Alcohol, delito y familia

Las conclusiones de la “I Jornada de Reflexión Sobre la Problemática del Consumo de Alcohol” deben llamar la atención de todos

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Centro de Ayuda Familiar

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    Evelyn Campos López ECOS / Internet
    Ecos / 22/04/2018 01:41

    El consumo de alcohol potencia la comisión de delitos y la que paga la mayor cantidad de los “platos rotos” es la familia, según se puede inferir de los resultados de la “I Jornada de Reflexión Sobre la Problemática del Consumo de Alcohol”.

    Esa actividad fue organizada por la Fundación Centro de Ayuda Familiar (CAF), en conmemoración de su noveno aniversario de vida, junto con la senadora chuquisaqueña Nélida Sifuentes.

    “El alcohol es un factor potenciador en la comisión de delitos. Personas que están bajo la influencia de bebidas espirituosas terminan provocando accidentes de tránsito con lesiones leves, graves y gravísimas en las víctimas; también pueden cometer violaciones, abusos sexuales, homicidios, amenazas…”, explicó el psicólogo y abogado Wálter Alberto Vizcarra, representante de la Fiscalía General del Estado.

    De acuerdo con Vizcarra, quien participó de dicha Jornada, el consumo de alcohol es la principal causa de la violencia intrafamiliar. Entre otros ponentes estuvieron representantes del Comando Departamental de la Policía y de la Secretaría de Desarrollo Humano y Social del Gobierno Autónomo Municipal de Sucre.

    La senadora Sifuentes, durante la inauguración, señaló que una persona que consume alcohol no mide las consecuencias de sus actos y puede crear serios conflictos para los demás y para sí mismo.

    En ese sentido, “no solo se debe sancionar los delitos sino hacer hincapié con la prevención del consumo, especialmente entre los jóvenes, visitando los colegios y mostrándoles las consecuencias del consumo de alcohol”, enfatizó.

    Alcohol y delito

    Vizcarra, como delegado del Ministerio Público, indicó que hay una relación causal entre el consumo y la comisión de delitos. Y aclaró que no es una relación específica, pero sí tiene mucha incidencia.

    El alcohol se caracteriza por ser una sustancia psicoactiva, depresora del sistema nervioso central y con capacidad de crear dependencia. “Se dice que es ‘depresora del sistema nervioso central’ porque tiene una incidencia específica en el ámbito neurológico de cualquier persona”, aclaró el profesional.

    Luego se refirió a la cuestión cultural y recordó que el consumo de alcohol forma parte de los usos y costumbres de los bolivianos, por eso es normal ver que está presente en actividades masivas, fiestas y reuniones familiares. “Se puede decir que la mayoría de los bolivianos beben de manera esporádica o habitual”, puntualizó.

    Grados y afectaciones

    Existen dos tipos de bebidas alcohólicas: las fermentadas y las destiladas. Entre las fermentadas están: el vino (entre 10% y 20% de alcohol), la cerveza (entre 4% y 7%) y la sidra (entre 3% y 5%), mientras que algunas de las destiladas son: el whisky (entre 40% y 60%), el ron (35% y 70%) y el vodka (35% y 50%).

    “Solo con estos ejemplos uno se da cuenta de que el grado alcohólico en muchas bebidas es superior a la mitad”, explicó Vizcarra.

    El consumo de alcohol afecta a los riñones, pulmones, estómago y la piel. Pero lo que preocupa sobremanera a la Fiscalía y da pie al trabajo que desarrolla son sus efectos en el cerebro, porque el alcohol inhibe las funciones de la región frontal y disminuye la memoria, la capacidad de concentración y el autocontrol. “Es decir, se olvidan de lo que han hecho. Por eso dicen ‘borracho estaba, no me acuerdo’. El alcohol genera todos esos efectos”.

    En criterio de Vizcarra, es importante determinar qué nivel de alcohol consumió una persona, porque por tomar una copa no se olvida de lo que hizo.

    El Código Penal contiene un artículo (el número 261) que prevé como agravante la condición de la persona en estado alcohólico para casos de homicidio, lesiones graves o gravísimas en accidente de tránsito.

    En 2016 ocurrieron 4.321 accidentes de tránsito a nivel nacional en los que el conductor se encontraba en estado alcohólico; en 2017, se registraron 5.413 y en el primer trimestre de este año, 1.100 casos.

    “La reclusión es de uno a tres años cuando la persona está sobria, pero, si el hecho se produjo bajo dependencia del alcohol o estupefacientes, la sanción aumenta de cinco a ocho años. La Ley da esa posibilidad de acuerdo con el Código Penal”, detalla el representante del Ministerio Público.

    La familia

    Entre los delitos cometidos en 2016 por personas que estaban ebrias destacan aquellos en los que se incurrió en violencia familiar o doméstica, conducción peligrosa de delitos, lesiones leves y graves. También robo agravado, allanamiento de domicilio, violación, amenazas, homicidio, destrucción por deterioro de bienes del Estado y la riqueza nacional, uso indebido de bienes públicos y abuso sexual, detalla Vizcarra.

    En 2017 y 2018 se repiten los mismos tipos penales, sobresaliendo la violencia doméstica. “El alcohol es un factor potenciador en la comisión de delitos. Genera que una persona cometa cualquier delito penal, tiene un efecto de causa en el núcleo familiar”, sostuvo el abogado.

    “El consumo de alcohol provoca conflictos familiares o termina con la vida de otros seres humanos”, remarcó él.

    En este marco, dijo que se necesita reforzar la creación de políticas de prevención, como Estado y como instituciones. Por ejemplo, la Ley 259 de Control al Expendio de Bebidas Alcohólicas (con su reglamento 1.347) que da tareas al Estado, las gobernaciones y municipios para que sepan qué hacer. •

    Bolivia, a la cabeza en consumo de alcohol

    Nuestro país encabeza la lista de países con mayor consumo de alcohol, según una investigación realizada en la Comunidad Andina de Naciones (Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia) y que estuvo a cargo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, del inglés United Nations Office on Drugs and Crime) y el Consejo Nacional de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Drogas (CONALTID).

    El informe se denomina “III Estudio Epidemiológico Andino sobre Consumo de Drogas en la población universitaria 2016”.

    Al respecto, Wálter Alberto Vizcarra, representante de la Fiscalía General del Estado, explica que primero se hizo un estudio en 2009, luego otro en 2012 y el último en 2016. Concretamente, se lo aplicó en ocho universidades —entre públicas y privadas—: cuatro de Santa Cruz, tres de Cochabamba y una de Sucre.

    Menores de edad

    Los resultados muestran que el 32% de la población estudiantil consumió alcohol al menos una vez en el mes pasado (2016), es decir, tres de cada diez universitarios consumieron alcohol. La edad promedio de inicio de consumo de alcohol es de 17 años.

    “Esto nos tiene que llamar la atención porque son menores de edad los que están consumiendo bebidas alcohólicas, ya no solo mayores de edad”, puntualiza el abogado y psicólogo Vizcarra.

    Otro dato refleja que un 15.2 % de los consumidores de alcohol presentaron signos de dependencia en 2016. Además, un 4% combina alcohol con bebidas energizantes regularmente.

    La investigación no solo aborda la problemática del alcohol sino también el consumo de tabaco, cigarrillos electrónicos, inhalantes, cocaína, marihuana, tranquilizantes, estimulantes, LSD y otras drogas.

    Pese a todo, aunque presenta el índice más alto de la región en cuanto al alcohol, comparando con los demás países andinos, Bolivia tiene el más bajo nivel de consumo de drogas.

    El 56.8% de los 4.000 universitarios bolivianos encuestados dijo haber consumido alcohol por lo menos una vez en 2016.

    Todos los exponentes de la “I Jornada de Reflexión Sobre la Problemática del Consumo de Alcohol”, realizada en días pasados en Sucre, coincidieron en señalar que las familias —especialmente los hijos— son las más afectadas por el consumo del alcohol por parte de alguno de sus miembros que, generalmente, es el padre.

    Esto genera una serie de situaciones negativas y sufrimientos al núcleo de la sociedad, desintegrando la familia.

    El alcoholismo para la persona y la sociedad

    • Es el consumo excesivo de alcohol, de forma prolongada y continua.
    • Es una enfermedad crónica en la que la persona no puede controlarse.
    • Es una enfermedad y quien la padece requerirá de gastos económicos.
    • Afectada la salud física y psicológica, así como las relaciones sociales.
    • Los factores de riesgo pueden ser genéticos, físicos y/o ambientales.
    • Se deben fortalecer los valores desde las unidades educativas.

    FUENTE: Director Departamental de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), teniente coronel Franklin Miranda

    La familia frente al consumo del alcohol

    • La conducta de la persona que está bajo la influencia del alcohol cambia negativamente.
    • El alcohólico tiene reacciones de enfado, cambios de humor y reproches hacia su núcleo familiar.
    • El alcohol afecta la armonía, costumbres y comunicación cotidiana de una familia.
    • En las fiestas religiosas y entradas folclóricas es donde más prolifera el consumo de alcohol.
    • Es motivo de angustia y sufrimiento para el núcleo familiar y la sociedad entera.
    • Repercute en los estudios de los hijos y la conducta suele replicarse a medida que estos van creciendo.
    • En algunos casos, las víctimas y los agresores están bajo los efectos del alcohol.

    FUENTE: Director Departamental de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV).

    Centro de Ayuda Familiar

    El Centro de Ayuda Familiar (CAF) fue fundado en febrero de 2009 por los pastores Octavio Kuno y Teresa Serrano; esta última es su directora e informa a ECOS que se trata de una fundación sin fines de lucro que trabaja con principios y valores cristianos.

    Serrano dice que, después de casi diez años de trabajo con un Programa de Rehabilitación para Alcohólicos y Drogadictos, pudieron identificar las causas que hacen vulnerable al ser humano: la desintegración y la disfuncionalidad familiar.

    Habla del desconocimiento de los valores y principios fundamentales para la familia, la carencia afectiva, el abandono de los hijos por parte de sus progenitores, y la presencia de abuso y violencia en todas sus formas.

    “Motivados por el amor y el servicio por los demás iniciamos acciones, junto a un equipo multidisciplinario de profesionales, para brindar servicio a las familias de Sucre con prevención, restauración y consolidación”, detalla Serrano.

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