Helen: “Nunca hago pronósticos, pero estamos con un presagio muy feo”

La astróloga y consejera recuerda con emoción a su hijo Antonio, coautor de los horóscopos de ECOS, fallecido recientemente

Posando junto a la fotografía de su hijo Antonio.

Posando junto a la fotografía de su hijo Antonio.

La astróloga Helen muestra la fotografía que le tomaron con una máquina Kirlian para saber cómo es su aura.

La astróloga Helen muestra la fotografía que le tomaron con una máquina Kirlian para saber cómo es su aura.

Helen: “Nunca hago pronósticos, pero estamos con un presagio muy feo”

Helen: “Nunca hago pronósticos, pero estamos con un presagio muy feo”


    Oscar Díaz Arnau ECOS
    Ecos / 05/08/2018 06:54

    Abre la puerta con un botón eléctrico desde el segundo piso y me pide que suba las escaleras. Nos sentamos en el mismo escritorio donde cada día recibe a sus clientes. A sus espaldas hay tres cuadros con figuras egipcias que, dice, no tienen ningún significado especial, salvo por el hecho de que se los regalaron unas familias llegadas del Líbano. En una esquina del escritorio, un inquieto Maneki-neko, el gato chino de la suerte.

    —Unos dicen que es para llamar clientes. El gato simplemente te saluda, está diciendo “bienvenido, ¿cómo estás?” —argumenta la astróloga y consejera Helen, que me habla con la voz quebrada. Ese gato fue un obsequio de Antonio, el único varón de sus cuatro hijos. Él falleció en sus brazos en junio pasado y, según me confía ella, le dejó un vacío que no puede llenar con nada. Desde el lugar del que siempre escucha, cambiando los roles, ahora es Helen la que cuenta sus problemas.

    Esta serena riberalteña de 72 años está radicada en Sucre hace 27. Me dice que estudió Psicología y Astrología en la Universidad Mayor de Astrología de Barcelona (España), que se casó con un francés y junto a él conoció toda Bolivia, que después él se murió, y después Antonio, y que le sobreviven tres hijas, seis nietos y dos bisnietos.

    La revista ECOS publica cada domingo los horóscopos de Helen, que a manera de homenaje sigue compartiendo firma con su hijo fallecido.

    Él la siguió en el camino de la astrología y también en el de la escritura y, por eso, la famosa consejera adelanta que publicará unos poemarios de ambos: Antonio, que era además narrador, llegó a enviar algunos de sus libros inéditos a concursos nacionales e internacionales.

    ECOS. ¿Cuántos años lleva trabajando con la astrología?

    Helen. 47 años ininterrumpidos.

    ECOS. Siempre tuvo programas de radio y publicó sus horóscopos. ¿Por qué?

    Helen. Es lo que he hecho (muchos) años, enseñar todo lo que yo sé, compartir. No soy una maestra, pero comparto, desde lo más sencillo de la astrología: 12 signos zodiacales y estos divididos en cuatro partes, signos de fuego, de aire, de agua y de tierra (explica, uno por uno, cuáles corresponden a cada categoría). Tenemos esta interacción natural del cosmos en sí a través de los elementos, de los planetas, y de todo esto extractamos la esencia de nosotros, como seres humanos, para saber cómo actuaría un signo de Virgo, cómo sería el hombre de Tauro… todos tenemos virtudes y defectos, pero algunos son más realzados. Eso es lo básico. Ahora, si entramos en detalles (…) es así como me muevo en el horóscopo.

    Cuenta que su tradicional programa “Aprendiendo a vivir” comenzó en la Radio Arcadia, de Jhonny Huayllas. Después pasó por Radio Loyola, Encuentro y actualmente está en Radio Milenium (FM 89.9, lunes a viernes de 9:00 a 9:30). También hizo programas con Favio Porcel. Paralelamente comenzó con los horóscopos para Correo del Sur; no los tiene contados pero los escribe en computadora, entre las 22:30 y la 1 de la madrugada.

    —No tengo un cronograma para decir “el lunes me voy a sentar y voy a hacer dos o tres horóscopos”. Pero sí los adelanto, adelanto por lo menos dos días para que no esté en problemas después. Antes iba a la radio todos los días, (pero) desde el fallecimiento de mi hijo estoy grabando el programa aquí, con un equipo portátil de la radio.

    ECOS. Su hijo colaboraba con usted. ¿Había estudiado Astrología también?

    Helen. Era Ingeniero en Computación, no tenía ningún estudio de Astrología, ningún diploma ni certificado, pero sí era un autodidacta, su método de vida siempre fue leer. Él tiene 1.460 libros; el rato que podía, estaba con sus libros. Ha escrito tres y ha dejado uno inconcluso, también poesía. Creo que es el único que me heredó, porque yo soy escritora también. He dicho que voy a publicar su poemario y el mío, para que no solamente la familia sino todas las personas que lo conocieron, que lo quisieron, que lo admiraron, puedan tener algo de él.

    Mire cómo son las cosas: A mí me dio una enfermedad, entonces él me dijo: “mamá, voy a ir a cuidarte”. En Cochabamba lo regaló todo: no vendió, lo regaló. Me dijo: “yo lo que quiero es cuidarte, estar contigo”. Y estuvo conmigo siete meses. Ese fue el tiempo que me llenó de luz, me cuidó, me amó, me mimó tantísimo. Por eso es que el vacío que dejó no lo lleno con nada. A veces no puedo, miro su foto y no puedo conformarme a no tenerlo.

    Describe a Antonio como divertido y bohemio: “usted nunca va a ver una foto donde esté posando, todo era haciendo payasadas”. Recuerda que caminaba entre 6 y 7 kilómetros al día y que en esos recorridos iba mirando y grabando sus pensamientos en el celular. Era un hombre sano al que, es cierto, habían operado de la tiroides hace cuatro años, pero se sometía a controles cada tres meses. La mañana del 20 de junio, desesperadamente le pidió a su madre que le friccionara la espalda. Entre sollozos, Helen me relata ese doloroso momento: “Empezó a vomitar y después lo vi, estaban su cabecita y su cara fría, yo sabía que no le estaba pasando oxígeno… en veinte minutos se fue”. Antonio Guigues murió a los 50 años por un ataque fulminante al corazón. Nunca se casó, pero tuvo un hijo y un nieto recién nacido que no alcanzó a conocer.

    —Hasta ahora me pregunto y le digo: “Dios, ¿por qué no me respondes?”. Siempre fui tan creyente, con tanta fe y no hay una respuesta. Sé que no sufrió nada, fue a morir en mi cama, murió en mis brazos pero, fue algo tan fulminante que no pude hacer nada por él, nadie pudo hacer nada.

    ECOS. ¿Cree que él presintió lo que le pasaría?

    Helen. Mi hija me dice “mamá, por algo se vino mi hermano, era como si él hubiera presentido…”.

    ECOS. ¿Trabajaban juntos?, ¿cómo era esa relación?

    Helen. Conversábamos en las noches de todos los aspectos. Antes, hacíamos los pronósticos para el país, Sucre y Latinoamérica, pero hace más o menos cinco años me dijo: “No, mamita, no quiero que nos metamos”, porque yo tuve una amenaza fuerte por teléfono diciéndome que no me meta en cosas que no me incumbían. “Mamita”, me dijo, “no vamos a sacar ningún pronóstico nunca más”. Pero conversábamos de todo: de la situación política, de la inmigración de los jóvenes, de la falta de trabajo; en fin, sus razonamientos (eran) tan justos... Duele el alma saber que ya no está conmigo.

    ECOS. ¿Usted le enseñó a él?

    Helen. Yo no le enseñé nada, él era el que compartía conmigo en conversaciones. Leyó mucho sobre metafísica y me decía: “tú no has venido a esta vida para hacer nada, tienes algo para lo que Dios te ha puesto”.

    La astróloga estira su brazo derecho y de una especie de tarjetero extrae una pequeña fotografía; me la muestra. Es una “prueba que me hicieron”, dice, “una foto que se saca con una máquina Kirlian para saber cómo es el aura de cada persona”. (En Wikipedia se puede leer que la cámara Kirlian es capaz de plasmar en una imagen el efecto corona de cualquier objeto u organismo al aplicar un campo eléctrico sobre una placa. Las fotos obtenidas por esta técnica son muy populares entre los practicantes de medicina alternativa... En muchos casos aseguran que el campo eléctrico que se ve en las fotos es una imagen del aura de las personas y que hay una relación entre el aura y el bienestar físico del paciente. A pesar de que no está comprobada la existencia del aura y que estas fotografías son productos de un fenómeno físico conocido, las fotografías Kirlian son parte del material de diversos terapeutas alternativos y esotéricos).

    ECOS. ¿Y qué significa esa foto (se la tomó una mujer que llegó de Suiza a dar unos cursos)?

    Helen. Sabiduría, paz interior y don de curación a través de la palabra. Y esto es lo que más cuido, porque el aura se resquebraja o se vuelve negra, se agrieta cuando tú procedes mal; entonces, para mí esto es como si tuviera el diploma más grande dado prácticamente por la naturaleza. Me jacto de ser paciente, de escuchar y después analizar y poder aconsejar. Aquí no vas a ver calaveras u objetos así, me gustan las piedras porque son naturales, los sahumerios, y me gusta todo lo que la naturaleza nos da (…)

    ECOS. ¿En qué horarios atiende a sus clientes?

    Helen. De 15:00 a 20:00. Las consultas son variadas: hijos que son problema; hogares que están desechos; traumas que vienen a través de la niñez y la juventud; la falta de interés por→ →los estudios; la mala educación de gente que piensa que dando dinero va a suplir el amor y el diálogo en los hogares... Tenemos consejos sobre materia laboral; hay mucho desempleado y eso origina problemas con la pareja, en el hogar, en la familia.

    ECOS. ¿No la buscan por cuestiones amorosas?

    Helen. Todo el tiempo hay problemas de amor. Porque el amor son dos personas que se conocen pero no saben: cómo vivió, qué formación tiene, cuáles son los valores que le inculcó la familia; no saben nada. Sienten una química, se juntan y al pasar el tiempo se dan cuenta de que chocan y empiezan los problemas. Ahora que el divorcio es tan fácil, entonces se casan para terminar divorciados al año o a los dos años. Esto también conlleva una serie de desilusiones que a veces jalan por el lado equivocado, porque al tener una desilusión se buscan diversiones para llenar esa falta de amor que ha quedado en nuestro interior y, ahí la persona se malogra o da pasos que no son convenientes.

    ECOS. ¿Usted tira las cartas?, ¿lee el futuro? ¿Cómo procede?

    Helen. Primero quiero ver de qué signo son, qué decanato —porque cada signo tiene tres decanatos y doce casas—. Entonces, según eso es la personalidad de cada cual. Veo la personalidad de ambos y les digo: “esto no encaja porque tú eres, por ejemplo, de tierra y él es de fuego”. La tierra, ¿qué hace? Cuando echas tierra al fuego, lo apaga. Entonces, no son signos compatibles. “¿Cómo te llevas?, ¿qué diálogo hay entre ustedes?, ¿de qué es lo que hablan?”. Ahí puedo poner ya después: trabajo, salud, relación de amor y futuro. Si sale un viaje, si van a tener percances a nivel legal, si hay problemas que se han generado a través de la niñez o la adolescencia y tienen que consultar a un psicólogo para que les ayude…

    ECOS. ¿Qué tipo de cartas son?

    Helen. Cartas del tarot egipcio numeral. Yo no pregunto nada, la gente se sienta aquí y me dice: “Quiero que me vea el tarot o las cartas”. Solo necesito su nombre y su fecha de nacimiento, no pregunto nada. Después de que le pinto todo el panorama de lo que me marcan las cartas, le digo: “¿Qué quieres preguntar?”. Ellos harán las preguntas. A veces me dicen: “nada, ya me lo dijiste todo”.

    Mientras responde, me muestra las cartas y yo le digo que parecen antiguas. “Estas tienen 40 años”, me confirma. Luego, abre un cajón y saca de allí las que manejaba su hijo, bastante más grandes, por cierto; me explica que son del tarot de acuario.

    ECOS. ¿Él también recibía consultas?

    Helen. Le gustaba, le gustaba, digamos, más con la gente joven.

    ECOS. ¿En Cochabamba?

    Helen. En Cochabamba y aquí (en Sucre).

    ECOS. ¿La visitan más jóvenes que adultos o al revés?

    Helen. Aquí no viene tanto la gente joven, sino la gente mayor.

    ECOS. ¿Entre qué edades?

    Helen. Desde los 30 hasta los 70 años, personas que tienen un criterio formado. Hay de todo: ambiciones, herencias, cuestiones laborales y sentimentales, autoestima baja, en fin.

    ECOS. ¿Clientes de muchos años?

    Helen. Gente que viene constantemente, incluso de La Paz, de Tarija, de Cochabamba… Yo tengo clientes en España, en Suiza, en Italia, Estados Unidos, Japón.

    ECOS. ¿Y cómo atiende a los de otros países?

    Helen. Por teléfono.

    ECOS. ¿Cuánto tiempo dura la consulta?

    Helen. Dura media hora.

    ECOS. ¿Cuánto cuesta?

    Helen. 100 bolivianos.

    ECOS. ¿Y le va bien?

    Helen. Desde siempre. Aquí me conocen tantos años que tengo clientes que vuelven y esta familia me trajo a su comadre, y esta a la prima, y esta…

    ECOS. ¿Qué opina de su competencia? ¿Hay envidia en el medio de la astrología?

    Helen. Nunca me he sentido dañada por alguien que quiera hablar mal de mí, o que yo piense que fulano está ganando más que yo: lo que es mío va a ser mío. Yo no tengo una casa propia, ni una movilidad, ni joyas, yo, vivo satisfactoriamente. No soy ambiciosa. Uno de mis principios es: “Si llegué desnuda, desnuda me voy a ir, no me voy a llevar nada”.

    ECOS. ¿Qué piensa de los impostores que trabajan de esto sin un respaldo académico?

    Helen. Que haya personas que los juzguen o que los juzgue Dios. Yo no estoy para juzgar a nadie.

    ECOS. ¿Usted cree que esta es una labor que se debe desarrollar previos estudios?

    Helen. Desde luego, eso sería lo correcto. Cuando somos profesionales sabemos que si nos gusta nuestra profesión, vamos a dar alma, vida y corazón en ella. Pero las personas pasajeras, que vienen y simplemente se aprovechan, serán tildados y serán juzgados el día después.

    ECOS. Usted menciona mucho a Dios. ¿No colisiona su trabajo con el trabajo de Dios?

    Helen. Para mí hay un solo Dios, no me importa si es Alá, si es Jesús, si es Buda; hay un ser supremo. Depende de tu fe: si tú naciste sin creencias, pues, serás ateo y creerás solamente en tu capacidad y en tu esfuerzo para salir adelante. Pero yo creo que hay un ser superior, que la vida la hacemos nosotros, con nuestros actos; el destino lo hacemos nosotros pero tenemos esa representación de Dios como un respeto hacia nuestra propia existencia. No soy fanática de ir a la iglesia ni de los sacerdotes, porque todos somos humanos y todos tenemos errores.

    ECOS. ¿Usted reza?

    Helen. Rezo, pero no voy a la iglesia. Agradezco por el nuevo día, por el pan del día, por la salud de mis hijos, por la familia, pero para mí no es la oración de agarrar un Padrenuestro, un credo…

    ECOS. ¿Profesa alguna religión?

    Helen. Soy cristiana.

    Helen sigue fielmente el compromiso que asumió con su hijo de no realizar más pronósticos. Pero en medio de la entrevista, no puede evitar referirse al reciente eclipse de luna.

    —Estamos con un presagio muy feo. Llamamos “luna de sangre” a este evento porque la luna se tiñe de rojo por el dolor y la sangre que va a ser vertida. Marte está muy cerca de la Tierra y de la Luna, y Marte es el planeta de la guerra. ¿Esto qué nos dice? Que la Tierra va a pasar por momentos caóticos, violentos, llenos de dolor y de tragedia.

    ECOS. ¿Esto lo está viendo ahora por el eclipse o ya lo pronosticó antes?

    Helen. Nunca hago pronósticos, ya le dije que no quiero hacer más pronósticos, pero esto es lo que he visto con el tránsito que hay de la Tierra a la Luna y Marte. ¿Qué es la luna? Romántica, pero tiene cuatro fases; si viene por el lado negativo, es decir, si va a estar en menguante y viene Marte, quiere decir que hay tragedia, luto y dolor. Si Marte viene cuando la luna está en Luna Nueva, esto quiere decir que vamos a salir adelante luchando. Todo eso se tiene que tomar en cuenta.

    ECOS. ¿Cómo se traduciría esto en la realidad? ¿Usted puede ver eso?

    Helen. No quiero hacerlo. Yo no quiero adelantarme demasiado en ninguna de las cosas que son trágicas porque no me gusta inducir a la gente, que esté con esa premonición mala o esperando que suceda algo. No.

    ECOS. ¿Por qué se dedica a la astrología?

    Helen. Yo creo que desde niña tenía un don. Me acuerdo que tuvimos una reunión con mis compañeras de colegio y un día una de ellas me dice: “Fuimos a Tumichucua (lago de la Amazonía situado a 25 kilómetros de Riberalta) y sé que si hubieras estado vos ahí, nos podrías decir qué había pasado porque encontramos trajes de buzo en una cueva; habían trajes de buzo, habían tanques”.

    Siempre, desde niña, he tenido como visiones que yo misma no sabía interpretar muy bien ni sabía por qué pasaban. Parece que estaba ya en mi naturaleza seguir este camino, por eso me gusta tanto mi trabajo. Tengo 72 años y mis hijas me dicen: “Mamita, ya deberías descansar”. Pero yo les respondo: “¿Descansar de qué?”. Yo amo lo que hago y hasta el último día que Dios me dé aliento, lo voy a hacer. Para mí no es algo que me agote o que diga “tengo que trabajar”. Lo hago porque amo mi trabajo.

    Antes de la despedida, Helen me pregunta mi signo zodiacal y, sin que se lo pida, me habla de mi personalidad, de mi presente y de mi futuro; también me brinda una serie de consejos.

    Ella atiende en Sucre en la calle Pasaje Paravicini # 80A, casi Daniel Campos. Teléf. (4)64-20965. •

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