2018 Bodas en año par
De acuerdo con la creencia popular, se dice que casarse en año par es de buen augurio para la pareja, que garantiza su permanencia y prosperidad. Siguiendo esa costumbre, este 2018 se celebrarán centenares de bodas...
De acuerdo con la creencia popular, se dice que casarse en año par es de buen augurio para la pareja, que garantiza su permanencia y prosperidad. Siguiendo esa costumbre, este 2018 se celebrarán centenares de bodas en las iglesias de Sucre y de Potosí.
Los religiosos consideran que simplemente se trata de una tradición y que nada tiene que ver con la fe. Los más escépticos piensan que son costumbres extranjeras fusionadas con las tradiciones locales, y que no existe ningún fundamento ni asidero en la idea de que casarse en año par traiga la buena fortuna.
Estos últimos, además, recuerdan —no sin razón— que así como hay bodas, también hay divorcios…
Lo cierto es que este mes se están celebrando bodas religiosas en todas las iglesias y no solamente los sábados, como se acostumbra, sino también los viernes.
La demanda es tal que, especialmente los años pares, resulta difícil encontrar algunos horarios para matrimonios en determinados templos. Consecuentemente, ocurre lo mismo con los locales para la posterior recepción social.
Primavera y verano
Según datos obtenidos en una Oficialía de Registro Civil, todos los años las estaciones preferidas para la celebración de bodas son la primavera y el verano. Destaca en este sentido el mes de septiembre, el del amor, de la juventud y de los enamorados.
Pero, a tono con la convicción popular, mucha gente se olvida de esas preferencias y es capaz de casarse en otoño o invierno con tal de que sea en año par.
Dicen que, de ser así, tendrán suerte, prosperidad y felicidad. Al contrario de una unión en año impar, donde las probabilidades, según esa creencia, tienden al fracaso.
“Premium eventos” es una empresa que se dedica a la organización de fiestas para distintos acontecimientos. Su gerente, Susana Carpio, dice que, según sus clientes, las bodas en año par “son para siempre”. Asegura que en 2016 atendió el doble de matrimonios que en 2017.
Supersticiones aparte, en honor a la realidad, una pareja que se casa en un año par tiene las mismas posibilidades de que le vaya bien o mal que aquella que concreta su matrimonio en un año impar.
Siempre hay complicaciones
El padre Enrique Quiroga, párroco de la iglesia Santo Domingo y vicario pastoral de la Arquidiócesis de Sucre, explica que el sacramento del matrimonio es el símbolo de la unión de Cristo con su Iglesia, por eso los católicos defienden el vínculo indisoluble del casamiento. En ese entendido, se lo celebra con la perspectiva de que los novios están capacitados para amarse, ayudarse y honrarse con el auxilio de Dios.
“Sin embargo, de acuerdo con la idiosincrasia de la gente, todo tiene que ser siempre dos o par, y esto no solo es parte de la cultura de los pueblos originarios sino también de otras culturas. Por ejemplo, en la historia de la humanidad siempre está presenta la pareja. La Biblia empieza con el relato de la creación del hombre Adán y luego de la mujer, Eva”, complementa el sacerdote.
En Bolivia, las costumbres y tradiciones suelen primar en las parejas debido a la influencia de los padres y abuelos. Pero, la creencia de casarse en un año par “nada tiene que ver con la fe”, asegura Quiroga.
“Cuando todo está orientado hacia el Señor, Dios bendice. Las parejas que tienen fe y escuchan la palabra de Dios se vuelven muy sólidas y seguras. Los que no escuchan a Dios, así se casen en año par o impar, tendrán complicaciones porque no tienen fe. Es importante conversar con la pareja sobre cómo se puede llevar adelante un buen matrimonio, ya que ellos serán la base de una familia”, aconseja el párroco de Vicario.
“Temor efectivo”
Henri Cuéllar, vicario que apoya a la iglesia San Francisco en Sucre, dice que la creencia de buen augurio para los matrimonios en año par es producto del sincretismo, una tradición añadida al margen de la fe. Es una especie de “temor efectivo” para que el matrimonio dure mucho, dice él.
También sostiene que “la creencia de buena suerte en año par es una especie de amalgama para que dure un matrimonio”.
Según Cuéllar, no existen recetas para que un matrimonio no sea perecedero porque una persona es muy distinta a otra. Reconoce que hay fragilidad en muchas parejas que se unen en matrimonio, algo que atribuye a que la estructura de la familia se vio aminorada por los cambios→ →registrados en las sociedades en las últimas décadas.
“El amor del ser humano es mezquino, pero el plus del amor de Dios está presente, incluso en momentos en los que la persona no lo merece; de esa manera la pareja puede vivir y apoyarse mutuamente. Pero cuando deciden separarse y seguir cada uno por su propio camino no hay mucho que hacer, incluso hasta los familiares apoyan la separación o el divorcio”, opina el padre Cuéllar.
Escepticismo en la justicia
El juez octavo en Materia Familiar del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca, Julio César Sandi, es escéptico respecto a la idea del año par y la prosperidad. Él señala que así como se casan muchas parejas, también se divorcian, al margen del año en que se hayan unido en matrimonio.
En Chuquisaca, hasta noviembre de 2017, ese juzgado resolvió 834 procesos de divorcio en tanto que en 2016, en el mismo periodo, 960.
La autoridad judicial reconoce que no hay un estudio que establezca cuántos de esos matrimonios se realizaron en año par o impar, o cuánto tiempo permanecieron juntos.
“Me di cuenta que muchos se casan en año par buscando un matrimonio fructífero, no solo económicamente sino familiarmente, en unión, paz y armonía. Pero también hay otros que se casan en año impar, generalmente porque hay de por medio un embarazo, porque la pareja tiene que realizar un viaje al exterior, por problemas de salud, o para cumplir formalidades en el tema de seguros; pero los que planifican, prefieren casarse en año par”, comenta Sandi a ECOS.
El Juez dice que una pareja antes de pensar en conformar una familia primero debería conocerse, aprender a confiar el uno en el otro y practicar la fidelidad. “Cuando falla una de esas situaciones falta el perdón, surge el orgullo y se decide rápidamente un divorcio.
Dicen: ‘hasta aquí se llegó’, interviene la familia y se acabó todo, cuando lo que la pareja busca es la estabilidad. No es fácil formar un hogar, la sociedad es muy orgullosa”, concluye Sandi.
Shirley G. se casó en 1980 (par) y se divorció cinco años después a causa de la infidelidad de su esposo. Jorge Espinoza, casado desde 1965 (impar), sigue feliz junto a su esposa, sus tres hijos y cuatro nietos.
“Un matrimonio no debe aferrarse al año, al día o a la hora, sino que debe basarse en el compromiso, en la confianza y en la comunicación que hay entre la pareja”, opina Espinoza.
Parejas que “se congelan”
Un ex oficial de Registro Civil de Potosí relata a ECOS que hace años las parejas iban y le decían ‘queremos casarnos’, pero los padrinos de matrimonio le pedían que la boda no fuera en junio y julio arguyendo que el amor de la pareja “se congela” en invierno.
Tampoco elegían el mes de agosto porque el viento “se llevaría” el amor.
En su criterio, “estas son creencias que tiene la gente dentro del contexto rural y que ha cundido al contexto urbano, influyendo también en los citadinos. Es como la tradición que se practica en Año Nuevo de usar ropa interior de color amarillo para que no falte la plata; es un absurdo porque quien quiere tener plata tiene que trabajar y quien quiere encontrar amor y ser correspondido, poner todo de sí para conseguirlo”.
Silvia Mostacedo, casada desde hace 13 años y madre de un hijo de cinco años, considera que si una pareja cree que su relación fracasará por casarse en año impar es posible que eso ocurra, porque los pensamientos se manifiestan en acciones pudiendo generar consecuencias negativas.
“Pero, más allá de los números, yo creo que un matrimonio será feliz y funcionará siempre que tenga a Dios en sus corazones. De esta manera, es más fácil solucionar los problemas”, sostiene ella.•
Algunas supersticiones
- El novio nunca debe ver a su novia con el vestido de bodas porque atrae a la mala suerte.
- La novia debe llevar algo nuevo, viejo, prestado y algo azul durante su boda para tener un buen matrimonio.
- Las cintas y latas atadas en la parte trasera del vehículo de los novios asustan a los malos espíritus y ahuyentan la envidia.
- Los invitados deben lanzar arroz al final de la ceremonia para atraer la buena fortuna, prosperidad y procreación.
- La novia no debe usar joyas con perlas en su boda porque atraerán las lágrimas durante el matrimonio.
- La corbata del novio debe estar perfectamente derecha en la ceremonia. Si no es así, será infiel.
- Asegura felicidad que el novio cargue a la novia al ingresar a su nueva casa.
- Se dice que la novia debe usar velo para estar protegida de las miradas envidiosas y de los celos.
- No casarse en día 13, número asociado con la mala suerte.
- Coser una moneda en el dobladillo del vestido de novia atrae bonaza económica.
- No obsequiar a la pareja cuchillos ni tijeras, pues con ello pueden “cortar” el amor que floreció entre ellos.
- Si la novia llora durante la ceremonia tendrá buena suerte el resto de su matrimonio.