Blockchain de la energía
El medioambiente se beneficia de la misma tecnología que se usa para el bitcóin
Los edificios del nuevo centro urbano de Shenzhen, la capital tecnológica de China, generarán, almacenarán, distribuirán y consumirán su propia energía con la misma tecnología que se utiliza ahora para las monedas digitales como el bitcóin.
Las ciudades del futuro serán ecológicas, densas y compactas, incorporarán nuevas tecnologías que harán que el espacio público sea más humano y natural, y en ellas se fusionarán los corredores naturales y la actividad económica innovadora de alta densidad. Además, sus edificios se convertirán en fuentes de energía.
Esa es la visión de la próxima generación de ciudades del arquitecto Vicente Guallart, cuya firma, Guallart Architects, GA (www.guallart.com), aplica en el diseño de un nuevo centro urbano que se empezará a construir en 2020 en Shenzhen, la capital tecnológica de China, en el distrito de Xianmihu, fronteriza al sur con Hong Kong.
Shenzhen es la ciudad china de mayor crecimiento y acoge a la mayoría de empresas tecnológicas, como Baidu (el equivalente de Google) o Tencent (Facebook y WhatsApp), siendo el equivalente chino de la estadounidense San Francisco, según GA.
El nuevo centro urbano de Shenzhen abarca dos millones de metros cuadrados en los que se desarrollará un núcleo de negocios que incluirá viviendas, oficinas, comercios y servicios, añaden.
Modelo para las ecociudades
El proyecto estipula que un parque central será el punto de encuentro de los espacios, con un corredor ecológico, que unirá el mar con la montaña dejando el tráfico en la parte inferior y proporcionando a los habitantes una zona libre de vehículos.
La construcción en altura y la ecología serán la base de la trama urbana, en la que se eliminará el tráfico privado en superficie, desplazándolo bajo tierra, y se potenciará el uso de nuevas tecnologías urbanas para mejorar los servicios de transporte, como los minibuses sin conductor, de acuerdo a GA.
El centro urbano contará con un sistema de reciclaje de agua y una red de recogida de residuos para reciclar. Su icono será una montaña artificial de 200 metros de altura con una fachada de madera y árboles, que incluirá un centro de convenciones y un hotel, adelanta GA.
El proyecto incluye la recuperación de un lago urbano, alrededor del cual se construirán nuevas zonas de ocio ecológico, como una montaña rusa reconvertida en un centro para competición de drones; una zona de ecogastronomía; un espacio de agricultura urbana; y un parque de educación ambiental para niños.
Otro de los elementos más innovadores del nuevo distrito proyectado por GA será un sistema distribuido de energía producida por los edificios, basado en la tecnología denominada “blockchain”.
El blockchain (cadena de bloques) en la que se sustentan el bitcóin y otras monedas virtuales o digitales como “ethereum” y los “tokens”, es una base de datos repartida en una red digital de miles de ordenadores conectados, que funciona como un libro de contabilidad distribuido, inmodificable y compartido, donde se anotan distintas transacciones de forma irreversible e inalterable.
Es una colección de registros supervisada, mantenida y validada a través de equipos informáticos y de Internet por una comunidad, en lugar de depender de una sola entidad o autoridad central, que se puede utilizar para efectuar todo tipo de transacciones, no necesariamente económicas.
Se prevé que la “cadena de bloques” se aplique en las votaciones electrónicas, la gestión de historiales médicos, el registro de propiedades y autorías, el almacenamiento “en la Nube” y la validación de identidades digitales.
El YouTube de la energía
“Internet permite construir sistemas distribuidos frente a los sistemas centralizados de la era Industrial”, señala Guallart.
“Producir energía de forma distribuida mediante blockchain comparado con el actual sistema de producción y distribución centralizada de las centrales nucleares, equivale a comparar YouTube, donde millones de personas crean y millones consumen contenidos, con la TV tradicional, donde unos pocos producen y todos los demás son consumidores”, apunta.
“Si todos los edificios produjeran energía, con los paneles solares formando parte de su diseño, no habría pobreza energética, y además los edificios podrían producir la energía para los vehículos eléctricos de sus residentes”, asegura Guallart.
Respecto del llamado “blockchain de la energía”, este arquitecto señala a Efe que es “una propuesta que se implementará cuando, de forma organizada, se permita un modelo distribuido de energía en las ciudades por parte de los gobiernos”.
“En el caso de Shenzhen, ha sido propuesto como parte de nuestra visión de la ciudad del futuro”, apunta.
“El blockchain aplicado a la energía permite que todos los miembros de una comunidad, y no una empresa proveedora central, supervisen toda la generación y el consumo eléctrico y en la que muchos edificios produzcan energía mediante paneles solares”, según Guallart.
“Este sistema permitirá que la energía generada se consuma en el propio edificio en función de sus necesidades, se almacene en las baterías de automóviles o edificios, o se venda a un edificio vecino”, concluye. •