“Hay riesgo de crisis de representación política”
Sin perder nunca su habitual serenidad, el sociólogo y politólogo Fernando Mayorga se muestra entusiasmado por la presentación de su libro “Antes y después del referendo” en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia
Sin perder nunca su habitual serenidad, el sociólogo y politólogo Fernando Mayorga se muestra entusiasmado por la presentación de su libro “Antes y después del referendo” en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB), que se vería colmado un par de horas más tarde. Hace algunos años que no visita Sucre y esta entrevista en la casona donde funciona CORREO DEL SUR, frente al Parque Bolívar, lo tiene animado.
A propósito de su libro, una serie de ensayos escritos entre 2016 y 2018, Mayorga revisa para ECOS el panorama político que se configuró en el país a partir del referéndum del 21F, lo explica con pericia de docente, e incluso proyecta lo que podría ocurrir en las elecciones de octubre.
ECOS. Los liderazgos, en general, no se están renovando y esto se ve reflejado en las candidaturas para las elecciones nacionales. ¿Por qué?
Fernando Mayorga (FM). Hay dos frentes como efecto político del referéndum constitucional: uno, la reiteración de la estrategia oficialista, la postulación de Evo Morales, que tiene varias etapas de manifestación y un giro muy claro a partir del 10 de octubre de 2018; y los cambios en el campo opositor.
Durante el proceso electoral del referéndum del 2016, primero, surgen fuerzas extraparlamentarias que antes no estaban en el ámbito nacional: Sol.bo, (Félix) Patzi, que luego formará Tercer Sistema, y algunos alcaldes con protagonismo político haciendo campaña por el No. Son fuerzas extraparlamentarias que engrosan el campo opositor, antes circunscrito a las tres organizaciones que tenían presencia en la Asamblea Legislativa Plurinacional, pero, además, surgen otras, las que se autodenominarán “plataformas ciudadanas”. Esto son diversos grupos de filiación muy heterogénea: gente que estuvo en filas del oficialismo, gente que no hacía acción política, o grupos que siempre estuvieron en contra del Gobierno y tuvieron ahora una motivación para incursionar en la política y que empiezan a movilizarse y adquieren un fuerte protagonismo en movilizaciones después de la sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), de noviembre del 2017, llegando inclusive a convocar a Comités Cívicos y a que los partidos de oposición vayan detrás.
Es una manifestación de una suerte de politización de sectores medios urbanos que antes no estaban presentes en el espacio público, menos en la acción política.
El MAS pierde iniciativa política y la oposición, a través de las plataformas, le disputa la calle: hay protestas inéditas como la del 6 de Agosto en Potosí, en pleno mensaje presidencial, y hay intentos de paro cívico nacional. Frente a esto, el MAS aprueba la Ley de Organizaciones Políticas (LOP) en septiembre de 2018, acelera el tiempo electoral y con ello obliga a los partidos a definir candidaturas; obliga a algunas personalidades como Carlos Mesa a asumir su candidatura y, en cierta medida, constriñe para que las plataformas ciudadanas vayan detrás de los partidos y los candidatos de los partidos, puesto que no hay tiempo suficiente para que piensen una estrategia de conformación de una agrupación ciudadana.
Entonces, la LOP y las elecciones primarias hace que salgan a la palestra actores políticos tradicionales: Carlos Mesa, Jaime Paz Zamora y Víctor Hugo Cárdenas, y (además) otros nuevos pero ya con trayectoria, Oscar Ortiz y Félix Patzi. La presencia de las figuras históricas, de larga trayectoria, ocupa el espacio de las candidaturas por el efecto político de una regla, de una institucionalidad nueva, que es la LOP.
No se renueva el oficialismo, sino que insiste en el binomio que gobierna actualmente, y las fuerzas opositoras, sobre todo las plataformas ciudadanas, que es por donde se veía venir la renovación en el campo opositor, terminan, unos, aliados de Carlos Mesa, otros con Oscar Ortiz y otros con Víctor Hugo Cárdenas. Eso es lo que explica este panorama de candidatos de larga trayectoria.
ECOS. ¿El devenir de las elecciones va a depender más de la calidad de la gestión del Gobierno o de lo que haga la oposición?
FM. El MAS ha optado desde el 10 de octubre por entrar a disputarle a la oposición este uso casi exclusivo que (esta) tenía de la noción de democracia; bajo la idea de que la reelección es inconstitucional, de que no se respeta la soberanía popular al no respetarse el 21F, la oposición empieza a hablar de dictadura, de totalitarismo, de autoritarismo, y aparece como defensora de la democracia y la democracia pensada solamente en esa faceta: de estado de derecho. El MAS no tenía respuesta a ese hecho. ¿Qué hace el 10 de octubre? Sale a las calles a disputar el sentido de la democracia y dice: “el 10 de octubre en primer lugar es una conquista de los sectores populares y sindicales y, por lo tanto, es la base del MAS, no vamos a darle esa bandera a la oposición”; y segundo, en su discurso en la Plaza San Francisco, Evo Morales va a decir: “democracia es igualdad, democracia es justicia”, y ahí recupera los logros de la gestión gubernamental: reducción de la pobreza y de la desigualdad social, acceso a servicios básicos, crecimiento económico y estabilidad.
Entonces, le disputa el sentido de la democracia y creo que esa va a ser la veta que va a seguir el oficialismo desplegando en la campaña.
Del lado de la oposición, después del último aniversario del referéndum, que es cuando no tiene ninguna consigna: mientras que en los eventos anteriores decían “abrogación de la LOP”, “no a las primarias”, “renuncia del TSE”, en el último aniversario del 21F la consigna era “no hay que olvidarnos de que ganó el No”. Entonces, se ha debilitado el clivaje democracia/dictadura que estuvo impulsando entre el 2017 y principios de este año.
Ahora, un hecho relevante, y a mi juicio positivo, es que a diferencia de los procesos electorales de Argentina, de Brasil, de Ecuador, de Colombia, no tenemos señales de polarización.
En Ecuador y Colombia llegaron a segunda vuelta, Brasil también, y la polarización fue intensa en Argentina, con posturas muy radicales; Bolsonaro es la expresión más clara de que hubo un giro a la derecha en la región.
En cambio hoy día en el proceso electoral (boliviano) vemos la presencia de tres candidatos: Evo Morales, Carlos Mesa y Oscar Ortiz, que tienen posiciones moderadas, que han tenido en el pasado relaciones de colaboración, concertación o diálogo. Morales apoyó el referéndum de Mesa cuando este era presidente, Mesa fue el vocero de la demanda marítima, Ortiz fue presidente del Senado el 2008 y 2009 porque negocian en el Congreso modificaciones a la CPE (…) Eso hace que tengamos una suerte de tendencia centrípeta en el proceso electoral, y es lo que da esta señal de estabilidad y de que no hay alteraciones muy fuertes, y la disputa electoral va a estar dirigida a cómo lograr el apoyo de un tercio del electorado que todavía está indeciso, que es lo que ocurre en casi toda elección en Bolivia en los últimos 15 años.
ECOS. ¿Qué cree que vaya a pasar en los próximos seis meses?
FM. Como ocurre en cualquier proceso político, depende de qué hacen los actores estratégicos. Siempre insisto en caracterizar como estilo político que Evo Morales es moderado: tiene retórica radical, pero toma decisiones moderadas, siempre está más al centro. Porque solo eso te permite explicar por qué un candidato obtiene tres veces mayoría absoluta: nadie obtiene mayoría absoluta en una sociedad si no tiene el apoyo del votante medio, y el votante medio es moderado, centrista. Entonces, habrá que estar atentos a ver qué giro discursivo hace Morales para acercarse a ese electorado. Ya lo están haciendo: así como lo hizo en 2012, después del TIPNIS y un par de derrotas como las elecciones judiciales, ¿qué hace él? Plantea la Agenda Patriótica del Bicentenario, recupera la idea de república para celebrar los 200 años de la fundación de la ‘república’, que cinco años antes era denostada, y luego su acercamiento a los sectores empresariales de la agroindustria cruceña. Y eso ya denota esta capacidad que tiene para irse al centro.
Segundo, Morales está enfrentando esta elección con un elemento distinto que es muy importante y es el escenario internacional. En una región donde tenía muchos aliados y muy poderosos como Lula y Chávez, Bachelet y Correa, hoy día está prácticamente solo, no tiene aliados, pero ya ha tomado algunas acciones para evitar que el aislamiento se convierta en una debilidad. Basta ver su relación con Bolsonaro, la manera en que ha reaccionado a su victoria y que se tradujo en la declaración de Bolsonaro de que estaba en contra del Socialismo del Siglo XXI, donde ponía a Venezuela, Cuba y Nicaragua pero no incluía a Bolivia en sus discursos (…) Son elementos que dan muestras del acomodo del discurso y las prácticas de Morales a las nuevas condiciones internas y externas.
Del otro lado, hay que ver cómo los otros actores, candidatos importantes, hacen algo similar, es decir con qué elementos logran seducir a ese electorado indeciso. Cada vez se van a alejar más, a mi juicio, de la impugnación a la sentencia, no se van a quedar encerrados en el discurso de negación de la candidatura de Morales, no se van a quedar en la denuncia de la ilegalidad de su candidatura, que es lo que insistentemente han manejado en los últimos meses, sino que van a ir cada vez más acercándose a formulaciones programáticas, hacia críticas de carácter más sustantivo, y creo que ahí va a entrar en debate el tema del modelo de desarrollo, y ahí va a entrar el tema de la calidad de la gestión, donde sin duda la corrupción va a ser uno de los temas centrales, y también esta orientación extractivista del modelo, que es donde la oposición tiene nuevos elementos como para poder cuestionar el modelo del MAS, por ejemplo ahora con lo de Tariquía.
Mientras que el MAS se va a beneficiar de la estabilidad económica, del crecimiento.
ECOS. ¿Cómo es ese electorado indeciso? ¿Qué características tiene?
FM. Es indeciso porque no tiene características definidas. Es un electorado que ejerce su autonomía de acción política de la siguiente manera: en los 13 años de proceso de cambio el MAS, de cinco elecciones en circunscripción nacional, gana cuatro: tres elecciones presidenciales por mayoría absoluta y el referendo revocatorio con 67%, y pierde el referendo constitucional con 48%; es una derrota.
En las tres elecciones subnacionales: 2005, 2010 y 2015, el MAS nunca pasa del 50%. Esto dice que hay un porcentaje del electorado que es indeciso porque decide de acuerdo a lo que está en juego en una elección; entonces, vota por Evfao Morales en una elección presidencial, pero no vota por el MAS en una elección subnacional, ya sea de gobernador o de alcalde. Por eso la oposición ganó en tres gobernaciones y en las principales ciudades del país en la última una elección subnacional; es el voto que se reproduce el 21 de febrero del 2016 (21F).
El electorado indeciso es aquel que decide la orientación de su voto de acuerdo a la agenda política, al espectro de candidatos, a lo que está en juego en ese momento. En cambio, hay aproximadamente un tercio de voto leal a Evo Morales, fruto de un vínculo carismático, y hay un voto antimasista, cercano al 30% también, que es votante. Entonces es indeciso en ese sentido, decide en la coyuntura precisa de acuerdo a los temas en disputa entre los candidatos.
ECOS. Ese votante no está “casado” con nadie…
FM. No está casado con nadie y hace un cálculo racional. Y ese es el gran desafío para la oposición y es la ventaja para el oficialismo: ¿Ese electorado pondrá en la balanza, le dará más peso al tema del respeto del estado de derecho, democracia versus dictadura, o le dará mayor importancia el tema de estabilidad económica, política y crecimiento?
ECOS. En ese sentido, ¿cree que tiene ventaja el oficialismo?
FM. Sí, porque este votante indeciso, si no hay grandes sorpresas en la campaña, es posible que vote por la continuidad. Porque en este electorado, para decidir, generalmente hay una apuesta más a la estabilidad que al cambio, cuando no hay crisis.
ECOS. Al parecer, las redes sociales (RRSS) continúan siendo un tema pendiente para el oficialismo. ¿La gran batalla otra vez se desarrollará en las RRSS? Y, ¿allí sí corre con alguna ventaja la oposición?
FM. Sí, sí, segurísimo. En las campañas por el Sí y por el No, claramente la oposición ahí tuvo iniciativa, protagonismo, predominio. Por eso la conclusión del oficialismo, después de la derrota (en el 21F) es: “tenemos que entrar (a las RRSS) pero con criterio inequívoco de ‘campo de batalla’”, y por eso hablaron de “guerreros digitales”.
Es muy importante tu puntualización, pero me interesa matizar las cosas. Las RRSS, sin duda, han modificado muy nítidamente el espacio público y la formación de la opinión pública. Eso se ve cuando, después del 21F, se cambia el circuito de elaboración de contenidos de circulación de mensajes. Antes, ustedes, los periodistas, usaban las RRSS para difundir con mayor amplitud sus contenidos: mensajes, noticias, ideas. A medida que nos acercamos al presente, las RRSS se convierten en fuentes de emisión de contenidos y los medios convencionales son más bien fuentes de circulación; o sea, cada vez más usan a las redes como insumo de noticias, y le dan mucha importancia. Por eso esto de las falsas noticias y la posverdad.
ECOS. ¿Qué le pasa al MAS con las RRSS?
FM. Creo que el MAS en los últimos meses ha cambiado, en cierta medida, su mirada hacia las RRSS. Las intervenciones del nuevo Ministro de Comunicación (Manuel Canelas) ya dan cuenta de este hecho cuando dice “aquí no es un problema de guerreros digitales ni de cantidad de usuarios que entren a las redes, sino qué se dice en las redes”. O sea, hay una sensibilidad distinta.
En este contexto de ausencia de polarización, de predominio de una convergencia centrípeta de los principales candidatos, que hace que no haya mucho material para que las RRSS estallen con posiciones radicales, tengo la sospecha de que van a darse campañas a través de las RRSS motivadas por actores externos a las fuerzas políticas participantes en las elecciones que van a impulsar, van a promover la polarización. Creo que van a haber fake news, denuncias de escándalo, muchas de ellas iniciadas en las redes, alimentadas por las redes para influir en los medios y en la opinión pública y para, sobre todo, buscar que se polaricen los candidatos principales. Creo que ese es el tema del cual hay que estar pendientes.
ECOS. ¿Por qué el MAS tiene menos peso que la oposición en las RRSS?
FM. Tú tal vez puedas tener una respuesta al respecto con tu experiencia periodística. ¿Qué es lo que tiene mayor impacto noticioso? La postura crítica, la denuncia, la oposición en general; entonces, las redes están más cerca de los periódicos de crónica roja que de los diarios.
En las redes, para que tengan más impacto, más likes y más seguidores, será siempre preferible el sensacionalismo, la exageración, el meme, que es la caricatura de la época; el lenguaje, inclusive, está orientado en su forma a lograr llamar la atención, la adhesión, la posibilidad de la multiplicación de ese mensaje. Esto hace que tengan mayor receptividad aquellas voces, mensajes, figuras que son críticas en general contra la autoridad, contra el poder.
Responder a eso con mensajes o figuras de respaldo, alabanza a las autoridades no logra tener el mismo efecto, por eso todos los gobiernos en las redes se sienten inseguros. La oposición está atenta a cualquier desliz verbal, corporal de la autoridad, y eso rápidamente aparece como noticia y se viraliza. Por eso creo que no hay facilidades para que los militantes del MAS puedan hacer una campaña exitosa en las redes.
ECOS. Advierte en su libro un riesgo de disyunción o distanciamiento entre la representación política y la sociedad, a partir de las elecciones…
FM. Si un aspecto positivo es que hay una tendencia centrípeta y moderación, no hay indicios de que pueda haber una polarización intensa a la usanza del 2006-2009, hay un riesgo de que el proceso electoral nos conduzca a una crisis de representación política en la medida en que la sociedad no se siente representada por los partidos.
Me explico: tuvimos 11 años de estabilidad, de cohesión, con una fuerza política que concentró el voto mayoritario a nivel nacional y con presencia territorial en toda la geografía nacional, y con una capacidad hegemónica que no tenía rivales que ponían en riesgo su capacidad de gobernabilidad. Bueno, el MAS se ha debilitado en su capacidad hegemónica, hay un natural desgaste de la popularidad, de la imagen del Presidente, y el MAS tiene el desafío de la renovación de figuras y de reconquista de este voto urbano que le dio mayoría absoluta en el pasado.
Si está debilitado el MAS, ¿qué pasa en el campo opositor? Vemos por ejemplo que el jefe y el partido opositor de más larga trayectoria está fuera de la contienda electoral: Samuel Doria Medina. Unidad Nacional participó en las tres últimas elecciones, en la Asamblea Constituyente, tiene la importante Alcaldía de El Alto y, sin embargo, está fuera del proceso electoral. Tenemos tres nuevos partidos, pero que son débiles, de trayectoria variada: el más arraigado es Demócratas, en torno a la figura de Costas, que está el mismo tiempo que Evo Morales en el ejercicio del poder (…) ahora con renovación porque hay un candidato que no estaba antes en lides presidenciales, pero limitado a Santa Cruz, a la región oriental. Luego está Sol.bo, que no logró personería jurídica y que ahora además enfrenta problemas de denuncias de corrupción de La Paz, y que es el principal o el único aliado de Carlos Mesa que visiblemente fue aceptado (…) Y el tercero es Tercer Sistema, creado en torno a la figura de Patzi.
Si Demócratas tiene esta suerte de limitación geográfica en el oriente, Patzi en La Paz. Y Comunidad Ciudadana es una fórmula electoral, a través de lo que permanentemente manifiesta Mesa, reacia a las alianzas con partidos, apelando al ciudadano como si fuera una suerte de figura que está por encima o al margen de los partidos; o sea, cuestiona a la representación política en su discurso. Hace una alianza con el FRI, después el FRI desaparece y la idea de CC tiene muchos elementos discursivos antipartido.
En resumen, el MAS debilitado, tres fuerzas de reciente creación con sus propias limitaciones, y la principal fuerza opositora que tiene un discurso abiertamente antipartido, y una LOP que restituye la centralidad del sistema de partidos, porque a partir de esta ley solamente los partidos pueden presentar candidatos presidenciales y a la Asamblea Legislativa, ya no agrupaciones ciudadanas.
Entonces, tenemos esta curiosa figura de que la norma establece que los partidos son los actores centrales y tenemos partidos débiles; el único fuerte, con cuestionamiento y con debilidad en su interpelación a sectores urbanos. Por eso hay un riesgo de crisis de representación política; es una amenaza. •
Fernando Mayorga
Nació en Cochabamba, es sociólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctor en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), actualmente catedrático y director general del Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU) en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), ha escrito varios libros y ensayos.