“Sí Puedo”: Autosuficiencia en niños Down
Niños con síndrome de Down descubren sus talentos y reciben capacitación para que con el tiempo sean autosuficientes y puedan encarar la vida cuando ya no estén sus padres. Este es un logro del proyecto “Sí Puedo”...
Niños con síndrome de Down descubren sus talentos y reciben capacitación para que con el tiempo sean autosuficientes y puedan encarar la vida cuando ya no estén sus padres. Este es un logro del proyecto “Sí Puedo”, de la organización regional del concurso Miss Chuquisaca en convenio con el Rotary Club Chuquisaca.
Maritza Blanco, directora regional del certamen de belleza, informa a ECOS que el Rotary se fundó el 25 de mayo de 2016 pero antes ya realizó algunos proyectos, como el “Sueño Rotariano” o el “Rota Amistad”, de los que participaron niños con discapacidad física de la Escuela Taller Integrado (ETI). A ellos, el 21 de septiembre pasado se les brindó asesoramiento de imagen, corte de cabello, arreglo personal, una sesión de zumba con video tutorial, refrigerio, la actuación del grupo “La Hora Loca” y, por último, una fiesta en el Centro Cultural Orígenes.
Al ver los resultados, es decir, cómo fue la reacción de los niños —que son inteligentes emocionalmente— decidieron poner en marcha el proyecto “Sí Puedo”. De esta manera también encaraban un problema de alta sensibilidad: la falta de inclusión en la sociedad de los niños con síndrome de Down.
Estimulación
“Si bien las personas con discapacidad no tienen el mismo desarrollo físico o intelectual, tienen otras cualidades que se pueden estimular para que logren realizarse como seres humanos; por ejemplo, las musicales, artísticas, gastronómicas… Cosas que, vieron ellos, pueden realizar con un poco de ayuda y mucha constancia”, explica Blanco a ECOS.
Se tomaron en cuenta los intereses, aptitudes y gustos de los niños con Síndrome de Down por alguna actividad en particular, de tal manera de lograr en ellos un hábito de constancia para que en un futuro próximo puedan tener una ocupación que les permita autosustentarse.
Con el “Sí Puedo” siguen una iniciativa de Save the Children, porque es motivante, da fuerza y seguridad para hacerlo, agrega la entrevistada.
“Sí Puedo”
El proyecto tiene ochos áreas y aunque inicialmente se consideraron solo cinco debido a las limitaciones económicas y logísticas, más tarde se ampliaron a ocho.
Ante las dificultades propias de este tipo de actividades, se recurrió a la Fundación síndrome de Down. Marina Rodas, entonces presidenta, convocó a una reunión a los directorios de la organización del Miss Chuquisaca y del Rotary Club Chuquisaca; luego, los padres de los niños manifestaron su acuerdo con el proyecto.
“Muchas veces para llevar adelante el concurso Miss Chuquisaca tenemos que utilizar recursos propios porque se realizan cuatro antesalas, con un gran despliegue de sonido, luces y gente trabajando. En este marco, la organización del Miss Chuquisaca decidió donar un monto de lo recolectado en esta actividad al Rotary Club Chuquisaca para que ellos sean los encargados de llevar adelante el proyecto con los recursos del certamen”, detalla Blanco.
El proyecto se dividió en tres fases, dos de las cuales ya han sido cumplidas: las entrevistas psicológicas y evaluaciones psicosociales y la selección por áreas. En la tercera y última se realizarán evaluaciones para detectar las deficiencias y fortalezas de esta experiencia.
Entrevistas y evaluaciones
A esta fase se presentaron 43 niños, todos de la Fundación Síndrome de Down. Se elaboró una ficha psicosocial para hacer seguimiento a cada participante. Según Blanco, el 82% de ellos tenían entre 3 y 22 años de edad, pero había varios menores de dos años, razón por la cual modificaron el proyecto y crearon un área especial para ellos. Una característica del síndrome de Down es que la mayoría de los niños tiene un retraso en el desarrollo de su motricidad, lo que les complica dar sus primeros pasos.
Blanco se contactó con la fisioterapeuta parvularia especialista en niños Vania Montaño, del Centro de Estimulación Temprana “Lucía Manchitas”, quien aconsejó a los padres brindar→ →a sus hijos motivación desde pequeños, para que puedan desarrollar sus músculos, mejorar los reflejos, el gateo y los primeros pasos.
Mientras transcurrían las entrevistas se dieron cuenta de que varias niñas, de entre 17 y 22 años, sabían cocinar y tenían habilidades para esta área. Así hicieron gestiones con el Instituto Gastronómico de las Américas (IGA), para ver de qué forma les podían colaborar. Allí les dijeron que no podía ser para 2016 porque estaban con refacciones, pero sí para 2017. Posteriormente se creó el área de Arte y Creatividad.
Solicitaron autorización de los padres para que sus hijos pudieran asistir a los cursos respetando algunas reglas como la puntualidad y nada de celulares. Además, les pidieron especial cuidado en la salud física y emocional de los niños.
Los padres también autorizaron a los organizadores del proyecto a tomar fotografías de los participantes para hacerlas públicas, como una forma de integrarlos a la sociedad porque todavía hay muchos prejuicios que giran en torno al síndrome de Down.
“Mucha gente tiene aún la mente cerrada: se apartan o se asustan cuando los ven. Incluso hay padres que se avergüenzan de sus hijos, los ocultan o piensan que son un ‘castigo de Dios’, cuando lo que tienen sus hijos es una anomalía congénita que no se sabe por qué ocurre en el momento de la concepción”, comenta Blanco.
Selección por áreas
En la segunda fase se seleccionó a los participantes de acuerdo con sus aptitudes o a la inclinación que demostraron en algunas áreas. Se trabajó con: belleza, danza, arte y creatividad, música, estimulación temprana, gastronomía, fotografía y tecnología.
“Los padres no somos eternos, yo tengo una niña con capacidades diferentes y, cuando yo ya no esté, no quiero que mi hija se sienta impedida de hacer las cosas más básicas. Ellos deben aprender a hacer las cosas que les gusta para que así puedan valerse de esos conocimientos y enfrentar la vida cuando ya no estén sus padres”, expresa Blanco.
En la mayoría de los casos, la capacitación en las diferentes áreas solo dura un mes y medio. Los organizadores esperan que este proyecto llame la atención de las autoridades hacia este grupo de personas que es uno de los menos atendidos: muchos de ellos no podrán conseguir una licenciatura ni terminar el bachillerato y lo que necesitan es que se les capacite en ocupaciones técnicas y prácticas. Solo necesitan constancia en el aprendizaje.
Una de las madres comenta a ECOS que “es muy lindo ver cómo en 'Cachita Spa', María del Carmen Calla les enseñó desde lo más básico con el lavado del cabello, la frecuencia, el uso del champú, el secado, peinados, belleza, manicura, pedicura y maquillaje artístico. Ella canceló reservas de sus clientes porque la atención de los niños requería de toda su dedicación. Emociona ver cómo una de las niñas pinta las uñas y cómo otra sabe trenzar el cabello maravillosamente”.
“Varios niños no solo participan en un área, sino en dos o tres”, acota otra de las mamás. El área de danza es la que tiene más participantes y la de arte y creatividad, todo lo contrario.
Un padre se muestra emocionado al “ver por primera vez cómo mi hijo ha logrado escribir su nombre en la computadora”. Y una madre, feliz porque “en el estudio de fotografía Koketos les enseñaron desde lo más básico de cada cámara; después les pidieron a todos los niños que lleven su objeto favorito para que les tomen fotografías y eso están haciendo, ¡con qué paciencia e interés!”.
De igual forma, otra progenitora expresa: “Edwin Oroza, propietario del taller 'Arte y Creatividad', tuvo la delicadeza de elaborar un currículo de acuerdo a la realidad de los niños con síndrome de Down. Les enseña de tal forma que los niños aprenden enseguida”.
Los colaboradores
Los profesionales que colaboran con el proyecto “Sí Puedo” son expertos de primer nivel. Por ejemplo, el chef Lucas Ovando, de IGA, tuvo una primera experiencia junto a niños con síndrome de Down en Paraguay. De igual forma el Ballet Gil Dance trabajó el año pasado en el Instituto Psicopedagógico “Ciudad Joven San Juan de Dios”, donde impartieron clases de psicoballet para los niños que tienen menos movilidad.
Los niños que son capacitados en música y canto en la Academia La Razza participaron con esa estudiantina en el Carnaval de Antaño, ganándose el aplauso del público.
La convocatoria de este proyecto se lanzó en septiembre de 2016 y en octubre y noviembre se elaboraron las fichas psicosociales. Actualmente, los participantes están en plena capacitación y finalizarán sus clases el próximo jueves.
Después, comenzará la tercera fase con las evaluaciones que permitirán mejorar la segunda versión del proyecto “Sí Puedo”.
El 21 de marzo, Día Mundial del Síndrome de Down, será la clausura con la entrega de certificados a los esforzados participantes. •
Las ocho áreas del proyecto “Sí Puedo”
Área Danza
Academia Gil Dance, con psicoballet, bellidance y modelaje, a cargo de los instructores Fátima Keder y Juan José Arce.
Área Arte y Creatividad
VEEO Diseños, con el instructor Edwin Oroza.
Área Musical
Academia Musical La Razza, con el instructor Sebastián Gutiérrez.
Área Gastronomía
Instituto Gastronómico de Las Américas (IGA), con el instructor, chef Lucas Ovando.
Área Tecnológica
Tecnológico Boliviano Alemán (TECBA), con las instructoras Mirtha Flores y Carina Amonzabel.
Área Fotografía
Koketos Arte y Fotografía, con el instructor Alberto Burgos.
Área Belleza
Kachita Spa, con las instructoras María del Carmen Calla y Andrea Ribera.
Área Estimulación Temprana
Centro Lucía Manchitas, con la instructora Karen Vania Montaño.