Parálisis del sueño
¿Duermes y de repente sientes que alguien aparece y no te deja mover? ¿Te visitó alguna vez en medio de la noche un fantasma, un espíritu, un “demonio” o algo parecido y se puso al lado de tu cama o, peor, sobre ti
¿Duermes y de repente sientes que alguien aparece y no te deja mover? ¿Te visitó alguna vez en medio de la noche un fantasma, un espíritu, un “demonio” o algo parecido y se puso al lado de tu cama o, peor, sobre ti y te paralizó por completo, impidiéndote mover un solo musculo? Calma, calma...
Lo que se conoce como “parálisis del sueño” ocurre cuando despiertas de manera incompleta. Estás consciente, pero tu cuerpo sigue dormido y no puedes moverte. Y generalmente viene acompañado de alucinaciones, que provocan mucha angustia y terror. ¿Lo has experimentado alguna vez?
No es para preocuparte tanto. Aunque la molestia ciertamente no está para recomendársela a nadie, la parálisis del sueño es inofensiva y, si cambias algunos hábitos, es posible que la puedas evitar.
A este hombre de 35 años no le pasó solo una vez, ¡sino hasta tres veces! Su testimonio es real.
La primera noche
—Al principio, sentí una presencia extraña. Parecía un espíritu, pero no un espíritu bueno. Estaba oscuro, no veía nada y sentía que una sombra negra se acercaba a mi cama. ¿Era un demonio, el espíritu de algún muerto? Comencé a transpirar frío. La sombra ya estaba sobre mí. Intentaba moverme, pero no podía. Sentía que el peso de todo el mundo estaba sobre mí, una fuerza increíble que me impedía mover nada. Era claro, estaba perdido. Ante la desesperación, solo me quedó rezar…
La segunda noche
—En la segunda noche decidí pelear. Era la misma sombra de la primera vez. “¿Tú de nuevo?”. Esta vez, parecía que quería poseerme, que quería meterse en mi cuerpo. Decidí enfrentarlo y le grité desesperadamente: “¡Fuera, fuera, fueraaaaa!”. Usé todas mis fuerzas, pero no podía con las de él. No podía mover ningún músculo. Pero, pese a ello, y después de una aterradora batalla, sentí que había logrado alejarlo. No recuerdo más.
La tercera noche
—Volvió pese a la pelea de la última vez, pero en esta ocasión estaba preparado. “No tengo miedo”, me dije. Volvimos a forcejar, aunque yo nunca lograba mover un solo músculo. “¡Fuera, fuera, fueraaaa!”. Después de un rato, me quedé sin fuerzas. Fue cuando decidí dejar la pelea; no tenía sentido. No le iba a poder ganar, así que le dije: “Ya no te haré caso”. Un rato después, la sombra desapareció. ¿Lo había vencido?
Conclusiones
En realidad, el hombre de nuestra historia no venció a nadie. La parálisis del sueño lo llevó a alucinar y a creer que estaba librando una batalla de proporciones épicas con un espíritu maligno. Solo aprendió a controlar —de algún modo— el fenómeno del que había sido víctima.
ECOS consultó con una neuróloga y una psiquiatra, y esto fue lo que ambas profesionales dijeron respecto de este trastorno.
¿Qué es?
“La parálisis del sueño es una parasomnia (evento motor y de comportamiento de origen no epiléptico, que ocurre durante el sueño). Se caracteriza por la imposibilidad de realizar movimientos voluntarios. Todos los músculos se ven comprometidos, con excepción de los músculos extraoculares y músculos del diafragma (respiración). Puede ocurrir al iniciar el sueño o al despertar”, explica la neuróloga Mayra Miranda.
Le consultamos si es inofensiva o uno debe preocuparse en caso de estar pasando por este trastorno. “En general, es inofensiva y de carácter benigno. Cuando es recurrente, uno debe sospechar de una enfermedad llamada narcolepsia”.
¿Narcolepsia?
Esta es una enfermedad caracterizada por presentar excesiva somnolencia diurna, que ocurre en forma de ataques de sueño, parálisis del sueño, alucinaciones visuales y cataplejía (pérdida súbita del tono muscular en general, relacionada con eventos emotivos: risa, llanto), según aclara la doctora Miranda.
La parálisis del sueño se manifiesta en el periodo de transición entre el estado de sueño y el de vigilia. Se trata de un despertar incompleto. La persona que lo experimenta está cognitivamente despierta, pero su cuerpo sigue dormido.
“Lo que ocurre es lo siguiente: se produce una especie de desconexión entre el cerebro y el sistema nervioso”, comienza explicando Cinthya Choque, médico psiquiatra y directora del Instituto Psiquiátrico Gregorio Pacheco.
“Cuando nuestro cerebro despierta y nos damos cuenta de que no podemos movernos, fisiológicamente hablando, esto genera un gran estado de ansiedad. Por eso, la persona (que experimenta la parálisis del sueño) tiene una sensación de ahogo, una sensación de taquicardia y opresión en el pecho. Además, sudoración y la imposibilidad de emitir palabra alguna ante la sensación de parálisis”, agrega.
Algo aterrador
¿Y por qué parece que la persona que experimenta la parálisis del sueño, en la mayoría de los casos, está siendo víctima de una posesión demoniaca o algo parecido y aterrador?
He aquí la respuesta de la doctora Choque: “Mitológicamente hablando, era conocida como una especie de maleficio. Algunos historiadores relacionan este estado del sueño con la aparición de algunas imágenes macabras. En ese entonces, se hablaba de dos demonios: el súcubo y el íncubo”.
Y continúa: “Esos dos demonios, supuestamente, se colocaban al lado de la persona y evitaban que pueda reaccionar. Pero lo que en realidad ocurre es que este fenómeno va acompañado de algunas alternaciones de tipo sensoperceptivas bastante interesantes. En psiquiatría, las conocemos como ‘alucinaciones hipnagógicas e hipnopómpicas’”.
Explica que las primeras (hipnagógicas) son alteraciones o falsas percepciones que se producen al inicio del sueño. Es decir, cuando una persona está empezando a dormir y, de pronto, parece que está viendo o sintiendo o percibiendo la presencia de algo. Y las segundas (hipnopómpicas), lo mismo pero al momento de querer despertar.
Se trata de “una serie de experiencias sensoriales anómalas, que pueden ser visuales, auditivas e incluso táctiles (…), a menudo con contenido muy aterrador”, dice, por su lado, Miranda.
Las causas
No se conoce con exactitud una causa exacta de la parálisis del sueño. Se cree que está relacionada con la inmadurez del sistema nervioso central, aunque también se la asocia con la privación del sueño o con los hábitos irregulares para dormir, trastornos de pánico, ansiedad o estados depresivos, informa la neuróloga.
“Generalmente se produce por los malos hábitos alimenticios, por comer comidas pesadas que generan una mala digestión y mal metabolismo fisiológico. Eso se traduce (de mala manera) en el momento de dormir, eso puede generar alternación en el sistema nervioso y el estado del sueño”, indica la psiquiatra.
Para ella, el estado emocional también es una causa muy frecuente. “Tener ansiedad, estrés, un problema que nos esté preocupando…”.
Ya lo sabes, la parálisis del sueño es, en general, inofensiva y no suele durar más de dos minutos. La próxima vez que lo experimentes, o si no la has experimentado y te tocara en el futuro, trata de mantener la calma. No es un espíritu maligno ni un demonio; nada de eso. Es solo la parálisis del sueño y, va a pasar. •
Tips para afrontarla
Por si lo vuelves a experimentar o lo sufres por primera vez, aquí van algunos consejos a tomar en cuenta:
Procura cenar temprano. Hacerlo después de las 21:00, no es bueno.
En el campo emocional: si estás pasando por algún problema grave, busca ayuda profesional.
¿Ya estás experimentando la parálisis del sueño? Trata de mantener la calma. Concéntrate en tu respiración, inhala y exhala e intenta recuperar, de a poco, tu función motora.
¿Está pasando de manera repetitiva? Si sabes que va a venir la parálisis del sueño otra vez, cambia de postura. Trata de no dormir boca arriba.
¿Ya despertaste completamente? Levántate, toma un vaso de agua y tranquilízate. Ya sabes: solo fue parálisis del sueño, nada de espíritus malignos. Al regresar, adopta otra postura para dormir.
No se recomienda tomar ninguna medicación.
La clave está en el descanso y en la “higiene” del sueño. Es decir, mantener horarios estables para dormir y evitar la privación del sueño.
Evita consumir bebidas estimulantes, como café y té, antes de dormir.
Evitar el estrés.
Si duermes con alguien y sospechas que sufre de parálisis del sueño (tiene los ojos abiertos y no se mueve), basta con tocarlo para sacarlo de esa condición.