Sobre el hablar regional
Carlos Medinaceli “se atrevió a ser boliviano” en la novela “La Chaskañawi” porque aparte de identificarse con el espíritu del pueblo, proyecta en sus páginas la imagen fiel del folk regional: costumbres, bailes, fiestas

Carlos Medinaceli “se atrevió a ser boliviano” en la novela “La Chaskañawi” porque aparte de identificarse con el espíritu del pueblo, proyecta en sus páginas la imagen fiel del folk regional: costumbres, bailes, fiestas, indumentaria, comidas como de San Javier de Chirca. Luego con aquel caudal anónimo, tradicional y variante del acervo nativo, elabora su novela con un sabor de lenguaje típico del pueblo.
“La Chaskañawi” de esta manera no solo ofrece cuadros del folklore de la vida de provincia sino una galería de tipos populares: chotas, borrachines y sobre todo el tipo popular de la chola y su mundo cuya voz percibe el lector común porque habla el mismo lenguaje que expresa las vibraciones de su alma.
“La Chaskañawi” resulta, pues, testimonio invalorable, una obra de proyección del folklore porque se nutre de las sustancias tradicionales de la provincia.
Colorido local
La obra titulada “Nuestro idioma popular en La Chaskañawi” intenta ofrecer un diccionario que en lo posible interprete el hablar popular de las gentes que habitan las hermosas geografías de una región del valle boliviano.
Para cumplir con aquella finalidad, hemos seguido las páginas de “La Chaskañawi” en su tercera edición y consultado principalmente el “Diccionario vivo del pueblo”, que construye un idioma de colorido muy criollo, con acento nativo, con giros y formas, frases y términos que lo hacen inconfundible.
Es una realidad que en Bolivia y particularmente en cada una de sus regiones se habla el castellano con un colorido local aparte de crear términos nuevos cada generación. Así, en la ciudad de Sucre las gentes en su hablar mezclan el castellano con el qhëshwa y usan con frecuencia la conjunción “y”: “¡Jesús, María y José! ¡Cállate!… ¡cállate!… ¡y te habías mojado también!... ¿qué haré contigo y?”.
Frases populares
Frases populares muy usadas son: “Estoy tratando” y “estoy de firme” significan: “estoy enamorado” y “convivir”, respectivamente.
Algunos términos contemporáneos sucrenses: “tojorí”, sesos; “cacumen”, cerebro; “changa”, chica; “tujtaku”, medio alfabetizado; “yut’u”, antisocial; “lakánchu”, gratis; “capo”, hombre que se impone; “jalar”, robar; “percha”, elegante; “tacucha”, sinónimo de elegante; “chacra”, inútil; “sobrador”, farsante; “garganta”, hablador; “vaguisón”, vago; “cuerudo”, sinvergüenza; “lucas”, pesos; “calcar”, tomar el pelo; “pollo”, mojado; “gil”, tonto; “pega”, trabajo; “quinien”, cincuenta centavos; “chapar”, enamorar; “fullu”, borracho; “tirar”, aplazar; “lambe”, adulón… pueden ser anotados como bolivianismos.
“La Chaskañawi” con su léxico propio ha dado un paso de emancipación gramatical y literaria.
“La Chaskañawi” señala también la angustia del mestizo respecto del idioma castellano, pues el qhëshwa es la expresión legítima del hombre de esta tierra; con él expresa mejor su mundo interior que con el castellano puro, que no puede ser su idioma legítimo. De ahí que Carlos Medinaceli, teniendo en cuenta la realidad social y humana de nuestra tierra, en su obra “La Chaskañawi” se ha expresado en un castellano cotagaiteño, podríamos decir, tal el predominio de regionalismo y sobre todo el predominio de nuestro idioma vernacular: el qhëshwa.
El autor de la presente nota, cuando fungía de Director de Cultura de la Alcaldía de Sucre, nominó Medinaceli una calle contigua a la llamada “Planta Diésel”, en el barrio de San Roque.
Hay que aclarar que don Carlos Medinaceli convivía con una señora de pollera de nombre María Silva, apodada “La Orpintona”, en una casa de la actual calle Capitán Echeverría. Medinaceli tenía una moral acrisolada que a doña María Silva ofrendó el amor más puro de su alma y no tenía por qué desempeñar el papel de Don Juan. •
* Luis Ríos Quiroga es investigador de la literatura y el folklore bolivianos.