Patios coloniales de Sucre

Ideales para descansar, para leer un libro o, simplemente, para tomar el sol o para admirar la belleza de sus trazos, sin duda, uno de los legados arquitectónicos más hermosos que dejaron los españoles en Sucre son los patios coloniales de las casas solariegas. 

Patio del Museo Colonial Charcas. Patio del Museo Colonial Charcas. Foto: Archivo y Cristian Flores

Evelyn Campos López ECOS
Ecos / 04/06/2019 03:25

Ideales para descansar, para leer un libro o, simplemente, para tomar el sol o para admirar la belleza de sus trazos, sin duda, uno de los legados arquitectónicos más hermosos que dejaron los españoles en Sucre son los patios coloniales de las casas solariegas. 

No obstante, para entender el origen de los pintorescos patios solariegos de la capital del país, que hace una semana celebró un nuevo aniversario del Primer Grito de Libertad en América, es necesario retroceder en el tiempo hasta llegar a sus lejanas raíces orientales, a las aldeas neolíticas de Mesopotamia. Viajar por las casas griegas y detenerse en la antigua Roma, donde las casas ya se disponían en torno a uno o más patios.

En estos espacios se desarrollaban y organizaban las principales actividades familiares. Con la expansión del imperio romano hasta la península ibérica, la “Domus” romana o casa a patios se consolida en España como patrón a seguir, fundiéndose posteriormente con algunos rasgos afines de la casa musulmana.

La arquitecta Ligia Peñaranda, especialista en Restauración y máster oficial en Conservación del Patrimonio Arquitectónico de la Fundación Carolina en la Universidad Politécnica de Valencia (España), actualmente dedicada a la actividad privada, explica a ECOS que cuando España se extendió hacia América, el modelo exportado de casa sale de Castilla y de Andalucía, siendo Sevilla el epicentro en el que España acumulaba cuanto había que enviar al nuevo continente. Es por esta razón que mucho de lo que España trajo a esta parte del mundo estuvo cargado de un sabor sevillano muy marcado.

En este contexto, se cuenta que cuando un sevillano mandaba construir una casa, decía a su arquitecto: “Hágame usted en este solar un gran patio y buenos corredores; si terreno queda, hágame usted habitaciones”. Este “cuentecillo popular” casi con idénticas palabras es adjudicado a un colono quiteño del siglo XVI que, al dar instrucciones al arquitecto o al albañil acerca de su casa, le indicaba: “Hacedme un gran patio y, si queda sitio, las habitaciones”.

Tal coincidencia pone de manifiesto el ámbito primordial y centro estructurante de las viviendas hispanas e hispanoamericanas: el patio.

En Sucre

Peñaranda dice que la vivienda colonial sucrense no es la excepción, pues las “casas solariegas” o “principales”, como las llama el cronista Pedro Ramírez del Águila, se organizaban también alrededor de patios. El principal o primer patio es el más atractivo; habitualmente está rodeado por arquerías, pórticos o corredores volados en varios de sus lados.

En la colonia, los corredores no llegaban a cubrir los cuatro lados del patio, pues este era un privilegio de la arquitectura religiosa.

Las habitaciones abren a él y no se comunican entre sí sino a través de las galerías. Como en otros ejemplos latinoamericanos, el piso bajo es el ámbito destinado al comercio o a la servidumbre y el alto para el dueño de casa, su familia y allegados.

“Las casas más importantes solían tener en el patio principal fuentes o pilas de regalo, como es el caso del patio del actual Museo Charcas donde las personas podían recoger agua gratuitamente”, detalla la experta. A veces también se plantaba en estos patios una palmera como símbolo de noble ascendencia o linaje.

Los patios secundarios eran de uso exclusivo de la familia y servidumbre, con un ambiente mucho más privado y de arquitectura más modesta. Peñaranda comenta que el zaguán es otra característica de las casas coloniales y republicanas. Cuando existe un traspatio y una huerta, si el terreno lo permite, la comunicación se hace a través de corredores y chiflones.

Las huertas son una constante en las casas solariegas de Sucre y perduran en la república, e inclusive hay ejemplos que se conservan en la actualidad. Estos espacios servían para acoger a animales domésticos, realizar tareas de autocultivo y otras labores. Patios, huertas y corredores estaban adornados con flores y plantas utilitarias, pues no faltaban en estos espacios ni la alegría de los vibrantes colores ni el aroma de una infusión hecha con hierbas frescas de casa.

Con el advenimiento de la independencia y la influencia del neoclásico, los patios evolucionaron consolidándose los cuatro lados del principal con corredores y empleándose decoración de orden clásico. Con esas particularidades se mantienen hasta el siglo XX, cambiando solo el estilo de las columnas y la posición de las escaleras.

“Las características de patios y los corredores que los rodean son piezas clave para descifrar fechas aproximadas de construcción, encontrar analogías e incluso intuir el nivel económico del propietario, pues a mayor tamaño y decoración de los patios, mayor poder social y financiero”, sostiene la profesional.

La actualidad

Actualmente se puede aún admirar estos bellos patios en Sucre; sin embargo, muchos se perdieron fruto de las subdivisiones prediales, demoliciones parciales o construcciones clandestinas.

Si bien existe una normativa de protección para los inmuebles, que prohíbe la división de los patios, cada vez son más los atentados contra estos, siendo los más vulnerables los secundarios y las huertas.

Por otro lado hay una tendencia casi generalizada a cubrir los patios principales, propósito que no siempre es acertado y que conlleva a la distorsión de la arquitectura patrimonial.

Es importante mencionar que el equilibrio ideal que se genera entre el área construida y el área libre de las casonas solariegas de Sucre es lo que otorga calidad al centro histórico a nivel de paisaje urbano. “Vulnerar esta armonía puede resultar peligrosa si nuestra meta, como sucrenses, es conservar nuestro patrimonio y proyectarnos como ciudad turística cultural”, remarca Peñaranda.

Normativa

El arquitecto Erland Ovando, coordinador del Plan de Rehabilitación de Áreas Históricas de Sucre (Prahs) explica a ECOS que el artículo 25 del Reglamento de las Áreas Históricas de Sucre considera a los patios como sectores libres del inmueble y no pueden ser cubiertos.

Solo si el inmueble cuenta con dos o más patios podrá establecerse la excepcionalidad de cubrir uno de ellos utilizando una cobertura con estructuras de vidrio de seguridad totalmente transparentes. No está permitido cubrir los patios con teja, placa de yeso y otros materiales que eviten el ingreso de luz natural.

En la lista de inmuebles monumentales hay más de 100 edificios, de los cuales la mayoría tiene patio. •

Etiquetas:
  • Sucre
  • Patios
  • coloniales
  • Compartir:

    También le puede interesar


    Lo más leido

    1
    2
    3
    4
    5
    1
    2
    3
    4
    5
    Suplementos


      ECOS


      Péndulo Político


      Mi Doctor