Lo que pasa debajo de Sucre
Las leyendas y relatos que corren de boca en boca por la ciudad ubican a Sucre sobre una red de subterráneos que conectan iglesias, conventos y viejas casonas, donde se habrían encontrado huesos humanos de adultos y...
Las leyendas y relatos que corren de boca en boca por la ciudad ubican a Sucre sobre una red de subterráneos que conectan iglesias, conventos y viejas casonas, donde se habrían encontrado huesos humanos de adultos y niños, dando lugar a una serie de especulaciones en torno a la Iglesia católica. ¿Existen en verdad estas conexiones subterráneas o simplemente son mitos urbanos?
El sacerdote jesuita Bernardo Gantier, director del Museo de la Catedral Metropolitana, recuerda que una tradición antiquísima de la cristiandad era enterrar a la gente debajo de los espacios sagrados, de las iglesias y catedrales.
“Todos se enterraban juntos, los apilaban unos encima de otros. Con el tiempo, estos cuerpos despedían gases fétidos que podían causar epidemias o infecciones a la gente que acudía a los templos. Nos imaginemos, el olor a muerto era espantoso”, comenta el religioso a ECOS.
¿Hijos de religiosos?
Se hallaron esqueletos de niños y dieron lugar a que mentes morbosas los atribuyeran a supuestos hijos de sacerdotes y monjas.
“Completamente falso, fuera de la realidad”, desmiente Iván Gutiérrez, jefe de Guías del Museo de la Catedral. “A mucha gente le gusta utilizar esto para llamar la atención como —ejemplifica él— en el palacio de La Glorieta (donde) algunos→ →guías turísticos que no se informan bien tratan de hacerlo ver como un lugar pesado, donde se escuchan gritos”.
Gutiérrez cita como otro caso similar a la visita al Cementerio General de Sucre que se produce durante la actividad de la Noche de Museos. “Las autoridades permiten que se tergiverse un lugar sagrado de mucho respeto”, cuestiona él.
En concreto se refiere a los ‘escaleritas’ que, según dice, “se disfrazan de fantasmas, se cuelgan de los árboles haciendo asustar a la gente; está mal que se fomente y contrate a personas para hacer ese tipo de teatro”.
¿Catacumbas o criptas?
En la Catedral Metropolitana y en la capilla de la Virgen de Guadalupe, así como en el convento de Santa Clara, existen criptas a las que el padre Gantier define como “capillas subterráneas, una capilla dentro de otra capilla”.
“Algunos hablan de catacumbas. Que se sepa: aquí no tenemos catacumbas, como en ciudades antiquísimas de Europa (…) donde se iba cavando y cavando como una mina, como casa de hormigas, para enterrar los restos mortales. Esas ciudades sí tienen catacumbas”, explica Gantier.
La Alcaldía de Sucre, a través de la Secretaría Municipal de Turismo y Cultura, viene desarrollando el proyecto denominado “Criptas y pasadizos subterráneos de la ciudad de Sucre”, que tiene como objetivo principal rescatar y revalorizar aquellos espacios que han quedado abandonados en muchas iglesias del centro histórico de la ciudad.
“El proyecto no contempla catacumbas, puesto que no existen en la ciudad, sino más bien criptas o pasadizos que tuvieron un carácter utilitario o ritual”, reafirma el secretario de Turismo y Cultura de Sucre, Pedro Salazar. Luego, añade que “tenemos referencias históricas de criptas en San Miguel, Santo Domingo, Santa Ana y, principalmente, en la Catedral”. Hace un año se inauguró la cripta de San Francisco, como un espacio de promoción turística, con un proyecto ejecutado por la Alcaldía a través del Plan de Rehabilitación de Áreas Históricas de Sucre (PRAHS) y de la Dirección Municipal de Turismo. “Con la Catedral queremos hacer algo similar, ya que en San Francisco tuvo mucho éxito”, dice Salazar.
“Vamos a revisar con lupa ese proyecto”, anticipa el padre Bernardo, indicando que para intervenir los espacios de la Catedral se debe hacer un estudio minucioso, científico y sistemático, con especialistas.
En una de las más recientes inspecciones se constató que “todo está desordenado (en las criptas), como un muladar, un basural infeccioso con restos óseos. Había el mito de que se enterraba a la gente con joyas, entonces se cree que entraron a profanar las tumbas”, añade el sacerdote. “No se trata de entrar a urgar, no sabemos aún si esos espacios son visitables o si presentan algún riesgo para la salud de los turistas”, advierte a continuación. La Municipalidad, sin embargo, apuesta a fortalecer los vínculos con la Iglesia católica para rescatar esos espacios, tal como lo indica el Secretario Municipal de Turismo y Cultura a ECOS.
Embovedados
El pasado mes de febrero un “huequito” en el suelo de la final de la calle Camargo llamó la atención de un vecino, que reportó el hallazgo a las autoridades municipales.
Ante el llamado, personal de la Dirección de Gestión de Riesgos y de la Empresa Local de Agua Potable y Alcantarillado Sucre (ELAPAS) acudió al lugar para averiguar de qué se trataba. Se encontraron con una cámara de aire cuyo diámetro era de tres a cuatro metros. “Se trataba de un embovedado pluvial dañado”, comenta personal de Riesgos.
De acuerdo con esa versión, no era una cripta ni un pasadizo secreto.
Si bien Sucre se encuentra sobre túneles, “en todos los años que trabajé no encontramos ninguno que interconecte iglesias o conventos”, afirma Juan José Jiménez, jefe de la División de Red de Alcantarillado de ELAPAS.
“Son (túneles) del sistema de aguas pluviales, más conocidos como poteos, y existen muchos en la ciudad, de todo tamaño, incluso en algunos cabe una persona parada”, detalla él. “Estos embovedados eran usados para cubrir quebradas o ríos. Donde nuestra gente ha podido ingresar, no se encontró ningún otro tipo de túneles que hagan sospechar algo extraño”, complementa.
Jiménez considera que se debe hacer una refacción de estos poteos, ya que muchos de ellos cruzan por domicilios particulares y pueden representar un peligro para sus habitantes. Con el daño de estas cámaras pluviales se corre el riesgo de sifonamientos y roturas de calles, como el huequito —no tan pequeño— encontrado en la final Camargo.
En conclusión, no existen túneles, pasadizos secretos ni catacumbas que conecten los espacios religiosos debajo de la tierra. Todo es fruto de rumores que circularon y pasaron de generación en generación por arriba de las calles de la Ciudad Blanca.•