El “Cavendish”, nueva imagen
El estilo industrial y vintage, de los neoyorquinos años 50, en un bar sucrense
Estilo industrial vintage, el que se advierte en las viejas naves del Nueva York de los años 50 convertidas en vivienda para artistas e inmigrantes que no podían pagar el alquiler de un apartamento del centro de la ciudad. Esta es la nueva imagen de “Cavendish Bar”, en Sucre.
Carlos Uriona Arquitectura y Construcción es el estudio responsable de darle una nueva y sorprendente imagen a este lugar, ubicado en la calle Dalence, a pocas cuadras de la plaza 25 de Mayo, que a un principio presentaba un solo ambiente. Aunque lo más importante era que no tenía definido un estilo arquitectónico.
Un cambio bien pensado
El Cavendish, como se le conoce en el medio local, siempre se caracterizó por ofrecer calidez humana a sus clientes. Por eso sus propietarios solicitaron un diseño que mantuviera esa característica.
El arquitecto Carlos Uriona Flores optó por un diseño de vanguardia, ampliando los espacios posteriores a la casa: habilitó la sala de estar-comedor y la cocina de la casa en su planta baja.
Manejó el concepto de amplitud en techos con un color oscuro y escasos elementos extras para generar, desde lo físico y desde la percepción, un espacio de grandes dimensiones. Utilizó materiales urbanos como el hierro oxidado; aluminio, cemento, ladrillo visto...
El techo fue pintado de color negro yodo y se añadió una malla olímpica para darle un toque decorativo. En las paredes se buscó la semejanza de muros en hormigón antiguo de color oscuro. El uso del porcelanato, asemejando a la madera, juega un rol clave para el estilo elegido.
Concretamente, la propuesta consiste en exponer materiales en crudo, es decir, sin aplicar yeso ni pinturas, tanto en espacios de comensales como en baños.
Los detalles
Las piezas y muebles reciclados se vinculan a la perfección con la tendencia del industrial vintage, en tonos cobre u óxido, para lograr una combinación ideal.
La iluminación exigió lámparas metálicas y rústicas, fabricadas y armadas en el lugar.
Las bombillas, con filamentos, dan un ambiente espectacular; sin ser intensas, se constituyen en un punto de atención muy interesante.
La barra
Este es el sector más importante. Para la barra se utilizaron elementos crudos como la base del mesón de bloques de cemento y revestimiento con malla olímpica.
La parte superior, con horcón de madera rústica, sostiene las lámparas —también naturales— envueltas con soga.
Toda la decoración fue rematada con plancha oxidada, para darle más efecto industrial. Y cuenta con el acompañamiento de Iluminación debajo del mesón de la barra.
Espacio posterior
El espacio trasero igualmente se privilegió con el uso del color negro en el techo, en busca de la sensación de amplitud. Lo jerarquizaron en muros con cojines reutilizados, para darle el efecto de elegancia, a la vez que decidieron colocar allí el letrero del pub.
Los tonos tierra y oscuros son característicos en este estilo para los muros.
El estilo
Hacia mediados del siglo pasado, las fábricas neoyorquinas comenzaron a ser reutilizadas y acondicionadas para vivir en ellas sin demasiada reforma.
De allí la particularidad de tener grandes ventanales, materiales desgastados (ladrillo, cemento y mucho acero), pilares y vigas al descubierto, conductos y tuberías de las instalaciones vistas, y unos espacios de techos altos, amplios y sin tabicar.
Los diseñadores e interioristas optaron por decorar las casas dejando a la vista pilares de fundición y ladrillo. El efecto se simula sencillamente instalando falso ladrillo de escayola para conseguir el estilo industrial.
El foco está en los materiales y en la sensación de espacio libre. Todo lo demás es innecesario.
Un poco de historia
El ahora remozado Cavendish nació hace 16 años, cuando uno de sus propietarios fue a pasar unas vacaciones a Tarija y escuchó en un bar la canción del grupo argentino Memphis La Blusera. Suficiente para iluminar este nuevo emprendimiento en Sucre.
Cuatro amigos lo crearon en una noche de bohemia. Al principio, solo con aportes: uno daba el equipo de sonido, otro la heladera, otro el ambiente, otro el auto... Se escogió el nombre en honor a la calle residencial de Londres donde Paul McCartney se compró su primera mansión.
Cavendish contaba con seis mesas en un ambiente reducido; todos apretados y sin nada de publicidad. Para su sorpresa, desde el primer día se llenó e incluso la gente hacía fila en la puerta.
El público principal estaba constituido por estudiantes universitarios. La idea era clara: la gente debe divertirse en un local seguro, con bebidas finas y a un buen precio.
Luego, el negocio creció. De seis mesas pasaron a 14. A lo largo de once años se encararon cuatro remodelaciones. En 2013, la sociedad se disolvió y quedó todo en manos de José Humberto Meleán Espinoza.
Aunque el nuestro es un país complicado para las inversiones y Sucre, un mercado muy difícil, el cariño a la ciudad le ganó a la indiferencia.
José Humberto, juntamente con su esposa Cecilia Darinka Meleán Chávez, decidió invertir todo lo que tenía para renovar una vez más el pub y contratar a un profesional, al arquitecto Carlos Uriona, para que se encargara del nuevo diseño. •