Jerga juvenil en constante evolución
¿Aceptación de los demás?, ¿símbolo de poder?, ¿identidad colectiva?

Qué tal, pana? ¿Unas gulas?
¡De una, bro!, ¡sale bomba!
Pero tú te rajas.
Aunque nunca se debe generalizar, esta es una pequeñísima muestra del lenguaje juvenil contemporáneo al uso. En ella, un adolescente saluda a un amigo llamándolo “pana” y acto seguido le habla de ir a comer unas hamburguesas, que denomina “gulas”. La respuesta “de una” y “sale bomba” significan “de acuerdo”, y con “tú te rajas” está indicando que “tú pagas”.
ECOS conversó con varios jóvenes, además de un sociólogo y docente, para entender más acerca de este fenómeno social que es común en todas partes del mundo. Varía, lógicamente, según la ciudad o el país.
Un primer contacto
Un grupo de siete colegiales escuchan música electrónica y hacen ejercicios en paralelas y barra fija en la Plazuela Moto Méndez, cerca de la Facultad de Medicina, en Sucre, a ocho cuadras de la Plaza 25 de Mayo.
Para ganarse su confianza me sumo a los retos en la barra fija. La mañana se pasa entre ejercicios, música y diálogo. Antes de pedirles que enumeren las palabras que utilizan para comunicarse, uno de ellos rompe el hielo.
“Dicen (que es) para que nos entiendan (…) o creen que la juventud de hoy está perdida”, bromea. Después, la charla se torna amena, hasta entretenida.
La primera palabra que se les ocurre nombrar es “cuisa”, que se emplea para pedir a alguien que se calme, no se moleste o se tranquilice. Otra: “yala”, tiene doble sentido, pues muchos la usan para señalar a una expareja con quien tuvieron intimidad.
De ahí en más, surgen términos, frases y modismos por doquier: “firme” (relación seria), “crazy” (loco), “lool” (expresión de asombro), “crush” (la persona que te gusta), “gulas” (comer hamburguesas), “pirar” (no entrar a clases), “gastar” (pelear), “vamos bajando” (desafío a pelear), “de una” (de inmediato), “camote” (enamorado), “cañar” (consumir bebidas alcohólicas), “wey” (oye), “maní” (sonso), “Kiko” (tonto), “chibolo” (niño inmaduro), “rata” (niño), “traiga pues” (invítame).
Los nombres anglosajones “El Brayan”, así como “El Brandon”, “El Kevin” y “la Brittany”, también se usan con frecuencia en el vocabulario juvenil. Están asociados a un estereotipo de criminalidad.
En busca de más, pregunto a un estudiante que cursa el último año de secundaria; de peculiar acento y movimiento tipo rapero, él acuña las siguientes palabras: “A y b” o “en z” significan rápido; “no te esponjes”, no te asustes; “batuca”, batería de celular; “cero bandera”, no digas nada; “bandera”, chismoso; “waso”, malcriado; “qué oso”, vergüenza; “no mames”, expresa sorpresa o alegría por algo; “tubo”, celular; “bote”, cárcel; “araca”, feo; “cobrar”, robar.
Un punto de encuentro clásico
La expeatonal de la calle Junín, un punto de encuentro de muchos adolescentes todos los días, también es un lugar propicio para este tipo de intercambios de palabras muy particulares.
Allí logro la atención de cuatro estudiantes de colegio: dos mujeres y dos varones.
Una dice en tono de broma a su amigo que sabe la mitad del “diccionario juvenil”. Y parece que tiene razón. Pero es él quien se adelanta a enseñarme más términos como sad (“estoy sad”, estoy mal), “súper” (estar bien, de lo mejor), “sister” o “pinky” (mejor amiga). También: “vamos de joda” (a la fiesta) y “vamos al vicio” (al internet).
Ella, finalmente, se anima a mencionar algunas palabras de su propio vocabulario. “¿Una rola?” (¿escuchamos música?), “defo” (mejor amigo), “vamos de pinta” (no entrar a clases para irse a pasear). Solo ellos intervienen en el diálogo, mientras la otra pareja observa un poco extrañada por la situación.
Este modo o jerga de los jóvenes para comunicarse hoy en día entre ellos es un lenguaje creado a partir de vocablos y expresiones que, con los años, han adquirido un significado propio, en muchos casos difícilmente identificable por quienes no participan de este círculo de hablantes. •
El lenguaje como símbolo de poder
Aceptación de los demás, símbolo de poder e identidad colectiva, son los principales factores que determinan el lenguaje juvenil, a criterio del sociólogo Andrés Delgadillo.
El primero se debe a un factor de búsqueda de aceptación de los otros sujetos. “¿Por qué usan algunas palabras como por ejemplo “bro” o “brother”? Es una forma de querer ser aceptados socialmente”, ejemplifica a ECOS.
Segundo, el vocabulario es también un símbolo de poder. “Tú creas tu propio vocabulario y estás haciéndole resistencia a una cultura adultocéntrica. En el caso de Bolivia y América Latina esto es muy fuerte, o sea, el mayor opresor que tienen los jóvenes es la cultura adultocéntrica, porque eso les impide acceso a fuentes laborales, acceso a que sean actores políticos. En general, en su vida cotidiana el joven tiene que lidiar con el adultocentrismo que lo excluye completamente de la esfera pública y de ser un actor social y político”.
Delgadillo apunta como tercer elemento el vinculado a la búsqueda de una identidad colectiva.
“Las acciones colectivas de los jóvenes en América Latina en los últimos 15 años han tenido un desarrollo progresivo, y ese desarrollo que ha tenido respecto a sus formas de organización, a su empoderamiento en el espacio público, tiene que ver también esencialmente con la constitución de identidades grupales y colectivas que están asumiendo”, subraya.
¿Es bueno o malo? El lenguaje juvenil responde a la identidad y a ese contexto; no es ni bueno ni malo, simplemente refleja los momentos de las sociedades y cómo este grupo poblacional entiende sus demandas, ambiciones y anhelos. “Se entiende en ese marco, no es ni bueno ni malo, representa un momento”, resume el sociólogo.
¿Hubo algún cambio en el lenguaje juvenil? “Si tú recuerdas la juventud de los 70, de la dictadura, hablaba de la revolución, te hablaban de que había que morir por los ideales, y si analizas, era un lenguaje sumamente violento. Claro, si lo vamos a traer a este momento es un lenguaje violento, pero para la época era lo que la juventud demandaba, lo había construido a sí misma como lenguaje y como empoderamiento de ese lenguaje”.
Palabras, frases y modismos
Gulas (comer hamburguesas)
Rajarse (pagar)
Pana (amigo)
Sale bomba (de acuerdo)
Cuisa (tranquilo)
Yala (tu prende o agarre o que ya te la/lo besaste o estuviste con ella/el)
Crazy (loco)
Lool (expresión de asombro)
Crush (la persona que te gusta)
Yuca (borracho)
Pirar (no entrar a clases)
Gastar (pelear)
Vamos bajando (desafío a pelear)
De una (de inmediato)
Bomba (de una)
Camote (enamorado)
Cañar (consumir bebidas alcohólicas)
Wey (oye)
Maní (sonso)
Kiko (tonto)
Chibolo (niño inmaduro)
Rata (niño)
A y b (rápido)
En z (rápido)
No te esponjes (no te asustes)
Batuca (batería de celular)
Cero bandera (no digas nada)
Bandera (chismoso)
Waso (malcriado)
Qué oso (vergüenza)
No mames (expresa sorpresa o alegría por algo)
Tubo (celular)
Bote (cárcel)
Araca (feo)
Sad (estar mal)
Super o relax (estar bien)
Sister o pinky (mejor amiga)
Vamos de joda (vamos a la fiesta)
Vamos al vicio (vamos al internet)
Una rola (escuchar música)
Defo (mejor amigo)
Vamos de pinta (no entrar a clases para irse a pasear)
Firme (relación seria)