Lope, el conquistador
En el Día Internacional del Libro, una novela histórica y juvenil de dos sucrenses: madre e hija
“Ahora que sabemos que la Tierra es redonda, solo nos queda conquistarla. Hasta su fin…”. Esta frase encabeza la tapa del libro “Lope, el conquistador”, de las autoras chuquisaqueñas Diana Gonzáles y Francesca Oña, madre e hija unidas esta vez en las páginas escritas e ilustradas de una novela histórica y juvenil.
Se trata del segundo título de la editorial sucrense Calamar y sin duda lo especial de esta obra, presentada el viernes en homenaje al Día Internacional del Libro (que se recuerda hoy) en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, no solo va en la prosa, con la implícita característica de la identidad chuquisaqueña y también potosina, sino en que está hecha a cuatro manos: las de Diana (la madre, escritora) y las de Francesca (la hija, ilustradora). ECOS las entrevistó a las dos:
ECOS. ¿Por qué una novela histórica y juvenil en estos tiempos?
Diana Gonzales (DG). Cuando empecé a hacer narraciones largas, esas de largo aliento que llamamos novelas, mi premisa fue siempre la de darle un sentido de utilidad; claro, además de estética y dinamismo capaces de motivar su lectura. Y en este caso, el escribir para chicos “algo más grandes” fue realmente fuera de serie.
ECOS. ¿Por qué?
DG. Porque yo nunca había hecho literatura juvenil, aunque las “Historias de Media Noche” ya tuvieron algo de ella, y porque queríamos una novela diferente, algo que por supuesto fuera nuestro. Sabemos que la identidad es todo un tema en esta época de globalización, pero a la vez pretendíamos también que este libro fuera cautivador, emocionante y, por qué no, aterrador.
Francesca y yo lo encontramos (a Lope de Aguirre) como el personaje principal en una nota de periódico y quedé prendada. Lope fue un hombre alucinante, un ser de esos fatídicos en los que la historia se convierte en parte de su propia piel. Una leyenda que se desdobla en otra: la de El Dorado.
ECOS. Esta es una novela con historia, singular. ¿Hubo mucha investigación para escribirla?
DG. En verdad mucha; pero eso también fue increíble. Todo lo que se contaba sobre él y su expedición a lo largo del Marañón (hoy Amazonas) era mágico y nos deslumbraban los detalles: tipos verdes con cuerpos de algas, sirenas; monstruos, pero además las coincidencias…
ECOS. ¿Coincidencias?
DG. Y… sí. Mi casa, mis fantasmas.
ECOS. ¿Tu casa?
DG. Sí, además de la locura de saber que Lope fundó La Plata, nuestra querida ciudad capital junto a Pedro Anzures de Campo Redondo en 1538, y que además escribió la primera carta libertaria de estos pueblos al Rey de España y de sus colonias, Felipe II.
ECOS. Pero, ¿hay ficción también en tu novela?
DG. Mucha, pero apoyada por un texto que espero sea fácil para todos.
ECOS. La búsqueda de El Dorado… ¿es este el tema central?
DG. Tendría que ser, pero no. Es más bien un artificio el que sustenta toda la trama del libro: Lope es un ser demencial, como probablemente lo fueron también todos los conquistadores. Pero Lope, en esta novela, desarrolla su saga interior para crecer y lograr encontrar su destino. Y en él a la libertad, su bien mayor.
ECOS. Lope de Aguirre, el conquistador, ¿qué más puede ofrecer a sus lectores?
DG. Creo que este es un libro muy loco, que combina lo maravilloso y alucinante que pudo tener la aventura de buscar El Dorado con la otra maravilla que fue descubrir a Potosí. De encontrar junto a Lope a Ángela, la monja enana con quien él se casa en Machu Picchu, ya después de que ambos están muertos. De encontrar junto a ellos a los seres más alucinantes y espeluznantes también.
ECOS. Francesca, ¿cómo encaraste los dibujos de Lope?
Francesca Oña (FO). No quise hacer ilustraciones lineales respecto al texto, sino más bien lograr conceptos. Por eso los dibujos, si bien son sombríos, como la historia en sí, hilvanan con sus trazos lo inconsciente de la prosa, revelando al lector otras posibilidades más allá del texto.
ECOS. ¿Cómo es esto?
FO. Estoy, como ilustradora, inmersa en el trabajo de develar lo que está más cercano o lejano, quizá, de detrás de las palabras, de las frases, de la historia en sí del libro. Y creo que en Lope estoy no solo dándole un soporte de imágenes, sino que estoy construyendo un espacio novedoso y fantástico, capaz de impulsar al lector a ficcionar aún más allá del texto. •