“Lignum Crucis”
La reliquia más sagrada del país se guarda en el Museo de la Catedral de Sucre
El Museo de la Catedral de Sucre atesora la que, aseguran, es la reliquia más sagrada del país: el “Lignum Crucis” (dos astillas de la cruz donde Jesucristo fue crucificado; literalmente, “Madera de la Cruz”), enviada desde el Vaticano durante la Colonia. Además, resguarda una enorme colección que cuenta con certificados de autenticidad otorgados por la Santa Sede.
Para quienes profesan la fe católica resulta sobrecogedor llegar a donde está el Lignum Crucis, que se encuentra en el altar de la Capilla de San Juan de Mata y forma parte del recorrido por el museo de la Catedral.
“Muchos turistas que conocen sobre su significado salen derramando lágrimas de emoción. Esos restos son tan sagrados que sólo se encuentra en las Catedrales más importantes del mundo”, relata a ECOS el jefe del Museo de la Catedral de Sucre, Iván Alfredo Gutiérrez Achá.
Se trata de dos astillas del madero que formaba la cruz donde murió Cristo y acabó rescatada por Santa Elena, madre de Constantino, quien fue el primer emperador romano en transformarse al cristianismo.
Se conservan dentro de un óvalo de cristal formando una cruz pequeña, que a su vez está en el interior de otra cruz mucho más grande de madera con resplandores, cantoneras y ornamentos de plata.
En el Vaticano se conserva un trozo mayor de madera de la Santa Cruz, según detalles ofrecidos por Gutiérrez, quien también es historiador.
La Catedral Primada
El Museo de la Catedral de Sucre guarda una gran cantidad de reliquias. Gutiérrez, refiriéndose precisamente al templo principal, dice que en el periodo de la Colonia fue el primero en construirse, por eso se lo considera el más importante de este lado del continente, de lo que hoy es Bolivia.
En ese tiempo la influencia de la Catedral Primada fue sustancial. Tuvo gran poder de decisión en los asuntos religiosos en un vasto territorio que en la actualidad abarcaría a Bolivia, Uruguay, Paraguay, parte de Argentina, el norte de Chile y el sur del Perú.
Por ejemplo, los arzobispos eran enviados desde la Villa de la Plata o Charcas (hoy Sucre) hacia Buenos Aires, La Paz o Santa Cruz, entre otros. De allí que el Vaticano mandó una importante cantidad de reliquias a la Catedral Primada.
Reliquias
Para la Iglesia, reliquias son los restos de un santo o ciertos objetos que estuvieron en contacto con él, o bien algún objeto que, por otros motivos, es digno de veneración.
En el cristianismo, la veneración de estas reliquias está vinculada a las persecuciones que sufrieron los primeros cristianos cuando empezó a extenderse la religión. Muchos objetos vinculados a esos mártires se convirtieron en reliquias, siendo estas veneradas y custodiadas desde entonces. El estuche o espacio donde se almacenan recibe el nombre de relicario.
Siglos atrás, las reliquias eran enviadas desde el Vaticano a las catedrales más importantes del mundo. Era el único acreditado para hacerlo porque en cierta época los mercaderes, sobre todo en Europa, jugaron con la fe de la gente que quería tener algo sagrado en sus hogares vendiéndoles reliquias falsas, sostiene Gutiérrez.
Certificados de autenticidad
Las reliquias que se atesoran en el Museo de la Catedral de Sucre son genuinas, aclara la misma fuente, cuentan con certificados de autenticidad.
El número de reliquias es muy grande y no se podría cuantificar porque también están en las aras (piedra consagrada que habitualmente es colocada en el centro del altar católico, en cuyo centro se ponen reliquias. Si el altar no tiene reliquias, solo es una estructura o un mueble; pero si las tiene, se convierte en sagrado).
“Hoy en día, las aras generalmente están cubiertas o fueron quitadas para evitar robos. Sería un sacrilegio robar una piedra sagrada porque tiene un significado muy profundo”, comenta el experto, conocido a nivel nacional por ser también coleccionista.
Los extranjeros que visitan el Museo de la Catedral de Sucre salen asombrados por la cantidad de reliquias con la que cuenta. Manifiestan que en sus lugares de origen generalmente tienen una sola, a la que veneran una vez al año, cuenta Gutiérrez.
Reliquias de santos
En el Museo de la Catedral hay varias vitrinas donde se conservan y exponen los fragmentos de huesos de Santa Bárbara, San Hipólito, San Marcial y otros santos.
También hay retazos de vestiduras, por ejemplo parte del hábito de San Francisco Solano o “Tata Solano”, a quien se le tiene gran devoción. Su capilla está ubicada por el sector del Guereo.
Gutiérrez relata que fue un santo que estuvo de paso por estas tierras. En el periodo de la Colonia colocó las cruces de entrada y de salida de la ciudad, para que esté protegida.
En el centro de otro relicario, con forma de custodia, se guardan pequeños fragmentos de huesos y vestimenta de Santa Teresa, San Antonio de Padua y otros santos. Del mismo modo, hay reliquias de San Pedro Apóstol, el primer papa, y de San Andrés.
Otras reliquias enviadas desde la Santa Sede en el siglo XVII tienen forma piramidal y cuatro caras. En una de ellas está el fémur de San Bonifacio y un fragmento de tejido de la vestimenta de San Felipe Neri.
Una que llama mucho la atención en un relicario ovalado es la fracción de una costilla de San Sebastián, el mártir. Era un soldado del ejército romano imperial que perseguía a los cristianos.
No obstante, después se convirtió y realizó en secreto actos de amor por el prójimo. Al descubrirse su identificación con el cristianismo fue entregado a los arqueros, que lo traspasaron con flechas. Lo dieron por muerto pero, según la creencia, como Dios aún lo quería para su misión, unos amigos lo recogieron y lo llevaron donde la viuda Santa Irene, quien sanó todas sus heridas. Sebastián volvió a presentarse ante el Emperador y finalmente fue asesinado azotado a golpes.
San Clemente y Santa Aquila
Dos figuras de cera de tamaño natural se conservan como relicarios que llevan en su interior los cráneos completos del papa San Clemente Mártir y el de Santa Aquila.
La historia de la Iglesia cuenta que San Clemente Mártir fue el tercer sucesor de los apóstoles Pedro y Pablo y gozó de tener trato con los apóstoles. Asimismo, recibió el elogio de San Pablo por la colaboración prestada a los filipenses. Sus retos fueron guardados por la Confraternidad de los Santos Ángeles Custodios en la sacristía de la Capilla Paulina del Vaticano.
Curiosamente, se dice que las ciudades latinoamericanas Mérida (Venezuela) y Linares (Chile) se disputan la tenencia de sus restos. “Probablemente algunos de ellos, pero el cráneo está en la Catedral de Sucre. Para que el Vaticano haya enviado el cráneo completo de un papa a esta catedral, tuvo que haber sido realmente muy importante”, refuerza el estudioso.
“Por su parte, Santa Aquila fue una santa que vivió en la época del Imperio Romano, que profesó su fe en Dios hasta el último momento de su existencia; murió decapitada”.
Catedral saqueada tres veces
En una de las vitrinas, algunos relicarios tienen los nombres de los santos a los que pertenecieron y otros no. Durante la Guerra de la Independencia, la Catedral fue saqueada por tres ejércitos el mismo número de veces. Gutiérrez sostiene que se llevaron los relicarios que eran trabajados con materiales nobles, como el oro y la plata, porque conservaban algo sagrado. En ese desorden, dejaron reliquias sin nombre.
Se piensa que los relicarios originales fueron suplidos por otros rudimentarios, trabajados por artesanos de Sucre en hojalata.
“A nivel nacional, el Museo de la Catedral de Sucre es donde se conserva la mayor cantidad de reliquias”, enfatiza su jefe.
El solideo de León XIII
En el Museo de la Catedral también se conserva el solideo del papa León XIII (casquete hecho generalmente de seda, formado por seis piezas o gajos cocidos entre sí, que lo prelados de la Iglesia católica, como obispos, cardenales y el Papa usan para cubrirse la coronilla).
León XIII tuvo una relación histórica estrecha con Sucre: fue quien nombró príncipes a los esposos Francisco Argandoña y Clotilde Urioste el 28 de diciembre de 1898. Ese día, el Papa entregó el solideo a doña Clotilde, que guardó celosamente la prenda.
Reliquias de Juan Pablo II
En 1988, cuando el papa Juan Pablo II visitó Sucre, obsequió a la Catedral un cáliz y una patena (plato pequeño de oro u otro metal en el que se coloca la hostia durante la misa) que se exhiben en la primera sala del museo.
Además, durante su estadía el Santo Padre celebró una misa en la Catedral y utilizó un cáliz de oro muy antiguo, cuajado de 400 esmeraldas.
Tras su fallecimiento y posterior canonización, los objetos utilizados por Juan Pablo II son una reliquia. “Entonces, podemos afirmar que es un cáliz tocado por un santo”, resume Gutiérrez. •
Rescate de reliquias en Tierra Santa
El emperador romano Constantino fue el primero de esa investidura en transformarse al cristianismo, cesando desde entonces la persecución a los creyentes que morían por sus creencias.
Santa Elena, madre de Constantino, se encargó, junto con el ejército romano, de buscar las reliquias sagradas de Cristo en Tierra Santa.
Durante la pesquisa encontraron los tres clavos de la crucifixión de Jesucristo, la columna de madera donde fue azotado, la cruz en la que lo crucificaron y la escalera por donde subió para ser juzgado.
Sin embargo, hace varios siglos la escalera santa fue sacada de su lugar original y ahora se conserva frente a la Basílica de San Juan de Letrán, en Roma. En 1723 fue protegida con madera de nogal para preservarla de los desgastes, ya que todos los días miles de peregrinos suben por ella de rodillas.
En algunos peldaños se pueden apreciar a través de un cristal las gotas de sangre que derramó Cristo.
Con relación a la columna de madera donde fue azotado, el jefe del Museo de la Catedral de Sucre, Iván Gutiérrez, asegura que el Vaticano se ocupó de mandar pequeñas astillas al mundo entero para que las catedrales conserven esa reliquia.
En Sucre, esos restos se guardan dentro de un relicario en forma de cruz de plata cincelada, muy trabajada. En la parte central de esa pieza hay otra cruz de cristal y, dentro de ella, se aprecia otra sumamente diminuta, formada por dos astillas de la columna donde azotaron a Jesús, rescatada por Santa Elena.
Horarios y costo de la visita al museo
“El Museo de la Catedral de Sucre reabrió sus puertas hace cuatro meses y es necesario que la gente conozca lo que atesora, para evangelizar o para acercarse más a Dios en un grado más sublime”, invita su jefe, Iván Gutiérrez.
El lugar está abierto al público de lunes a viernes en los horarios de 9:00 a 12:00 y de 14:30 a 18:30. Los sábados, de 14:30 a 18:30.
El costo de la entrada para niños es Bs 5, estudiantes Bs 7,50, adultos nacionales Bs 15 y extranjeros Bs 30.
Si un grupo grande de personas desea visitar el museo en otros horarios, puede hacer la reserva correspondiente llamando al número de teléfono (4)64-52257.
El museo queda a media cuadra de la Plaza 25 de Mayo, en la calle Nicolás Ortiz N° 61, al lado de la Capilla de la Virgen de Guadalupe.