Las musas que inspiraron el Himno Nacional

Himno Nacional de Bolivia con la firma de Vincenti.

Himno Nacional de Bolivia con la firma de Vincenti.

Carmen Corina Daza y Liberata Sanjinés.

Carmen Corina Daza y Liberata Sanjinés.

Carmen Corina Daza y Liberata Sanjinés.

Carmen Corina Daza y Liberata Sanjinés.

Afiche de El Himnovador, reciente obra basada en la vida de Vincenti.

Afiche de El Himnovador, reciente obra basada en la vida de Vincenti.


    Daniel Bernardo Oropeza Alba (*)
    Ecos / 26/11/2018 00:03

    Un himno es un canto sagrado. Para que uno sea elegido como tal es preciso que responda a un proceso histórico, amén del talento artístico que necesariamente requerirá un motivo… una inspiración.

    A partir de ahí, es razonable que el Himno Nacional de Bolivia, compuesto inicialmente en homenaje a la Batalla de Ingavi, haya sido inspirado no por una sino por dos musas: dos mujeres, dos potosinas.

    El general José Ballivián contrató al maestro romano Leopoldo Benedetto Vincenti para componer la melodía y el abogado y poeta José Ignacio de Sanjinés escribió la letra. Fue estrenado oficialmente al mediodía del 18 de noviembre de 1845 en la Plaza Murillo de La Paz, con la presencia del vencedor de Ingavi pues este himno originalmente estaba destinado a conmemorar esta hazaña del Ejército boliviano al mando de su aguerrido estratega Ballivián, a quien por esta victoria le concedieron el nombramiento de mariscal.

    Encontramos que la melodía del himno fue trabajada en Bolivia durante 1845 por Vincenti, quien había sido formado como músico en un conservatorio de París. Según el dramaturgo Luis Miguel Gonzales, llegó a Perú en una expedición científica y luego se asentó en Valparaíso (Chile), donde trabajó para la banda del Ejército de ese país. Allá se encontraba cuando el Gobierno boliviano se contactó con él para ofrecerle la composición de una canción patriótica que, sin lugar a dudas, resultaba un trabajo muy halagador para todo compositor, así que le convenció a radicarse en Bolivia.

    Probablemente su viaje a La Paz fue a través del puerto de Arica, conexión Tacna, luego Desaguadero y finalmente La Paz, que ya venía fungiendo como sede del poder político. En esta última ciudad residía también el coronel Melchor Daza, héroe potosino del 10 de Noviembre y de varias batallas de la independencia, condecorado de la victoria de Ingavi y válido del presidente Ballivián. Seguramente Vincenti fue invitado a amenizar con su arte y compartir en las tertulias de la alta sociedad ligada al Palacio Quemado, donde conoció a su futura esposa, la hija del coronel Daza, la bella potosina Carmen Corina Daza de quien se enamoró profundamente.

    En cuanto al autor de la letra del himno, el abogado y poeta José Ignacio de Sanjinés, podemos decir que ya tenía asegurada su fama cuando firmó como diputado por Potosí el Acta de Independencia del Alto Perú el 6 de agosto de 1825: ocupó la Secretaría de la Asamblea General Constituyente y diferentes cargos públicos. Fue una persona muy ilustrada, de gran ingenio literario, y tuvo una hija llamada Liberata Sanjinés que era muy amiga de Carmen Corina Daza.

    Las musas que inspiraron a Vincenti la composición de la melodía del Himno Nacional son ambas, Liberata Sanjinés y Carmen Corina Daza, su futura esposa. El imaginario popular no ha olvidado nunca su picardía y hermosura, que fueron capaces no solo de enamorar al talentoso músico romano sino, principalmente, de influir en sus sentimientos para componer el himno que hoy en día nos hace hinchar el pecho de patriotismo cuando nuestra patria nos llama, ya sea con marciales trinos o más frecuentemente cuando la selección nacional disputa un partido de fútbol.

    Un dato importante: tanto José Ignacio de Sanjinés como Melchor Daza fueron diputados por Potosí en la Asamblea General Constituyente de 1825. Ambos firmaron el Acta de la Independencia del Alto Perú y, por fuerza del destino, mantuvieron una proximidad durante el transcurso de su vida.

    No existe una partida de bautismo que esclarezca el lugar exacto del nacimiento del doctor Sanjinés; sin embargo, es muy probable que haya nacido en Potosí no solamente porque fue diputado y senador por este departamento sino también por la referencia de que la mayoría de su patrimonio familiar estuvo en Potosí.

    En cuanto a Leopoldo Benedetto Vincenti, se casó con toda pompa con la musa potosina Carmen Corina Daza y, luego de trabajar en Bolivia, fue invitado a dirigir la Orquesta de Lima. Estuvo mucho tiempo en Perú, incluso durante el periodo de la Guerra del Pacífico. Cuando Carmen Corina Daza murió, el músico viudo retornó a Roma, que se había convertido en el Reino de Italia unificado en 1861.

    Es muy probable que la primera vez que el Himno Nacional fue interpretado haya sido en el domicilio particular del coronel Melchor Daza, en presencia de las dos musas que lo inspiraron, especialmente para complacer a Carmen Corina que, según la crónica popular, puso como condición para aceptar casarse con Vincenti que este haga un hermoso himno para su patria. También señalan las tradiciones orales que el padrino del matrimonio fue el mariscal Ballivián.

    Recién se establece como Himno Nacional en 1851, durante la presidencia de Manuel Isidoro Belzu. Está instituido como Día del Himno el 18 de noviembre en remembranza de la victoria de Ingavi y de la primera vez que fue interpretado. •

     (*) Daniel Oropeza A. es socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí.

    Historia de los himnos

    Los himnos más antiguos que se conocen corresponden a la antigüedad griega y sumeria. Hay himnos egipcios en honor de sus dioses; entre ellos sobresale uno compuesto por el faraón Ajenatón.

    En la tradición clásica griega tenemos himnos homéricos y los más célebres son aquellos del poeta Calímaco, del siglo III a.C. Por su parte, la tradición latina tiene ejemplos de himnos divinos –Diana y Apolo– y también himnos profanos como los escritos por el poeta Horacio.

    La Biblia recupera himnos sagrados de Moisés y Esdras que han llegado hasta nuestros días como acción de gracias a Dios. Durante el medioevo, el himno se convirtió en una composición mística. Algunos pontífices de Roma compusieron himnos muy reconocidos, como el Papa Inocencio III, autor del “Stabat Mater”. El fraile franciscano Tomás de Celano, por su parte, escribió el famoso “Dies Irae”. Santos como Bernardo de Claraval o Tomás de Aquino también son autores de himnos, actualmente, en uso en la liturgia católica y en el repertorio de la música clásica.

    A partir del siglo XVI, los estados adoptan himnos como canciones propias que motivan el fervor patriótico y son entonados para marchar a la guerra o recordar sucesos bélicos. El más antiguo es el himno de los Países Bajos –data de 1568 y es denominado el “Wilhelmus”–. Esta es una marcha militar que hace referencia al príncipe Guillermo I de Orange, antagónico a Felipe II de España, que lo declaró rebelde y envió al gran Duque de Alba a pacificar y someter estos territorios de Flandes. Durante ese periodo histórico, estos conformaban el mismo Imperio español al que pertenecía Charcas.

    El “Dios salve a la reina”, Himno Nacional de Gran Bretaña, es compuesto en 1745 como una oda al monarca. La “Marcha Real”, actual himno de España, fue compuesta en 1770 para Carlos III, el mismo monarca que autorizó la construcción de la segunda Casa Real de Moneda de Potosí.

    Sin lugar a dudas, el himno más connotado del planeta es “La Marsellesa”, composición que aglutina el sentimiento rebelde de los partidarios que luchan por la libertad durante la Revolución Francesa. Fue escrito en 1792 por Claude-Joseph Rouget de Lisle y oficialmente declarado Himno Nacional de Francia en 1795. Muy difundido en América Latina durante los años de la guerra independentista.

    Letra oficial y completa del Himno Nacional

    Bolivianos el hado propicio

    coronó nuestros votos y anhelo.

    Es ya libre, ya libre este suelo,

    ya cesó su servil condición.

    Al estruendo marcial que ayer fuera

    y al clamor de la guerra, horroroso,

    siguen hoy, en contraste armonioso,

    dulces himnos de paz y de unión.

    CORO

    De la Patria el alto nombre

    en glorioso esplendor conservemos

    Y, en sus aras, de nuevo juremos:

    ¡Morir antes que esclavos vivir!

    Segunda Parte

    Loor eterno a los bravos guerreros,

    cuyo heroico valor y firmeza

    conquistaron las glorias que empieza

    hoy Bolivia feliz a gozar.

    Que sus nombres, el mármol y el bronce,

    a remotas edades trasmitan

    y, en sonoros cantares, repitan:

    ¡Libertad, Libertad, Libertad!?

    CORO

    Tercera Parte

    Aquí alzó la justicia, su trono

    que la vil opresión desconoce,

    y, en su timbre glorioso, legóse

    Libertad, libertad, libertad.

    Esta tierra inocente y hermosa,

    que ha debido a Bolívar su nombre,

    es la Patria feliz donde el hombre

    goza el bien de la dicha y la paz.

    CORO

    Cuarta Parte

    Si extranjero poder, algún día,

    sojuzgar a Bolivia intentare,

    al destino fatal se prepare

    que amenaza a soberbio agresor.

    Que los hijos del grande Bolívar

    han ya, mil y mil veces, jurado

    morir antes que ver humillado,

    de la Patria el augusto pendón.

    CORO

     

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