El mito de JFK sigue vivo

Se conmemora el centenario del nacimiento del presidente Kennedy, ícono político asesinado cuando tenía 46 años

El mito de JFK sigue vivo

El mito de JFK sigue vivo

John F. Kennedy junto a su esposa, Jacqueline Bouvier. Se acaban de cumplir cien años del nacimiento que fue motivo...

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Fue el más joven presidente. Lo asesinaron en 1963, cuando tenía 46 años. Continúa siendo un ícono en la política de...

Fue el más joven presidente. Lo asesinaron en 1963, cuando tenía 46 años. Continúa siendo un ícono en la política de...

Los Kennedy, el día del funeral de JFK.

Los Kennedy, el día del funeral de JFK.

Cuando aún era senador, junto a su esposa Jackie.

Cuando aún era senador, junto a su esposa Jackie.

Jackie y JFK, una relación perversa

Jackie y JFK, una relación perversa


    REDACCIÓN ECOS
    Ecos / 04/06/2017 04:22

    Aunque la leyenda continúa, en Estados Unidos los universitarios no sabrían hablar más de dos o tres minutos seguidos sobre John F. Kennedy en los que seguramente recordarían su sueño de llegar a la Luna, o que sentó las bases para las fuerzas de paz y lo mataron cuando tenía 46 años, según opina el politólogo Thomas Cronin.

    El pasado 29 de mayo se conmemoraron los 100 años del nacimiento de Kennedy, del que muchos analistas consideran uno de los mejores mandatarios que tuvo EEUU, con un liderazgo pragmático que pudo haber sido más abierto a los derechos civiles y que sus éxitos se ven más allá de su muerte. Eso a pesar de la información espontánea que pueda verter un joven estudiante norteamericano sobre su presidente número 35.

    La pregunta del millón

    En el incierto panorama actual, los estadounidenses siguen preguntándose qué habría podido lograr JFK de no haber sido asesinado aquel 22 de noviembre de 1963 en Dallas, cuando cumplía 1.000 días como huésped de la Casa Blanca. En ese tiempo se preocupaba por la ciencia, los derechos civiles, el arte y el deporte.

    Hoy, los actos conmemorativos del centenario de JFK demuestran que la imagen optimista de aquel hombre, el elegido presidente más joven de la historia de su país, sigue siendo un ícono político y nunca murió en el recuerdo de su gente.

    Él es parte de una dinastía, porque desde 1947 todos los años (menos dos), algún Kennedy ocupó cargos lectivos democráticamente; lo más cercano que EEUU tuvo de la realeza.

    Su visión de Estados Unidos

    En su breve mandato, el carismático y valiente JFK encarnó la promesa desbordante de posibilidades para los Estados Unidos del siglo XX, hasta que varios balazos terminaron con su vida. Lo mató Howard Brennan, de 45 años, quien esperaba el paso de su descapotable frente a la calle del Texas School Book Depository, en Dallas.

    Uno de sus más famosos discursos fue el de inauguración de enero de 1961, cuando desafió a las nuevas generaciones diciéndoles: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país”.

    En la época Trump, de grandes divisiones y brechas sociales, JFK vuelve a ser venerado como un símbolo de las esperanzas y aspiraciones de su país.

    Las contradicciones

    De acuerdo con Amanda Mars en un artículo publicado en El País de Madrid, “¿sería Kennedy el presidente más recordado de América si no lo hubieran matado? Probablemente no, pero es imposible saber cuál hubiera sido su obra de gobierno posterior para merecerlo o no. ¿Y es el más recordado solo porque fue asesinado? Tampoco. Estados Unidos tiene una negra historia de magnicidios, pero no se recuerda a William McKinley y James A. Garfield como se evoca a Abraham Lincoln o a JFK”.

    Mars recuerda también que William Leuchtenburg en 1973 dijo que JFK “acabaría tragado por la historia”. La misma autora señala que “todos los presidentes siguen midiéndose con Kennedy, a quien en tan solo mil días de Gobierno (1961-1963) se le reconoce haber evitado una guerra nuclear, haber puesto el foco en los derechos civiles y algo más intangible, haber llenado el país de optimismo”.

    En su escrito, titulado “Por qué se recuerda tanto a John F. Kennedy”, cita el histórico y extravagante objetivo del entonces presidente: llegar a la Luna.

    En contrapartida, se dice que no estuvo tan comprometido con los derechos civiles porque él y su hermano ignoraron las libertades civiles para entrar en una alianza infame con un director del FBI. Citando a Larry Sabato, autor de 'Kennedy Half Century', Mars indica que a eso se suma la invasión a la Bahía Cochinos en Cuba suma como uno de sus desastres, aunque aprendió de ello. “Los fallos morales de Kennedy son tan temerarios como los de Bill Clinton o los de Donald Trump”, dice Sabato.

    El análisis de Mars termina con una alusión personal que, sin embargo, es pertinente. “El mismo hombre de los discursos fabulosos tenía un sórdido historial sexual, había ganado las elecciones entre rumores de fraude, puso de fiscal general a su propio hermano y, según abordó hace unos años 'El lado oscuro de Camelot' (Seymour Hersh, 1997), hasta tuvo relaciones con la mafia”. •

    Jackie y JFK, una relación perversa

    La primera dama Jacqueline Kennedy Bouvier fue un fenómeno global y “Jackie”, el nombre más común entre las niñas nacidas en esa época.

    Su presencia contribuyó, según el senador John McCain, a crear un aura alrededor de la Casa Blanca, cuyas reuniones sociales eran legendarias, reconocidas como “un tiempo mágico”.

    A pesar de haber sido la más glamorosa primera dama, no tuvo una vida fácil junto a John F. Kennedy, al que ella consideró “el amor de su vida”. La relación entre ambos se fue complicando a medida que la carrera política de él iba en ascenso.

    Desde que JFK asumió la presidencia, el 20 de enero de 1961 sus infidelidades comenzaron a ser cada vez más frecuentes. El romance con Marilyn Monroe fue el más famoso de una larga lista y, Jacky siempre lo supo. Eso a pesar de que, a decir de sus más íntimos, él nunca fue un buen amante.

    Se dice que Jackie también tuvo amoríos; por ejemplo con el actor William Holden. Pero su sufrimiento la expuso a una creciente depresión. En 1957, JFK la hizo internar una semana en un manicomio con sesiones de electroshock, luego de una noche en la que ella perdió el control increpándolo por sus frustraciones.

    Cuando ese mismo año dio a luz a su primer hijo, las cosas empezaron a cambiar y recobraron la alegría. Aunque la relación no mejoró. A los dos años tuvo su segunda hija y, aparentemente, sus aventuras con otros hombres continuaron también.

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