia al grupo, ser parte de algo más grande, ser aceptadas y populares si es posible. Es lo más ansiado en ese momento de la vida.
Entre los diez y 20 años de edad, muchas amistades ya no tienen el carisma desinteresado de antes; las relaciones pueden darse por intereses individuales (ser amiga de la más linda), o grupales (nos ayudará en mate…) que beneficiarán a corto o mediano plazo y se desecharán cuando se hayan cumplido los objetivos.
En la juventud, entre los 20 y 30, la cosa cambia, muchas amistades surgen por interés, en busca de alcanzar un beneficio personal, social o laboral. Será difícil mantener ciertas amistades porque estará de por medio la hipocresía y frialdad.
Es más probable mantener las amistades pasadas, que aunque parezcan distantes, son las primeras en estar presentes cuando surge una crisis.
Cuando se es adulta, llena de experiencia y aprendizajes de vida, los grupos de amigas se reducen, son más íntimos y con la riqueza del vínculo relacional.
Está llena de valores comunes, palabras sinceras y aceptación incondicional. En esta etapa de la vida, las amigas verdaderas se vuelven en una fuente de energía, vitalidad y proyección incondicional, haciendo sentir a las demás libres, únicas y seguras.