Doctor de muñecas restaura recuerdos, ilusión y cariño
En un pequeño, pero mágico, local de Buenos Aires, unas 400 muñecas antiguas se agolpan entre decenas de extremidades, ojos y melenas. Allí, el doctor Julio Roldán se encarga de restaurarlas y devolver a sus dueños...
En un pequeño, pero mágico, local de Buenos Aires, unas 400 muñecas antiguas se agolpan entre decenas de extremidades, ojos y melenas. Allí, el doctor Julio Roldán se encarga de restaurarlas y devolver a sus dueños los recuerdos, la ilusión y el cariño que simbolizan.
Con una cabeza de plástico en la mano y una bata que todavía luce un borroso “Dr. Roldán” escrito a rotulador tres décadas atrás, recibe, siempre sonriente, a todo aquel que necesite una “cura” o, simplemente, saber más acerca del original oficio al que se dedica desde hace medio siglo.
“Recupero afectos”, resume este orfebre —como él se define— de 70 años, en una entrevista con EFE en la única clínica de muñecas que queda en la ciudad. “Te pueden regalar un Rolls-Royce, te pueden regalar un anillo de oro y siempre lo que va a salir a la luz es el afecto de la muñeca” porque el vínculo familiar que generan es “único” y todas ellas esconden historias “hermosas, tristes, alegres”, y, además, siempre “verídicas”, insiste.
Roldán trabaja en un pequeño escritorio, que, cuando hace buen tiempo, saca al patio para poder “operar” bajo la luz del sol a sus pacientes.