¿Agridulce Game of Thrones?
Un repaso de la serie más grande de la historia de la televisión
"No hay nada más fuerte que una buena historia”, asegura Tyrion Lannister en un momento clave del capítulo final de “Game of Thrones” (Juego de Tronos), y es precisamente la historia que cuenta y cómo lo hizo hasta su temporada final lo que ha permitido que pase por ser la serie más grande de la historia de la televisión. Aunque después de los últimos seis capítulos los sentimientos encontrados de los seguidores hayan llegado a poner en duda la calidad de un guion que han pedido sea reescrito.
Tras ocho años de teorías y elucubraciones, algunas de ellas recogidas por los creadores de la serie, David Benioff y D. B. Weiss, quizá más como guiño al público que siguiendo las líneas trazadas por George R.R. Martin, la última temporada dejó un sabor agridulce en quienes no han visto cumplidas sus expectativas o en quienes no vieron venir un desenlace sobre el que ya se habían dado algunas pistas.
Convertirse en un fenómeno de la envergadura de Juego de Tronos está al alcance de muy pocos productos audiovisuales. En una época en la que el consumo de series cambió radicalmente para adaptarse a las necesidades del espectador, la producción de HBO basada en las novelas de Martin consiguió congregar a millones de fieles espectadores frente a la pantalla semanalmente (17,4 millones en EEUU en el estreno de la temporada).
Algunos de ellos, seguidores de la saga literaria, partieron con una ventaja que se fue quedando por el camino a la vez que la trama televisiva se alejaba de lo escrito por Martin en su todavía incompleta “A Song of ice and fire”. Juego de Tronos pasó a ser para todos una sucesión de sorpresas en las que los giros de guion no dejaban a salvo a ninguno de los personajes, aunque buen número de los más queridos (u odiados) llegaron hasta el final.
Durante sus primeras siete temporadas, la serie recibió 132 nominaciones a los premios Emmy, de los que se llevó 47; siete candidaturas a los Globos de Oro, y una estatuilla; 18 nominaciones a los premios SAG del Sindicato de Actores, de los que consiguió 7 galardones; 17 nominaciones a los Critic’s Choice y una estatuilla, y 7 premios AFI. Consiguió en tres ocasiones el Emmy a la mejor serie dramática, y Peter Dinklage es su actor más reconocido, con tres Emmy y un Globo de Oro, por su interpretación de Tyrion Lannister, que resultó ser uno de los grandes ganadores del juego de tronos.
Junto a Dinklage, Lena Headey (Cersei Lannister), Emilia Clarke (Daenerys Targaryen), Kit Harington (Jon Snow), Maisie Williams (Arya Stark), Sophie Turner (Sansa Stark), Isaac Hempstead-Wright (Bran Stark) y Nikolaj Coster-Waldau (Jaime Lannister) encabezaron un elenco en el que también destacaron intérpretes en principio secundarios pero con gran peso en la trama de la serie.
Aunque no son protagonistas de la historia, John Bradley-West (Samwell Tarly), Gwendoline Christie (Brienne de Tarth), Liam Cunningham (Davos Seaworth), Nathalie Emmanuel (Missandei), Carice Van Houten (Melisandre), Conleth Hill (Varys) o Rory McCann (Sandor Clegane) tienen su hueco entre los favoritos de los fans.
Sin trono de hierro
Después de los dos primeros capítulos en los que la trama situó magistralmente a cada uno de los personajes, principales y secundarios, y puso todas las cartas sobre la mesa, la Gran Guerra contra el Rey de la Noche y los Caminantes Blancos llegó en el ecuador de la temporada. Demasiado pronto y demasiado rápido, quizá, pues el asunto se solventó en un solo episodio, “The Long Night”.
La batalla de Invernalia —convertida en epicentro de Juego de Tronos en su última temporada hasta los dos capítulos finales— será recordada como la más espectacular rodada para televisión, bajo la dirección de Miguel Sapochnik (responsable también del quinto episodio, ‘The Bells’ y de otras batallas de la serie como ‘Casa Austera’ o ‘La batalla de los bastardos’).
La gran heroína fue Arya Stark quien, de una certera puñalada, destruyó al Rey de la Noche y garantizó así, no sólo la supervivencia de los habitantes de los Siete Reinos, sino que continuará la lucha por el Trono de Hierro, y después de la Gran Guerra llegó la Guerra Final, con el objetivo de Daenerys Targaryen de arrebatar el poder a Cersei Lannister.
Con Jon Snow como su amante y principal rival para lograr el trono, al conocer su verdadera identidad como Aegon Targaryen, los recelos de Sansa Stark, y su consejero Varys y su Mano Tyrion Lannister conspirando para alejar a Daenerys del destino que llevaba persiguiendo desde la primera temporada, la ‘Madre de Dragones’ acaba convertida, de modo aparentemente repentino, en la tirana de la serie al arrasar Desembarco del Rey con el fuego de su dragón Drogon, cuando ya había logrado la rendición de los Lannister.
La furia de la ‘Khaleesi’ llegó por temor a ser traicionada, por venganza por la ejecución de su fiel consejera Missandei por orden de Cersei Lannister, y porque, tarde o temprano, la sangre del dragón tenía que responder al lema de la Casa Targaryen: “Fuego y Sangre”.
Ese giro inesperado, en el que la mujer destinada a ocupar el Trono de Hierro y gran favorita de los espectadores para ser la reina de Poniente acaba por revelarse como una auténtica tirana, capaz de arrasar con todo, fue un auténtico golpe de realidad para quienes, cegados por el carisma de la libertadora ‘Rompedora de Cadenas’, no supieron ver lo que estaba por venir.
Muerta Cersei bajo los escombros de la Fortaleza Roja, Daenerys Targaryen llega a acariciar, entre cenizas, un trono en el que sin embargo no llegará a sentarse: Jon Snow, después de la advertencia de Arya (“Sé reconocer a una asesina”) y de visitar a Tyrion Lannister (encarcelado por traicionar a la reina Targaryen), acaba matando de una puñalada en el corazón a Daenerys, antes de que cumpla junto a sus tropas su promesa de “liberar” a todos los pueblos de los Siete Reinos.
El fuego de Drogon funde el codiciado Trono de Hierro, objetivo de todas las luchas de poder, traiciones y conspiraciones sobre las que se construyó la trama de ocho temporadas.
Sin Trono de Hierro ni herederos que reclamen la corona y con Jon Snow condenado al destierro en la Guardia de la Noche para evitar una nueva guerra, los hombres y mujeres más importantes de los Siete Reinos se reúnen para decidir quién debe gobernar en Poniente.
Tyrion Lannister no solo consigue sobrevivir a la que parece una condena a muerte segura a manos de Gusano Gris, fiel guerrero de Daenerys, sino que acaba por designar al nuevo rey: “No hay nada más fuerte que una buena historia”, y Bran Stark, ‘El Cuervo de Tres Ojos’, puede ver el pasado, el presente y el futuro; nadie mejor que él para ocupar el trono.
Una propuesta con apoyo unánime pero con una condición: Sansa Stark reclama que El Norte siga un reino independiente, y consigue así convertirse en Reina del Norte. Tyrion, por su parte, es nombrado por Bran Stark como Mano del Rey, demostrando una vez más que es, pese a algunos errores, el hombre más inteligente de Poniente y el que mejor jugó el Juego de Tronos.
Tyrion encabeza un Consejo formado por Brienne de Tarth, Davos Seaworth, Bronn de Aguasnegras —que ve ampliamente cumplida la recompensa que le había prometido el pequeño de los Lannister— y Samwell Tarly, el único de los señores de Poniente que propone, sin éxito, que el nuevo rey sea elegido de forma democrática por todos los habitantes de los Siete Reinos.
En un claro homenaje a la saga que inspiró la serie, Samwell Tarly presenta a Tyrion un ejemplar de “A Song of ice and fire”, en el que se narran todas las guerras sucedidas desde la muerte de Robert Baratheon.
Ni Daenerys Targaryen ni Jon Snow ocuparon el trono, ni decenas de teorías de los seguidores se cumplieron, pero tanto Tyrion Lannister como los últimos Stark tuvieron su recompensa: Tyrion, como hombre más poderoso después del rey; Bran como nuevo rey de Poniente; Sansa como reina del Norte; y Arya viajando al oeste de Poniente, viviendo una nueva aventura y dejando la puerta abierta, quién sabe, a futuras producciones.
Aunque de los tres “spin-offs” de la serie ya confirmados ninguno hará referencia al tiempo o personajes de Juego de Tronos, todo apunta a que el final de la producción de HBO es solo un punto y aparte en el mundo de fantasía inspirado por las obras de George R.R. Martín. •