Huellas de mantarraya del Cretácico en Camargo
Científicos de un equipo de investigadores boliviano-español confirmaron la existencia de huellas de peces mantarraya del periodo Cretácico, es decir, de hace aproximadamente 70 millones de años, en el municipio de...
Científicos de un equipo de investigadores boliviano-español confirmaron la existencia de huellas de peces mantarraya del periodo Cretácico, es decir, de hace aproximadamente 70 millones de años, en el municipio de Camargo, departamento de Chuquisaca.
Así lo adelanta a ECOS el arquitecto Omar Medina, miembro de ese equipo, antes de aclarar que manejan este hallazgo como una hipótesis, una probabilidad, hasta que la investigación se publique en una revista científica internacional.
En el trabajo de campo participaron profesionales de las universidades San Francisco Xavier de Chuquisaca y las de Barcelona y Sevilla (España), además del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, junto con el geólogo Hugo Heymann, de Santa Cruz de la Sierra.
La riqueza paleontológica del sur de Bolivia continúa sorprendiendo al mundo científico a partir de este descubrimiento que se suma a otros, sobre todo en la región de Chuquisaca, revelados durante las últimas tres décadas.
Mantarrayas del Cretácico
El hallazgo de trazas de mantarraya constituye el primer registro de rastros de estos animales en territorio nacional, dice Medina, quien explica que esa especie de peces habitó lo que fue el mar boliviano en el Cretácico mientras enormes dinosaurios dominaban tierra firme o paseaban por las costas.
El experto remarca la importancia del nuevo hallazgo para la constatación de que gran parte de la actual Chuquisaca era un océano, con sectores menos profundos. “El aporte científico de esta investigación radica en conocer e interpretar las huellas de mantarrayas en su entorno natural, durante el periodo del Cretácico”, afirma él.
Esta investigación se apoya en la colaboración de los doctores Fernando Muñiz (Universidad de Sevilla) y Zain Beaústegui→ →(Universidad de Barcelona), expertos españoles especialistas en Icnología, ciencia que estudia el comportamiento de los seres vivos del pasado a través de los rastros, huellas, marcas o trazas que dejaron sobre sustratos blandos (arenas, fangos) o duros (rocas, huesos, etc.). Ambos, junto al docente y especialista local Omar Medina y un selecto grupo de científicos, reinterpretan y describen a los productores de extrañas marcas en la localidad de La Quemada, municipio de Camargo.
Un poco de historia (reciente)
Camargo, municipio chuquisaqueño de la provincia Nor Cinti, está ubicado a 300 kilómetros de Sucre. En esa zona, en el año 2003, se realizó el primer descubrimiento de huellas de dinosaurio pertenecientes a los saurópodos (dinosaurios herbívoros cuadrúpedos de cuello largo), ya que los rastros que dejaron tenían una forma ovalada, muy similares a las dejadas por estos reptiles gigantes.
En el 2009, otra expedición llegó hasta La Quemada, a unos 15 kilómetros de Camargo. En el lugar se procedió con el levantamiento de datos, principalmente, geológicos. En esa ocasión se confirmó que las rocas pertenecían al Cretácico superior (hace 70 millones de años). Sin embargo, persistía una duda científica respecto al origen de estas huellas.
Esa duda llevó a Medina a recurrir a otros paleontólogos y, gracias a un encuentro de expertos en la temática en Perú, el año pasado se reabrió la investigación, esta vez, con la intervención del reconocido paleontólogo español Fernando Muñiz, del Departamento de Cristalografía, Mineralogía y Química Agrícola de la Universidad de Sevilla, España.
De acuerdo con la descripción proporcionada a ECOS por Medina, en el yacimiento predominan las areniscas rojizas. En una de las superficies expuesta en el flanco occidental del internacionalmente conocido “Sinclinal de Camargo” —donde los estratos están en disposición casi vertical— se reconocen decenas de depresiones circulares-semicirculares, sin conexiones unas con otras, dispersas y de diferente tamaño. La superficie donde se observan estos icnofósiles o huellas fósiles tiene una extensión aproximada de 22 metros de ancho por 15 de alto.
Medina no deja de citar un antecedente de la presencia de mantarrayas en la región de los Cintis que data del año 1962, cuando el geólogo D. Vicet Ponce de León encontró un diente fósil de uno de los peces del grupo cuyo nombre científico es Myliobatis y lo menciona en su tesis titulada “Estudio Geológico del Sinclinal de Camargo”. Lamentablemente, apunta el experto chuquisaqueño, se desconoce el destino de ese único testimonio acerca de la existencia de animales acuáticos en territorio cinteño.
¿Huellas de dinosaurios?
¿Son o no huellas de dinosaurios las encontradas en Camargo? Esa fue la pregunta que el equipo de investigadores bolivianos-españoles se hizo inicialmente. Tras el análisis preliminar de las huellas (que actualmente llevan a cabo con mayor profundidad) llegaron a la conclusión de que no corresponden a huellas de dinosaurios, sino probablemente de peces mantarraya.
“Los rastros fósiles estudiados corresponden a un comportamiento de depredación de peces raya (Batoidea) que cuando detectan sus presas (moluscos y crustáceos semienterrados en el fondo marino) los desentierran con fuertes chorros de agua que levantaban el sedimento del fondo marino y atrapaban su alimento generando depresiones circulares-semicirculares”, señala parte del trabajo presentado por este equipo boliviano-español el 17 de mayo pasado en las 32 Jornadas Paleontológicas de Vertebrados celebradas en Corrientes, Argentina.
Según Medina, la investigación causó interés entre los expertos de varias nacionalidades que participaron de ese encuentro internacional, considerado uno de los más importantes del continente.
El equipo completo de investigadores estuvo conformado por: Omar Medina, de la Facultad de Arquitectura y Ciencias del Hábitat, de San Francisco Xavier; Fernando Muñiz, de la Universidad de Sevilla; Mario Suárez, del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado; Zain Belaústegui, de la Universidad de Barcelona, y el geólogo Heymann.
“El estudio preliminar de las trazas fósiles de La Quemada en Camargo desecha su interpretación como huellas de dinosaurios y reporta la primera presencia del icnogénero Piscichnus (nombre científico de estas huellas) en Bolivia”, comentan Muñiz y Medina.
Luego, señalan lo siguiente: “Hay que hacer un ejercicio de abstracción y pensar en esta zona, hace unos 70 millones de años, como una extensa costa en cuyas playas paseaban grandes dinosaurios saurópodos, mientras en la zona intermareal sumergida bajo el agua múltiples mantarrayas se dedicaban a alimentarse de moluscos y/o cangrejos con este peculiar comportamiento que se traducirán luego en estos espectaculares icnofósiles”.
Medina dice que el equipo está actualmente profundizando el estudio con un mayor levantamiento de datos en la zona consistente en: toma de medidas, búsqueda de nuevos restos de dientes de mantarrayas, e identificación de otras galerías fósiles asociadas y posiblemente dejadas por estos moluscos, más crustáceos que eran alimento de aquellos peces y que ahora se constituyen en la prueba de este trabajo científico.
La intención, según adelanta a ECOS el arquitecto, uno de los mayores expertos en paleontología en Chuquisaca, es presentar el resultado de este trabajo a una revista de alto impacto internacional para su mayor difusión, divulgarlo en las localidades del entorno y comenzar propuestas para su puesta en valor como un lugar de patrimonio paleontológico único en Bolivia. •