Fray Vicente Bernedo, el santo de los mineros
Fray Vicente Bernedo es conocido como el apóstol de Charcas o el santo de los mineros. La Iglesia Católica tramita su beatificación por su ejemplo de vida, entrega hacia los más necesitados y los muchos milagros...
Fray Vicente Bernedo es conocido como el apóstol de Charcas o el santo de los mineros. La Iglesia Católica tramita su beatificación por su ejemplo de vida, entrega hacia los más necesitados y los muchos milagros que se le atribuye los cuales habría realizado en vida e incluso después de su muerte. En su honor el 28 de junio la comunidad de la iglesia Santo Domingo de Potosí inaugurará una casa que lleva su nombre.
Henry Tapia responsable de la iglesia y museo Santo Domingo de Potosí relata a ECOS algunos milagros de Bernedo.
Milagros
“Puedo testimoniar el caso del muchacho Mario Quecaña (informe que mandó a Roma), que cayó de un segundo piso, se fracturó el cráneo y estuvo en estado de coma en el nivel tres. Le llevaron la estampa de Bernedo y a los dos días se levantó y habló”, dijo el padre dominico.
Estaba desahuciado, los médicos dijeron que tenía un 95% de probabilidad de muerte. Mario recuperó plenamente su vida social, habla y camina.
Entre las crónicas, una cuenta la un niño campesino que murió ahogado el cual fue llevado al convento y Bernedo lo revivió, según relata Tapia.
Otro caso ocurrió hace pocos años, un bebé desahuciado de nueve meses que agonizaba fue sacado del hospital por sus padres y abuela para bautizarle en la iglesia y museo Santo Domingo para luego darle sepultura. “Estaba morado, sus labios tenían color marfil pálido, daba sus últimos respiros, entonces lo encomendé a Bernedo, lo bautice al lado de la lápida donde está enterrado, de ahí lo coloqué sobre la tumba, le puse la estampa sobre su cuerpo y el niño suspiró como si se le entrara el alma e hizo un gesto como si hubiese encontrado la paz”, dice Tapia.
Era las 9:00 de un domingo, el bebé tenía retención de líquido, a las dos horas expulsó todo el líquido que en una semana no pudo y en un par de días estaba sano.
Sin embargo, como la madre y la abuela eran poco crédulas, la salud del bebé nuevamente decayó. Según la versión de la abuela, lo llevaron al hospital en estado crítico donde murió, justo en ese momento ella gritó a Bernedo: ¡Devuélvele la vida a mi nieto! Y el niño reaccionó y volvió a la vida.
“Le pusieron sangre en las delgadas venas que tenía. Ahora vive y cada 19 de agosto viene para dar gracias por el milagro en su vida”, cuenta el sacerdote.
Otro caso ocurrió en 2016 cuando llegó a Santo Domingo una muchacha acompañada de sus profesores. “Ella junto con sus amigas había experimentado el juego Charlie Charlie, quedando trastornada y afectada psicológicamente. Entre cinco personas no podían contenerla, tenía una fuerza descomunal, estaba totalmente atormentada”, asegura.
Tapia le puso sobre la fría lápida de Bernedo, entonces las manos de la adolescente de 13 años se pusieron rojas y saltaba y gritaba diciendo ¡Me quema! ¡Me quema! Después dejó de llorar y encontró la paz.
Actualmente, Tapia pidió a nombre de Bernedo por la salud de un niño de nueve años que era mudo; hace unos meses llegó a Potosí con su familia procedente de Lima, Perú, después de muchas oraciones y rogativas dice que el pequeño empezó a hablar.
Proceso de beatificación
Fray Vicente Bernedo nació el 1 de febrero de 1562, cuando murió el 19 de agosto de 1619, por su testimonio de vida y milagros que se le acreditan, la Iglesia Católica inició un proceso para beatificarlo, una santidad en grado extraordinario.
Se empezó con el proceso indagatorio sobre su vida y virtudes, pero como Potosí, por entonces era una ciudad muy convulsionada por el tema de la minería, la extracción de la plata y el constante enfrentamiento entre Vicuñas y Vascongados no se pudo avanzar en esa causa.
Los requisitos del Vaticano para una beatificación son bastante exigentes y deben ser signos sobrenaturales.
La vida de Bernedo era fascinante, llena de sacrifico, entrega y santidad. Hay muchos escritos y biografías de esa época que estudiaron su causa. Dentro de la Orden de Predicadores Padres Dominicos hay una estructura que se dedica a promover la vida del santo ante los jóvenes.
Asimismo, en Argentina se promovió la causa de→ →Bernedo y se escribieron varios libros sobre su vida, hay ediciones recientes y antiguas como las crónicas de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela.
De acuerdo con el proceso de beatificación de la Iglesia Católica, primero se declara una vida virtuosa, después se declara siervo de Dios, luego comprobando un milagro se declara beato, después hay que esperar otro milagro y luego se declara santo.
Fray Vicente Bernedo fue declarado “Venerable Siervo de la Iglesia” por el Papa Juan Pablo II, cuando llegó a Bolivia en 1987, en Oruro. También le llaman apóstol de Charcas.
El proceso de beatificación se abre en el lugar donde se generó el milagro, debe estar documentado con una enfermedad incurable y difícil de explicar para la ciencia, para ello intervienen peritos en medicina, testigos oculares y personas allegadas al enfermo. Se hace un estudio sobre la persona y su familia, esa documentación se presenta al ordinario del lugar (el Obispo) que da su visto bueno a través de un Consejo.
Luego se manda esa documentación a Roma, donde hay un Dicasterio para la causa de los santos, donde se analiza la documentación recibida de todo el mundo. Analizan el informe, otros peritos definen si es o no es explicable el milagro y pasan un resumen al Santo Padre, afirmando que es un signo de Dios, entonces el Papa firma el documento y se fija una fecha para declararlo beato.
“Ahora con el avance de la ciencia un proceso ordinario puede durar unos dos años, una vez que llega a Roma puede demorar un año, todo depende de agilizar la documentación, lo difícil es que se dé el milagro y esto depende de la gente, pero como ahora es más incrédula, se hace mucho más difícil pero no es imposible. No depende del Santo, sino de la fe de la gente”, explica Tapia.
Otro milagro
Después, en 1826, por las leyes eclesiásticas de Sucre se clausuró el convento de Los Dominicos, los tres religiosos existentes fueron trasladados a La Paz. En 1831, el convento se convirtió en cárcel pública y así se perdió y destrozó la historia y presencia de la Orden de Predicadores Padres Dominicos por más de 300 años en Potosí.
En 1986 llegó desde Santa Cruz a Potosí el padre alemán Canisio Friedrich, quien había escuchado desde antes sobre la santidad del fraile. Luego de indagar descubrió que el cuerpo de Fray Vicente Bernedo se mantuvo incorrupto pese a que transcurrieron casi 400 años después de su muerte y fuese trasladado de un lugar a otro en medio de revueltas.
En 1987 Friedrich asumió la dirección de la iglesia y museo Santo Domingo, trabajó primero con la restauración de la misma y siguió con el convento que fue convertido en cárcel pública.
En 1997, Friedrich devolvió ese recinto a la Orden de Predicadores Padres Dominicos de Bolivia; según el sacerdote Henry Tapia, que ahora continúa con la obra de Friedrich, el hecho de que los religiosos retornaran oficialmente a Potosí después de 191 años de su clausura, fue otro milagro de Bernedo.
Bernedo en la Villa Imperial
La Orden de Predicadores Padres Dominicos tenía presencia en gran parte de El Alto Perú. Los religiosos llegaban desde España y se distribuían por diferentes conventos; en 1601 Fray Vicente Bernedo llegó a la Villa Imperial desde Cartagena de Indias, Colombia, a pie. contemporáneo de San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima y San Juan Macías
En la ruta que recorrió se encontró con muchos conventos y casas, donde predicó la palabra de Dios y dejó impregnada su presencia en esos lugares, hasta ahora se conservan lienzos sobre su visita.
Así empezó su apostolado por las gélidas tierras de la Villa Imperial, que por entonces se caracterizaba por dos aspectos: había una gran opulencia y mucha opresión hacia los indígenas y los negros por parte de los españoles.
Cuando Fray Vicente Bernedo llegó a la parroquia y convento Santo Domingo, se instaló en la torre. En esa época la espiritualidad era bastante acética, de sufrimiento, mortificación y renuncia.
De acuerdo con las crónicas, Bernedo vivió dos años en la torre, luego se enfermó con la gota, y otras patologías debido al frío intenso y los vientos inmisericordes que soplaban, entonces la comunidad decidió trasladarlo para que viva con el resto, pese a que no quería.
Escogió un rincón separado en una casita rústica y pequeña de adobe, piso de tierra y con una ventana pequeña frente al Cerro Rico, donde sólo había una silla y una mesa donde escribía y comentaba los escritos de Santo Tomas de Aquino, era profesor de filosofía en Quito; dormía sobre el piso cubierto con cueros de llama y se cubría con un phullu de confección indígena.
El apóstol se flagelaba, renunciaba a las comidas, consumía sólo lo necesario para poder sobrevivir, con un gran espíritu de trabajo y de sacrificio, por eso se ganó el sobrenombre de “santo de los mineros”.
Acompañaba a los mineros en las doctrinas o lugares de misión donde los religiosos evangelizaban a los indígenas, uno de esos lugares era la parroquia de San Pedro, que hasta ahora sigue siendo minera. Toda la gente quedaba impactada por todo lo que hacía.
En la colonia lo que se buscaba era la santificación y salvación de las personas, Bernedo vino a América con la premisa de salvar las almas mortificando el cuerpo.
Según el padre Tapia, como todo santo, fray Bernedo tuvo adeptos y detractores, incluso dentro de su misma comunidad había religiosos que cuestionaban su forma de vida y se burlaban de él, “Sólo le hicieron justicia después de su muerte, al ver las grandes romerías de gente que iba a la parroquia para despedirlo. Hasta ahora la gente de diferentes departamentos sigue visitando la parroquia por la vida que conocieron de Bernedo. Él está vivo en el recuerdo, la memoria y el corazón de los potosinos que se ha mantenido a lo largo de 398 años”, manifiesta.
Bernedo acudía a Vitichi (a dos horas de Potosí en vehículo) para predicar a los indígenas, iba a una montaña donde había una cueva donde se flagelaba, oraba y contemplaba la naturaleza.
Muerte
Fray Vicente Bernedo murió el 19 de agosto de 1619, desde entonces cada año la gente peregrina desde Santo Domingo hasta Vitichi el último domingo de junio, el recorrido dura unas cuatro horas.
El 19 de agosto se realiza una misa a las 13:00, hora en que murió Bernedo en la casita de adobe con piso de tierra donde vivía.
Según el relato de varios autores el velatorio de Bernedo duró dos días, la cantidad de gente que iba no permitía su entierro. Tuvieron que cambiarle varias veces porque la gente sacaba pedazos de su ropa para llevarse como recuerdo.
Cuando estaban a punto de enterrarle, alguien le rompió el dedo y empezó a salir sangre fresca, signo de que no coaguló. “Está escrito, su cuerpo hasta ahora se conserva totalmente intacto”, reitera Tapia.
Bernedo sólo fue retratado post mortem, pues nunca mostró su rostro porque era signo de vanidad. En esa pintura se puede apreciar las facciones esqueléticas del reverendo, porque apenas comía y dormía.
Hasta hace unos años estaba en un ataúd en la capilla, pero a petición del Nuncio de esa época, representante del Vaticano en Bolivia (para no entorpecer el proceso de beatificación) se lo enterró en la iglesia poniéndolo bajo tierra.
Cuando se produzca el milagro y el Vaticano declare que Bernedo es venerable, sus restos serán exhumados y será puesto en el altar para la veneración de la gente, finaliza Tapia. •