Aneurismas
Un aneurisma es una dilatación anormal localizada en un vaso. Uno verdadero es aquel en el que se encuentran afectadas las tres capas de la pared; se distingue del llamado “pseudoaneurisma” en que solo hay una disrupción de las capas íntimas y media.
Los aneurismas pueden producirse en cualquier vaso del organismo, pero los más frecuentes e importantes son los de la aorta.
La causa más frecuente de aneurisma aórtico es la aterosclerosis. Las localizaciones más usuales de los aneurismas ateroscleróticos son, en orden decreciente de frecuencia: aorta abdominal infrarrenal (75%), aorta torácica descendente, arteria poplítea, aorta ascendente y cayado aórtico.
Estos aneurismas arterioscleróticos rara vez aparecen antes de los 50 años de edad y son mucho más frecuentes en hombres, con una relación aproximada de 10:1 con respecto a las mujeres.
Los aneurismas de la aorta ascendente pueden deberse a necrosis quística de la media, aterosclerosis, sífilis, infecciones bacterianas o artritis reumatoide. Los de la aorta descendente se suelen deber a aterosclerosis.
CLÍNICA
Generalmente, el aneurisma no roto se descubre de forma casual, ya sea en una exploración de rutina o bien al objetivar una dilatación de la imagen aórtica en una radiografía de tórax o abdomen. Si bien los aneurismas aórticos no suelen producir síntomas, cuando se expanden producen síntomas clínicos, como pueden ser:
1) Rotura con hemorragia masiva o mortal.
2) Protrusión hacia alguna estructura adyacente, causando por ejemplo disfonía por afectación del nervio recurrente laríngeo, ronquera o disnea por compresión de la tráquea, disfagia por compresión esofágica, obstrucción de la vena cava superior, o erosión de vértebras o del esternón, según su localización.
3) Embolia de algún trombo mural.
TRATAMIENTO
El tratamiento de los aneurismas ha de ser quirúrgico y consiste en la resección del aneurisma e implantación de un injerto. En los pacientes con menos de 5 cm de diámetro el riesgo de rotura es de 1-2% en un período de seguimiento de 5 años. Sin embargo, esta cifra se eleva hasta el 20-40% en aquellos mayores de 5 cm.
Por eso el tamaño, junto con el estado sintomático del paciente, conforman la base para la decisión del manejo. En algunos pacientes de alto riesgo, que no pueden ser abordados por cirugía convencional, se están empleando técnicas percutáneas con endoprótesis vasculares (stents).
El aneurisma pequeño (<5 cm) se puede seguir observando con controles ecocardiográficos seriados a menos que se vuelva sintomático o empiece a dilatarse.
Fuente: www.scribd.com