“Estamos mucho más alejados que antes de la independencia del Órgano Judicial”

Fue la primera mujer vocal de la primera Corte Superior de Justicia de Bolivia, hoy Tribunal Departamental de Chuquisaca, que tiene una historia de 192 años. Esta profesional conocida por su actuación en el área...

“Estamos mucho más alejados que antes de la independencia del Órgano Judicial”

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“Estamos mucho más alejados que antes de la independencia del Órgano Judicial”

“Estamos mucho más alejados que antes de la independencia del Órgano Judicial”


    Oscar Díaz Arnau ECOS
    Ecos / 06/08/2017 00:44

    Fue la primera mujer vocal de la primera Corte Superior de Justicia de Bolivia, hoy Tribunal Departamental de Chuquisaca, que tiene una historia de 192 años. Esta profesional conocida por su actuación en el área procesal penal y también por su compromiso con los menos favorecidos: la mujer, la niñez y los ancianos, vino soportando una persecución política que la llevó a una cuestionada suspensión. Ahora, después de tres lustros en una vocalía, anunció su retiro de la administración judicial.

    La abogada Elena Lowenthal, que accedió a su vocalía cuando en 2002 por primera vez se llamó a concurso de méritos y examen de competencia a nivel nacional para una Corte Superior, recibe en su casa a ECOS. Durante la entrevista, se expresa con claridad y se muestra como una mujer de gran temple, de valores y convicciones innegociables.

    Con su experiencia y, como ella dice, “con la conciencia tranquila”, hoy, que está a punto de entregar su despacho en Sucre, puede hacer un repaso de su carrera y evaluar la actualidad del sistema de justicia sin la presión del trabajo diario.

    ECOS. ¿Cómo encontró a la Corte Superior a un inicio, siendo la primera mujer vocal? ¿Sintió que había machismo en la institución?

    Elena Lowenthal (EL). En ese tribunal encontré unos caballeros que han demostrado respeto, conducta muy amigable, y he tenido la suerte de hacer sala justamente con quien fue mi docente, el doctor Mario Gonzales Durán.

    Como mujer, no he tenido malas experiencias. Yo he estudiado en un colegio mixto, el Alemán, donde recibimos una educación que siempre ha valorado a los seres humanos sin distinción de ninguna naturaleza.

    Probablemente para ellos (los vocales varones) ha sido algo difícil. Eran personas mayores que yo y, quizás (tuvieron) un sentimiento de paternalismo, inicialmente. Aprendimos a desenvolvernos en niveles de igualdad.

    ECOS. ¿Qué avances nota usted después de su trabajo en asuntos de familia, de niñez, de la mujer, de adultos mayores?

    EL. En el Ministerio Público, antes de las modificaciones a sus atribuciones, estuve casi 10 años trabajando en el área de familia, niñez y adolescencia. Tuve la suerte de compartir mucho con grupos de jóvenes, con las Defensorías (de la Niñez y la Adolescencia), tema mujeres y ancianos; también con el Centro Juana Azurduy.

    Siempre sufrimos en el país de una mentalidad poco práctica, en sentido de preparar, capacitar y sensibilizar a la gente, y de pronto por cuestiones circunstanciales, de cambios de Gobierno, personas que estaban avanzando en general son echadas a la calle. Lamentablemente eso ha pasado en esos años de trabajo con instituciones a cargo de la acogida de niños.

    La gente necesita ahí sensibilidad y amor hacia los niños, además de capacitación. Cuando se estuvo avanzando, habiendo asumido gente profesional, vienen los cambios institucionales y se desperdicia todo. Algo parecido pasó en las Defensorías. Lo propio en el área de violencia contra las mujeres. Eso no deja crecer institucionalmente.

    ECOS. ¿Y avances en el Órgano Judicial?

    EL. El Estado ha invertido ingentes cantidades de dinero en capacitar a fiscales y jueces. De toda la gente capacitada en la Escuela de Fiscales, creo que no hay ni uno. Lo propio con el Instituto de la Judicatura… se suponía que inicialmente esa gente preparada iba a hacer sus primeras armas en provincias, iba adquirir la suficiente experiencia para desenvolverse, y que poco a poco, conforme iban destacándose, irían avanzando en la capital… Lamentablemente, eso no ha pasado.

    ECOS. ¿Por qué cree que los jueces, en su día, denunciaron “condiciones adversas” y pidieron garantizar su “estabilidad” e “independencia”? Usted, que trabajó en tiempos de este y de otros gobiernos, ¿piensa que el Órgano Judicial está más lejos o más cerca que antes de su independencia?

    EL. Yo creo que estamos mucho más alejados que antes. Se ha pensado que la crisis de la justicia, por lo menos ese parecería el discurso, radicara solamente a partir del ámbito de sus funcionarios; pero eso no es así.

    Por mi experiencia puedo afirmar con absoluta certeza que en este distrito de Chuquisaca ha habido y hay jueces probos, que se esfuerzan todos los días para prestar el mejor servicio posible.

    Hay una visión generalizada de cómo ha funcionado el sistema de justicia en el eje central, pero la realidad en los demás distritos es diversa, por eso me indigna cuando se habla de los juzgadores en términos de generalización. En este departamento hay jueces que han trabajado todos los días con la mayor eficiencia posible, en el marco de la probidad y la ética, tanto profesional como personal.

    Lo que pasa es que las condiciones de adecuación institucional nunca se han dado. Se han emitido una serie de normas y nunca la institución ha sido adecuada para que puedan ser aplicadas.

    Ese desfase no solamente ha alcanzado al ámbito de los jueces, sino también al Ministerio Público. Cuando salí del Ministerio Público, el 2002, ya había adelantado en mi carta de renuncia que si no se incorporaba un mayor número de fiscales, si no se les daban los medios mínimos para trabajar, el sistema iba a colapsar; de nada iba a servir la nueva normativa. Lamentablemente, aquella manifestación se ha hecho realidad.

    Si no existe una adecuación institucional, es humanamente imposible que ni fiscales ni jueces puedan desempeñar sus obligaciones en la dimensión que espera la sociedad.

    ECOS. ¿A qué se refiere con adecuación institucional? ¿Cómo se revierte esta situación?

    EL. No solamente es un tema de personal —que desde luego es uno de los trascendentales: deberíamos triplicar el número de jueces y darles las condiciones de respeto, de dignidad, de estabilidad, para dejarlos trabajar adecuadamente—.

    O sea, no es posible que se presione de tal manera, porque es una locura lo que pasa internamente. No tienen derecho de levantarse del asiento para hacer una inspección, que es un acto jurisdiccional, si con carácter previo uno tiene que sacar una papeleta de justificación para el ámbito administrativo. No pueden salir a una emergencia de salud si no tienen, primero, una certificación de baja médica.

    Resulta que nadie se da cuenta de que hay jueces que llegan 7:30, están sin almorzar hasta las 9, 10 de la noche, todos los días, fines de semana, y si el lunes llegan cinco minutos tarde, son sancionados.

    No se entiende en los ámbitos administrativos que son los que deben ser de apoyo. No se entiende la dimensión real del trabajo que hacen los jueces.

    ECOS. ¿La presión es interna y también externa?

    EL. Los jueces están en una situación de presión interna y externa tan fuerte que yo creo que la mayoría está a punto del colapso por estrés. Una estructura que no respeta la calidad humana de sus servidores va a tener serias dificultades.

    ECOS. ¿Esto se ha dado desde siempre o ha cambiado en el último tiempo?

    EL. No, en los últimos tiempos se ha agudizado de manera lamentable.

    ECOS. ¿Y de qué manera se produce la presión externa?

    EL. Cualquier hecho que se suscite —sobre todo los más presionados son los del ámbito penal— la opinión pública ya ha juzgado y ha sentenciado, los medios de comunicación también, y el juez va a empezar a conocer el asunto a partir de toda una carga social que lo está empujando a asumir decisiones.

    Esa también es parte de la independencia; no es solamente cuando alguien que tiene poder llama por teléfono o recomienda a alguien, sino también todo ese contexto formado en relación al desempeño del juez.

    ECOS. Pero, ¿la presión política a los jueces del país es real o no?, ¿un hábito de este o de todos los gobiernos? ¿Cuánto de verdad y cuánto de mentira hay en esto?

    EL. Todo depende de cómo se accede a un cargo. Si la gente no accede por méritos, probablemente va a deber favores y, llegado el momento, quienes le han hecho el favor se los va a cobrar. Eso parece que enseña la experiencia en nuestro país, lamentablemente.

    El otro tema es: de acuerdo a las personas, me imagino que por su formación, son muy tendientes a quedar bien con el jefe o con aquellos que estén en una situación de poder mayor a la suya.

    De ahí que es posible que sean fácilmente accesibles para dar curso a algún tipo de solicitudes.

    Y en otros casos, otras personas, por intereses personales o particulares, apelan a la famosa frase: “hoy por ti, mañana por mí”.

    Esos son los ámbitos respecto a cómo pueden influenciar los niveles de poder y cómo reaccionan las personas. Sería ponerse una venda a los ojos el decir que nunca antes se hubiere ejercitado presiones hacia los jueces. Es probable que se hayan dado cualquiera de estas condiciones también con anterioridad, pero creo que se manejaban de manera, entre comillas, más discreta.

    Lo que se ha visto en los últimos años es, para mí, absolutamente vergonzoso. Hacia el Órgano de Justicia en general (se han dado) órdenes públicas directas para asumir decisiones. Y si eso ha llegado a ese extremo, desde luego que no voy a dudar de decir que para otros casos particulares se ha usado el mismo método.

    ECOS. ¿Vivió algo parecido cuando la suspendieron de su cargo?

    EL. He sido suspendida ilegalmente de mis funciones del 2011 al 2013. Ya antes, a partir del 2007, se abrieron una serie de causas penales (en mi contra) sin ningún sustento. Pero en aquella oportunidad se llegó a tal extremo que venían memoriales hechos en La Paz y se mandaban vía fax a la Presidencia del Tribunal de Chuquisaca para que sean presentados en el juzgado donde se tramitaban nuestras causas. Las órdenes venían directamente y se presentaban vía fax.

    Las instrucciones hacia la Fiscalía y las presiones que se ejercían hacia los jueces que conocían el asunto han sido realmente lamentables.

    ECOS. ¿Esos han sido los momentos más difíciles de su carrera?

    EL. Han sido, sobre todo, los más difíciles en el orden personal, porque en ese tiempo estuvieron de moda los ‘superfiscales’, que con grupos policiales, entre comillas, de asalto, iban a los domicilios de los procesados, los sacaban de su casa a cualquier hora y los trasladaban a La Paz.

    Se abrió un proceso en contra del doctor (Oswaldo) Fong (ex vocal) y de mí en La Paz, un proceso que pretendieron abrir en la Corte Suprema. Pero el fiscal (Edward) Mollinedo [más tarde condenado a tres años de cárcel tras confesar extorsión al estadounidense Jacob Ostreicher por órdenes del ex fiscal de Distrito de Santa Cruz Isabelino Gómez] estaba desplegando todo su entusiasmo para pretender llevarnos a La Paz y detenernos. Han sido meses muy difíciles para mi familia, para mi esposo, para mis hijos.

    ECOS. Momentos de incertidumbre…

    EL. Incertidumbre, pero siempre con la conciencia tranquila. Eso le dije a don Evo Morales. Cuando resolvimos una acción de libertad, y también un amparo, creo, del señor Leopoldo Fernández, dijeron que habían corrido maletas, o mochilas de dinero. Entonces, inmediatamente convocamos a una conferencia de prensa y yo le dije al presidente Morales que no permitía ni al primer ni al último hombre de este país poner en duda mi integridad personal, moral o profesional. Que tenía la conciencia tranquila, que tenía las manos limpias y que no tenía cola que me pise.

    ECOS. ¿Ha seguido o ha cesado la persecución en su contra?

    EL. Ha seguido nomás la persecución. No ha cesado, incluso, hasta los últimos tiempos. Cuando ha salido la sentencia del caso 24 de Mayo inmediatamente ha aparecido una denuncia en mi contra, de algún acto procesal en una medida cautelar, algo así, en relación a uno de los procesados, supuestamente por resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes; lo de siempre. Sin mayor indagación previa por lo menos, el Ministerio Público abrió un proceso investigativo.

    Cuando nos llaman a declarar, resulta que la base de esa denuncia era una resolución de amparo constitucional y en la que yo figuraba como disidente. Si era disidente, ¿de qué resolución contraria a la Ley podía hablarse? ¡Era descabellado! Pero igual se abrió el proceso. He perdido la cuenta: por lo menos (tengo) unos 10 procesos así, absurdos, a partir del 2007.

    Antes de concluir la entrevista, Lowenthal agradece a las personas que, aun sin conocerla, le manifestaron su apoyo cuando fue suspendida:

    “Me he sentido con la satisfacción del deber cumplido; sobre todo, con la alegría de poder decirles: ‘Señores, siéntanse orgullosos de haber tenido una administradora de justica que los ha representado con absoluta dignidad y trasparencia, y ha puesto su mejor esfuerzo’”. •

    La familia y la carrera de la abogada Lowenthal

    ›La familia

    Casada con el abogado Freddy Félix Padilla Ledesma. Tiene tres hijos: dos mujeres y un varón. Ocho nietos: cuatro mujeres y cuatro varones. Su padre fue el abogado Arno Lowenthal Ökroy.

    ›Los inicios

    Nacida en Cochabamba, vive en Sucre desde los dos años de edad.

    ›Algunos cargos

    Vocal del Tribunal Tutelar del Menor.

    Asesor Legal de DIRME, de JNSDS y de la Alcaldía de Sucre.

    Docente de la materia Derecho Administrativo en Univalle.

    Docente de la Escuela de Fiscales.

    Docente y capacitadora del Instituto de la Judicatura en el interior del país.

    Letrada del Tribunal Constitucional.

    Vocal del Tribunal de Justicia de Chuquisaca durante 15 años.

    Fiscal en materia familiar, niñez y adolescencia.

    Fiscal en material penal.

    ›Un consejo

    “Nunca desviarse de los valores de vida. Soy una convencida de que necesariamente un juzgador debe ser digno, probo e independiente. Eso, en el ejercicio diario de la función, tiene que traslucirse en su vida particular”.

    ›El futuro

    “Quiero volver a mi profesión de abogado libre y escribir algo práctico, útil para el ejercicio del Derecho. Yo creo que la experiencia hay que compartirla”.

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