¿Ir a un psicólogo? ¡Si no estoy loco!

Todas las personas presentan en ciertas etapas de la vida conflictos personales, interpersonales, educativos, laborales, sociales o de salud, y muchas de ellas no saben cómo resolverlos; además, siempre está...

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    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 01/04/2018 00:28

    Todas las personas presentan en ciertas etapas de la vida conflictos personales, interpersonales, educativos, laborales, sociales o de salud, y muchas de ellas no saben cómo resolverlos; además, siempre está presente el riesgo de que las emociones traspasen los límites del autocontrol.

    Lo ideal en estos casos sería acudir a un psicólogo pero, debido a la falta de conocimiento sobre el rol que cumplen estos profesionales, incluso a los prejuicios que aún giran en torno a ellos, mucha gente desestima sus servicios.

    Frecuentemente se escucha decir a los adultos, personas de la tercera edad y hasta a adolescentes frases como estas: “¡cómo voy a ir donde un psicólogo si yo no estoy loco!”, “no estoy enferma”, “yo puedo salir solo adelante” o “no necesito a nadie…”.

    No obstante todos precisan ir a un psicólogo debido a los problemas que se suscitan en el diario vivir, más aún los que atraviesan un malestar que se intensifica hasta un punto en que llega a interferir en su desempeño cotidiano a nivel laboral, social, familiar o personal.

    Qué hacen los psicólogos

    La desinformación hace que muchas personas desconozcan el rol de un psicólogo o lo confundan con los médicos psiquiatras.

    “La Psicología está definida como la ciencia que estudia la conducta humana, en áreas del aprendizaje, procesos de pensamiento, emociones, comportamientos, tanto en su desarrollo normal como en los diferentes trastornos o problemas del pensamiento, de las emociones y del comportamiento”, explica a ECOS la psicóloga Verónica Guerrero, parte del Equipo Interdisciplinario de los Juzgados Públicos de Familia.

    Comenta que los psicólogos atienden trastornos del estado de ánimo (ansiedad, depresión y estrés); trastornos alimentarios (anorexia y la bulimia); miedos y fobias; problemas de autoestima; conflictos familiares, de pareja y otros; bajo rendimiento escolar.

    “El rol del psicólogo depende del ámbito en el que trabaje, motivo de consulta y la persona. Sus campos de acción son la psicología clínica, forense, educativa, organizacional, social y del deporte”, afirma Guerrero.

    Dice que en los últimos años en Bolivia se fueron incorporando, por su importancia, profesionales psicólogos en diferentes sectores como unidades educativas fiscales y particulares, bancos, organizaciones no gubernamentales (ONG), hospitales, instituciones públicas, recintos penitenciarios, fiscalías y juzgados; pero esto no significa que sea suficiente.

    En su criterio, la salud mental es primordial para el manejo de la vida cotidiana, pues implica la capacidad que el ser humano tiene para sobrellevar problemas, tomar decisiones, relacionarse con la gente de su alrededor y reaccionar ante las contingencias.

    Necesidad de psicólogos

    Según la directora de la unidad educativa Arturo Araníbar, María Esther Achá, la presencia de psicólogos en los colegios es urgente porque hay niños y jóvenes que sufren trastornos, cambios de conducta, ansiedad y otros problemas que pueden ser ignorados por maestros únicamente concentrados en dictar su materia.

    El gran problema en este punto es que el Ministerio de Educación solo otorga ítems para maestros. “Si se atendieran oportunamente estos casos, incluso se podría salvar vidas”, alerta Achá.

    Guerrero coincide en que un psicólogo es una figura clave para el desarrollo funcional y equilibrado de un centro educativo, en los niveles inicial, primaria y secundaria. En ese sentido, considera que el Estado debería crear más ítems para contar con psicólogos en diferentes instituciones como, por ejemplo, unidades educativas.

    “Es decir, todas las instituciones del Estado deben contar con un psicólogo con la finalidad de resguardar la estabilidad emocional de los estantes y habitantes de nuestro país”, agrega.•

    Psicología en el área judicial: El ejemplo de Chuquisaca

    El área judicial es una de las que más apoyo requiere de un profesional psicólogo por la variedad y complejidad de casos que atiende a diario.

    Un psicólogo forense aporta datos y conocimientos de interés para colaborar con la justicia y lograr esclarecer las circunstancias de un caso, en lo que atañe a aspectos psicológicos o psicopatológicos de alguna o todas las partes implicadas.

    El 10 de octubre de 2016, el Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca implementó un “Equipo Interdisciplinario de los Juzgados Públicos de Familia”, que cuenta con una psicóloga y una trabajadora social, conforme a la Ley del Órgano Judicial. Este es el primer equipo a nivel nacional.

    La psicóloga Verónica Guerrero explica a ECOS que, por orden de los ocho jueces públicos de Familia del Tribunal Departamental de Justicia, la psicóloga del Equipo realiza evaluaciones psicológicas, entrevistas reservadas e informes psicosociales en procesos de divorcio, guarda (revocatoria de guarda), asistencia familiar (fijación, incremento, reducción y cesación), comprobación y desvinculación conyugal, derecho de visita y otros.

    Los jueces emiten sus fallos también sobre la base de esos informes técnicos, considerando que cada caso es único.

    IÁrea de Psicología

    Muchas personas cuando van a la oficina de la psicóloga del Equipo Interdisciplinario de los Juzgados Públicos de Familia manifiestan incertidumbre, recelo o suspicacia. Dicen, por ejemplo: “Yo no estoy loca, el que está mal y ha fallado es mi esposo”; “no quería llegar aquí, la culpa la tiene mi exesposa”; “no entiendo por qué mis papás me traen aquí si estoy bien, no estoy loca, los que están mal son ellos”.

    Sin embargo, allí se les explica el trabajo a desarrollar y mientras van avanzando se dan cuenta de que esto sirve para ayudarles a sobrellevar su situación.

    “El psicólogo no es un mago, no lee la mente, no es un médico y no receta fármacos. Lo principal es ir tranquilos, no fingir tratando de ser otro, contestar con seguridad y sinceridad a las pruebas psicométricas y proyectivas, así como a las preguntas que se les hace”, aconseja la profesional.

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