El Inti Raymi y el sol como deidad en los Andes de Bolivia
El pasado jueves 21 de junio se celebró el Año Nuevo Andino Amazónico en Bolivia y este artículo es una aproximación a los orígenes de la conmemoración en tierras altiplánicas.
El pasado jueves 21 de junio se celebró el Año Nuevo Andino Amazónico en Bolivia y este artículo es una aproximación a los orígenes de la conmemoración en tierras altiplánicas.
El Solsticio de Invierno
Etimológicamente, la palabra solsticio deriva de la voz latina solstitium (sol quieto), puesto que los solsticios ocurren cuando el sol alcanza su máxima declinación norte o sur en relación al Ecuador terrestre. En esos instantes, el sol parece permanecer inmóvil por un tiempo, antes de comenzar a acercarse nuevamente a la tierra.
Los solsticios son fenómenos astronómicos que se presentan dos veces al año y que marcan, respectivamente, el inicio de la estación de invierno (solsticio de invierno) y la estación de verano (solsticio de verano). Pero, a consecuencia del movimiento de traslación de la tierra, el 21 de junio se celebra el solsticio de invierno en el hemisferio Sur y el de verano en el hemisferio Norte.
El solsticio de invierno marca el inicio de la estación de invierno, cuando las noches son más largas y los días más cortos. Precisamente el 21 de junio corresponde a la noche más larga y el día más corto del año.
Celebración del Inti Raymi
Las culturas altoandinas de Bolivia, especialmente la cultura inca, consideraban al Sol o Inti como una de sus deidades principales, pues es precisamente el sol el que provee a la tierra de la mayor fuente de energía, siendo el sustento y elemento indispensable de la vida.
Según Inca Garcilaso de la Vega, en junio los incas celebraban la fiesta del sol o Inti Raymi. Para ello, los curacas vestían sus mejores galas: unos usaban ropa con adornos de oro y plata mientras que otros su vestimenta adornada con plumas y pieles de animales.
La población en general se preparaba para la fiesta con un ayuno de tres días y solo se permitía comer un poco de maíz blanco crudo, algunas hierbas denominadas Chucan y agua. Además, los hombres debían abstenerse de dormir con sus mujeres. En este tiempo de ayuno no se encendía fuego alguno en los pueblos.
Al amanecer del día de la fiesta, el inca, acompañado de toda la familia real, se dirigía a la plaza principal de Cusco donde, descalzo y mirando al oriente, esperaba la salida del sol. Cuando este empezaba a salir, la gente se ponía de cuclillas; con los brazos abiertos y las manos alzadas daban besos al aire, como señal de respeto y adoración del sol. El inca se ponía de pie y con un vaso de oro en la mano hacía ofrendas de libación al Sol. También se realizaban abundantes sacrificios de llamas. A través de la observación del corazón y pulmón del primer camélido sacrificado, había varios augurios.
El cronista indígena Guamán Poma de Ayala señala que entre los dos festivales más importantes del mundo incaico estaban el Capac-Raymi (solsticio de verano – 21 de diciembre) y el Inti-Raymi (solsticio de invierno – 21 de junio), que eran ceremonias religiosas incaicas en honor al Tata Inti (Dios Sol). Según este autor, para el Inti Raymi se sacrificaban niños, además de que se ofrendaban oro, plata y mullu, que son pequeñas conchas marinas.
Si analizamos las imágenes presentadas por este cronista, podemos observar que en el solsticio de verano el sol se encuentra fuerte, grande y es representado con bigotes como un anciano. Sin embargo, en la imagen correspondiente al solsticio de invierno encontramos al sol pequeño y débil. Además, se puede apreciar cómo el inca, de manera simbólica, le ofrece un q’eru (vaso) de chicha al sol, tratando de reconfortarlo y ayudándole a recobrar fuerzas.
En relación a este evento, Milla Villena manifiesta que: “El sol es Wak’a en el Capac Raymi, solsticio de verano en Diciembre, cuando es fuerte y nos da calor, pero en invierno es tan solo un débil miembro de la comunidad andina. Siguiendo las reglas del Ayni se debe reciprocar al sol, ayudarlo y reconfortarlo para que vuelva a recobrar sus fuerzas, de esta manera se efectúan fogatas rituales”.
En ese entendido, la simbología de las fogatas rituales que se realizaban en la celebración del Inti Raymi tenían el objetivo de calentar al sol, renovar al sol desde la tierra, para que este pueda realizar un nuevo wilka kuti o reinicio del acercamiento del Sol a la Tierra.
La prohibición del Inti Raymi
Durante el siglo XVII se llevaron a cabo grandes campañas de extirpación de idolatría, que tenían la finalidad de convertir a los indígenas a la religión católica, para lo cual se llegaron a prohibir las celebraciones andinas. Desde luego, el Inti Raymi no escapó a esas irrebatibles campañas. Según Fuentes, “el último Inti Raymi con la presencia del Inca fue realizado en 1535 y fue prohibido en 1572 por el Virrey Francisco de Toledo, realizándose luego en forma clandestina en regiones alejadas del Cuzco. Sin embargo, en el año de 1944, Faustino Espinoza efectúa una reconstrucción histórica del Inti Raymi, basado en las crónicas de Garcilaso”.
Además, se logran anteponer celebraciones religiosas a las andinas, en tal sentido que se asocia la celebración del nacimiento de San Juan el Bautista al solsticio de invierno y el nacimiento de Jesucristo al de verano, ingresando a un sincretismo religioso. Por lo cual, no es de extrañar que en el departamento de Potosí se enciendan fogatas la noche de San Juan pero que también se juegue con agua al día siguiente.•
(*) Marco Antonio Flores es miembro de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
La celebración del Inti Raymi en Bolivia
Desde hace unos cuantos años, con la puesta en valor de la cultura andina, las celebraciones del Inti Raymi cobraron nuevamente fuerza y representatividad y las entidades públicas, privadas y población en general, son los principales actores de esta celebración, que es entendida desde un espacio y tiempo en constante cambio.
En ese entendido, y con el afán de motivar estas celebraciones ancestrales, el 17 de junio de 2009 se promulga el Decreto Supremo Nº 173 que, en su artículo único, declara feriado inamovible al 21 de junio de cada año, con suspensión de actividades públicas y privadas en todo el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia.
Se instituye la celebración del Inti Raymi bajo el denominativo de “Año Nuevo Andino Amazónico” entendiendo que las diferentes culturas, tanto del altiplano como de la zona amazónica de las tierras bajas, realizan esta fiesta desde su propia cosmovisión.
Hoy en día, el Inti Raymi se realiza en diferentes departamentos y regiones del territorio nacional, donde se puede apreciar cómo la población, desde su propio entender, seleccionó lugares ceremoniales significativos para este festejo.
En toda Bolivia las celebraciones del Inti Raymi fueron identificadas con un año específico; por ejemplo, el 2018 se celebraría el Año Nuevo Andino Amazónico número 5526, teniendo como un supuesto de referencia 5.000 años de antigüedad de las culturas de los Andes de Bolivia y 526 años sumados a partir de la conquista española de 1492.
Aunque considero que la determinación de estos años carece de fundamento científico y lógico, es parte de la interpretación simbólica que se origina en el actual contexto social y cultural.
La celebración del Inti Raymi en Potosí
Las comunidades andinas y personas entendidas en la cosmovisión andina realizaban modestas celebraciones del Inti Raymi en alguno de los observatorios naturales que circundan la ciudad o lugares considerados sagrados; tal el caso del Sumaj Orck’o. Sin embargo, en 2005, la Alcaldía de Potosí impulsó la fiesta del Inti Raymi en el cerro Pari Ork’o, donde en 1994 se realizó una gran celebración andina y se construyó un monumento de sal, en razón al eclipse total de Sol.
En 2006, teniendo en cuenta la gran afluencia a este tipo de celebraciones andinas y el interés de la población potosina por ellas, la entonces Prefectura de Potosí organizó la celebración del Inti Raymi pero en el cerro Chapini, donde actualmente se realiza esa ceremonia.
El “Año Nuevo Andino Amazónico” en la ciudad de Potosí presenta las siguientes características:
Aproximadamente a las cinco de la mañana del 21 de junio, diferentes organizaciones sociales, culturales, entidades públicas, instituciones educativas, comunidades de música andina y la población en general inician el ascenso hacia la cúspide del cerro Chapini. Una vez en la cima, los grupos de música andina deleitan a los asistentes con música festiva del tiempo de secas, interpretando los sikus, suri sikus, etc. Los asistentes bailan en torno a grandes fogatas que no simplemente sirven para resistir el frío invernal, sino también como una forma simbólica de ayudar al sol a recobrar sus fuerzas.
Ya cuando inicia una nueva aurora, la gente, en completo silencio, respeto y con las manos levantadas, espera la llegada de los primeros rayos del dios sol que, según la tradición popular, están cargados de una gran energía cósmica, que recibe el cuerpo de cada persona.
Este es el instante más emblemático de la celebración, pues es posible sentir una conexión espiritual con el astro rey y el legado de las culturas que nos antecedieron. Cuando el sol hace su aparición completa, la fiesta se desborda en un derroche de alegría y abrazos; también se entiende esta fecha como el inicio de un “año nuevo” aunque, en realidad, se trate del inicio de un nuevo ciclo agrícola.
Algunas personas realizan las ofrendas de mesas blancas o q’uwas, el sacrificio de llamas y una serie de ch’allas y libaciones, para luego iniciar el descenso a la ciudad o en cambio dirigirse a la población de Cantumarca, culminando así la celebración.