El “autocuidado” está descuidado
Apoyar la instauración de una cultura ciudadana para que la gente aprenda a cuidarse, enseñar la normativa boliviana al respecto y fomentar el “autocuidado” son los propósitos de Carlos Loza Ugarte, experto...
Apoyar la instauración de una cultura ciudadana para que la gente aprenda a cuidarse, enseñar la normativa boliviana al respecto y fomentar el “autocuidado” son los propósitos de Carlos Loza Ugarte, experto en prevención de riesgos.
Este chuquisaqueño con experiencia laboral en Chile desea contribuir a implementar planes de prevención en ciudades como Sucre y Potosí, con la participación de toda la comunidad y el apoyo de las instituciones, para lograr cambios de actitud en aras de la seguridad de las personas.
Un ejemplo
Los trabajos en las calles del centro histórico para la ampliación de aceras dejan en evidencia la falta de seguridad que expone innecesariamente al peligro como si fuera algo normal, según la percepción de Loza.
En esas condiciones, este profesional cuenta a ECOS que pudo ver cómo la gente circula dificultosamente por vías peligrosas, entre medio de trabajadores, autos y equipo pesado, evitando huecos y buscando un lugar firme para pisar en un suelo inestable. Además, observó que los trabajadores no cuentan con botas y casco, lo cual es una prueba de que su contratante no les proporciona el equipo necesario.
No debe tomarse como natural que la gente trabaje y se desenvuelva de forma insegura y fuera de la regla. Aunque existe una normativa clara en Bolivia para prevenir accidentes, se la conoce muy poco. A esto se suma la falta de conciencia del “autocuidado” y el desinterés de las autoridades, que no la socializan ni fiscalizan su cumplimiento.
“Soy un convencido de que los accidentes se producen por un desconocimiento de la normativa boliviana”, enfatiza Loza.
Permisivos ante el peligro
Cuando te accidentas después de tener la falsa seguridad de que no te iba a pasar nada, a eso se le llama “conducta permisiva”. Por el contrario, la actitud correcta debería ser tener un control, todos los días, de los factores de riesgo, ya sea en el trabajo, en la calle, en el colegio o en la casa, para evitar accidentes.
“Autocuidado” es la preocupación constante por la seguridad personal, incluso fuera del trabajo. Loza dice que en Chile se lo toma en serio, a diferencia de Bolivia donde se actúa de forma “reactiva”, o sea después de una tragedia y no antes.
Más ejemplos
Que vayan personas encaramadas a una moto sin cascos ni pies en pisaderas; que haya obreros trabajando sin botas ni casco, o en alturas sin arneses, y albañiles moviéndose sobre andamios enclenques, y gente cruzando por mitad de una cuadra y no por el paso de cebra… Estas y otras circunstancias están normadas y reglamentadas, pero no se conocen o no se cumplen.
“Por ejemplo, la Ley dice que el trabajador ‘debe’ utilizar un equipo de trabajo (botas, casco, guantes, etc.) y no hay otra opción bajo la norma, pero raramente un capataz o patrón exige eso a sus obreros. Los obreros tampoco buscan su propia seguridad y salud”, enfatiza el experto consultado por ECOS.
A veces se da el caso de trabajadores que reciben equipos de protección y se resisten a utilizarlos. Entre las obligaciones del supervisor está la de asegurarse que lo hagan. “El trabajador debe adquirir la conciencia de cuidarse, lo propio quien contrata para evitar el problema de que su trabajador se accidente”, agrega.
Loza también menciona que cuando un agente de tránsito observa que alguien circula en su vehículo sin el cinturón de seguridad, el reglamento indica una sanción económica pero el policía no la aplica.
En el área de la construcción, hace notar que la norma dice que los andamios deben tener por lo menos 85 cm de ancho y estar totalmente cubiertos, para que por dentro se desplace el trabajador con arneses, casco y botas. En la realidad, los albañiles “hacen equilibrios” en tablones de 30 cm y sin equipo.
“Quien los alquile, debe alquilar el andamio completo. En Chile hay personas certificadas solo para armar andamios”, comenta el experto en seguridad.
Le puede tocar a cualquiera
Según Loza, en Bolivia no se tiene la “cultura de la prevención”, por lo que la gente no asume que el accidente le pueda tocar a cualquiera. Los medios de comunicación informan todos los días de imprevistos acontecidos en diferentes escenarios, con heridos y fallecidos, pudiendo haber sido fácilmente prevenibles. Enfatiza que esto se debe en parte al desconocimiento, porque la persona tiene demasiada confianza en que los accidentes les ocurren a los demás, no a uno mismo.
Accidentes en el hogar
En Chile, el país donde él trabajó, nada se deja al azar. “Me da envidia el nivel de autocuidado que tienen allá”, complementa al señalar que las autoridades deberían propiciar la enseñanza en barrios y colegios para disminuir los accidentes en los hogares.
La estadística chilena da cuenta de que el 70% de los accidentes con muerte en 2016 se producen en los domicilios y no así en el trabajo, porque allí hay mayor control.
Esto, añade el entrevistado, ha sido determinante para que las políticas del vecino país estén orientadas a prevenir los accidentes en las casas mediante la educación.
Un plan integral
“Sería ideal que se conforme, como en Chile, algo parecido al que ellos han denominado ‘Plan Integral de Seguridad Escolar’, conformado por padres de familia, alumnos y organismos como Bomberos, Policía, Defensa Civil, Cruz Roja y Scouts, entre otros. Ellos enseñan a los chicos a saber qué hacer frente a riesgos naturales, desde derrumbes e incendios hasta terremotos”, ejemplifica.
“En nuestras ciudades, cuando hay manifestaciones o gases lacrimógenos, nadie tiene un plan de emergencia y evacuación para sacar de manera ordenada a chicos al colegio. Ni qué decir si hubiera un temblor…”, concluye Loza. •
La cultura del “autocuidado”
La instauración de una “cultura del autocuidado” debería ser parte de las políticas públicas. “Tenemos que estar preparados para cualquier eventualidad, no tenemos que ser reactivos y tratar de hacer algo cuando ya sucedieron las tragedias”, previene Carlos Loza Ugarte, especialista en prevención de riesgos con experiencia en Chile.
Para ello propone la educación a través de videos y charlas que se difundan de manera gratuita con el respaldo de una o varias instituciones públicas y civiles.
En Chile, dice que todas las oficina del Estado relacionadas con la prevención de accidentes y riesgos de la población, junto con organizaciones civiles, favorecen el autocuidado. Una de ellas es la Asociación Chilena de Seguridad, que tiene injerencia en todos los trabajos que realice cualquier ciudadano y se dedica a brindar capacitación.
Un proyecto propio
Con el propósito de trabajar en la enseñanza de la normativa boliviana y el fomento al autocuidado, Loza presentó un proyecto a Tránsito, a la Facultad de Tecnología de San Francisco Xavier, a la Gobernación y a la Alcaldía. También la socializó en algunos colegios.
Aún no recibió ninguna respuesta y espera que las autoridades se muestren interesadas por lo fundamental que es crear la conciencia de cuidarnos en el trabajo y en el hogar.
“Las instituciones grandes deben crear exigencias y procedimientos donde no los hay. Por ejemplo cuando se riegan las plantas en la plaza principal, las jardineras están jalando las mangueras y la gente pasa por encima, cuando lo que debería hacerse es cerrar la circulación del peatón con barreras y letreros en los lugares donde hay mangueras y gente trabajando”, explica Loza.
Las tres “C”: Falta de cultura, de convicción y de control
Existe normativa en Bolivia que puede prevenir accidentes, como la Ley General 16998, de Higiene Seguridad Ocupacional y Bienestar. El problema radica en que no hay una cultura, una convicción y un control efectivo de su cumplimiento, hace notar el experto en prevención de riesgos Carlos Loza Ugarte.
Dice que todas las entidades con más de 10 trabajadores, ya sean estas instituciones, empresas, ONG o fundaciones, deberían tener un “Comité Mixto de Higiene Seguridad Ocupacional y Bienestar” donde un representante vele por la prevención de riesgos y seguridad de todo el grupo de empleados. Además, ese comité tendría que ser posesionado por el Director de la oficina del trabajo de cada ciudad.
Sin embargo, afirma haber constatado que incluso entidades grandes no tienen este comité o lo tienen pero no funciona.
Entre otras cosas menciona que la Ley exige hacer dos simulacros de incendio por año, pero nadie cumple con esto.
Aportando experiencias
“No hay trabajo tan urgente ni tan importante como para poner en riesgo la vida del trabajador”, reza el slogan de una de las empresas donde Carlos Loza Ugarte trabajó en Chile, un país que se toma en serio la cultura del autocuidado.
Cuenta que en Chile, los trabajadores, antes de realizar cualquier trabajo o faena, están obligados a llenar un formulario o procedimiento en el que se identifican los tipos de riesgo a los que se expone. “Es como un checklist donde, además, se debe explicar cómo se va a controlar ese riesgo”, explica.
En ese registro se puede indicar que usará un equipo de trabajo, desconectará la electricidad o pondrá un candado en los térmicos para que nadie más suba la corriente mientras realiza una instalación eléctrica, por ejemplo. “Cosas que parecen obvias pero, cuando se toman en cuenta de forma consciente y controlada, salvan vidas”.
Siempre lo primero es el cuidado del trabajador. Si algo atenta contra su salud o integridad, se comunica necesariamente al supervisor y este al encargado de prevención de riesgos para darle solución antes de iniciar el trabajo.