Feminicidios: ¿Qué está fallando?
Esta y otras preguntas, en el análisis de siete expertos de nuestro medio
¿Por qué hay cada vez más feminicidios en Bolivia, pese a existir leyes de protección a la mujer? ¿Qué está fallando en el país? Estos son preguntas que nos hacemos una y otra vez cuando escuchamos en los noticieros de un nuevo feminicidio.
Es inevitable que surjan otras más: ¿Por qué el Estado no reacciona y persigue a los asesinos de mujeres para reducir la impunidad?, ¿por qué no encara acciones más decididas en materia de prevención? ¿Cómo se puede atacar la desigualdad social existente entre hombres y mujeres?
En el primer semestre de 2019 ocurrieron 65 feminicidios crueles y con saña, dejando 60 huérfanos; los asesinos de 16 y 18 años son los más violentos; las víctimas tenían entre 16 y 85 años; mataron a diez mujeres porque pidieron pensiones para sus hijos.
Estos datos fueron publicados en un reportaje del diario Página Siete.
Expertos en diferentes áreas consultados por ECOS sostienen que en el sistema patriarcal que rige en Bolivia, la violencia de género está naturalizada y no discrimina. Además, la desigualdad, las asimetrías de poder y la dominación en un contexto machista generan violencia contra las mujeres.
¿No es efectiva la Ley 348? Por lo pronto, se menciona que estarían fallando los mecanismos de prevención, atención y acompañamiento a las mujeres víctimas de violencia y a sus agresores. •
“Expresión de un problema sociocultural de fondo”
Ronald Céspedes (*)
“El feminicidio, como categoría penal, debe ampliarse a los crímenes cometidos contra mujeres transexuales, transgénero y lesbianas. Se merma el reconocimiento de asesinatos y homicidios por razón de identidad de género y orientación sexual, cuyos móviles resultan en muchos casos producto de una acción geopolítica que pretende ejercer control territorial y persecución impune contra cualquier corporalidad que busca alterar el orden social, económico, ideológico y cultural impuesto por la heterosexualidad como un sistema mundo hegemónico.
Tanto contra mujeres transexuales y transgénero como en mujeres cisgénero, el crimen debe considerarse como expresión de un problema sociocultural que refiere a la misoginia, sexismo, homofobia y transfobia, cotidianizadas en las instituciones sociales como la familia y la religión.
Si se hace énfasis en el delito, olvidando la educación como herramienta de transformación individual y comunitaria, descuidamos las implicancias de fondo que existen en el hecho de que el hombre que quita la vida a una mujer, antes, fue un niño y adolescente”.
* Tiene formación en Sociología y Geopolítica. Es Presidente Ad Honorem de Fundación Diversencia y Consejero Ejecutivo de la Red Latinoamericana GayLatino. Es Premio Mexicano de Sociología 2017/2018.
“Factores de riesgo letales para la mujer”
Lizette Martínez (*)
“Cuando una mujer decide separarse de su agresor, esa medida es de alto riesgo para ella porque él no tolera que ella se atreva a abandonarlo. El daño psicológico se produce con amenazas de muerte usando armas, acoso y celos entendidos como expectativas que tienen sobre el rol femenino: la fidelidad, la idea de exclusividad, volviéndose en conductas controladoras extremas.
El maltrato físico se incrementa en la frecuencia e intensidad de las agresiones. Estos factores se acompañan de otros, propios del agresor, como el consumo de alcohol o drogas, impulsividad, además del historial de violencia con anteriores parejas. Esto se combina con las características de vulnerabilidad de la mujer como edad, experiencias previas de maltrato y falta de apoyo familiar o social.
Si una mujer identifica alguna de estas características en su relación, debe asumir que está en riesgo y tiene que buscar ayuda hablando con amigas, familiares, recurrir a un servicio social y presentar una denuncia”.
* Psicóloga de la Defensoría de la Mujer del Centro Juana Azurduy.
“Aprender a reprochar a los hombres machistas”
Daniela Peterito (*)
“El hecho de que haya hasta la fecha más de 60 feminicidios y que la reacción no sea de horror demuestra que algo anda muy mal. Se necesitan políticas públicas enfocadas en eliminar toda condición cultural que genere, reproduzca o perpetúe el machismo, así estén camufladas de tradiciones, chistes, preceptos religiosos o moralismos.
Hay que devolverles a los hombres la responsabilidad de la violencia contra las mujeres, porque son quienes la cometen, señalándola cuando la ejercen los amigos, colegas, padres, hermanos e hijos. Hay que aprender a reprochar a los hombres machistas de nuestro entorno diciéndoles que los tiempos cambiaron, que hace décadas el mundo fue condescendiente con ellos y que solo por eso podían proceder de esa forma, que ahora todo eso está mal no solo porque es un proceder misógino, machista y abusivo, sino porque daña a su entorno más cercano.
Mientras un hombre sienta que pierde privilegios por dejar que una mujer se desarrolle en equidad, continuarán matándonos”.
* Es feminista y diseñadora gráfica independiente.
“Convivencia, formación y resolución de conflictos”
Tahí Abrego (*)
“Para prevenir la violencia hacia la mujer y todas sus formas, es importante aplicar el amplio marco normativo boliviano, fortaleciendo y especializando el sistema de atención, promoviendo la denuncia e implementando programas de prevención estratégicos e intersectoriales que superen las acciones puntuales, aisladas y superpuestas que desarrollan las instancias llamadas por ley para hacer prevención.
Los programas de prevención deben ser elaborados, presupuestados e implementados por los gobiernos municipales y departamentales en coordinación con el sistema educativo y la Policía, para que se eduque en valores a las niñas, niños y adolescentes.
Es importante formar a los docentes, trabajar con las familias para que los padres y madres asuman sus responsabilidades de protección, y también con los ámbitos altamente agresivos como la Policía y los militares, para cambiar valores y actitudes”.
* Directora de la ONG Realidades y Presidenta del Observatorio de Derechos Humanos.
“La violencia contra la mujer está naturalizada”
Carmen Julia Heredia (*)
“La sociedad procapitalista, ya sea desarrollada o ‘salvaje’, como es el caso boliviano, se funda en la explotación, opresión y desigualdad. Muchas teorías unieron el nacimiento de la propiedad privada y la familia con el patriarcado, que asume a las mujeres y los hijos como propiedad del varón; por lo tanto pueden matarlas así como a los hijos.
El Estado procapitalista, patriarcal y burgués, como el de Bolivia, es el nido donde ocurren las desigualdades y explotaciones. La violencia contra la mujer está absolutamente naturalizada y las condiciones económicas objetivas y subjetivas de ellas son totalmente precarias. Es básico que las mujeres tengan trabajos bien remunerados para que la dependencia económica con los hombres sea mínima.
Lo peor es que es un Estado que permite la violencia feminicida de sus autoridades, a quienes protege. Hay muchos casos de violencia sexual en los que están involucrados miembros y autoridades del Estado. Todo se queda en papel mojado, la Ley 348 no sirve de nada”.
* Psicóloga y consultora en temas de género y salud.
“Se falla en prevención, atención y acompañamiento”
José Rocha Grimoldi (*)
“Se incrementaron los crímenes contra las mujeres, según los estadistas, porque aumentó la población y por ende los casos de violencia de género y los feminicidios. Hay mayor represión contra los agresores y están fallando los mecanismos de prevención, atención y acompañamiento de parte de las autoridades.
Por ejemplo, cuando los agresores salen de los penales, las autoridades no alertan a las familias de esa situación. También falla la denuncia porque algunas mujeres esperan que sus parejas salgan de la cárcel y, en muchos casos, hay reconciliación y hasta perdón de por medio.
Sin embargo, el resentimiento de ellos supera los buenos deseos y la venganza es un factor que detona en una violencia extrema que puede terminar en feminicidio.
Todos los sectores deberíamos ser parte de la lucha contra la violencia hacia las mujeres: juntas vecinales, partidos políticos, gremiales, transportistas, medios de comunicación, sindicatos, la Policía, el Ministerio Público, el sistema judicial, la Gobernación”.
* Coordinador de Conbojuv. Es presidente de la Red de Lucha Contra la Violencia y del Capítulo Boliviano de Derechos Humanos.
“Un problema de orden estructural de la sociedad”
Gloria Ruiz (*)
“Todas las mujeres están expuestas a la posibilidad de ser víctimas de violencia de género y de feminicidio. Es un problema de orden estructural de la sociedad, que considera que las mujeres somos posibles objetos de violencia, acoso e intimidación.
Por el contrario, los hombres adquieren ciertos privilegios y derechos que les legitiman ese tipo de actos. Un hombre de cualquier clase social o nivel educativo, cuando ve confrontados sus privilegios o su estilo de vida, reacciona en contra de su pareja con violencia, pudiendo terminar en un feminicidio.
Para una mujer, el simple hecho de vivir en un entorno urbano puede permitirle, de algún modo, acceder más rápido a la denuncia o enfrentar en mejores condiciones un acto de violencia. Esto no es una generalización sino una posibilidad. Por el contrario, pertenecer a un grupo étnico socialmente marginado, y además ser mujer, incrementa las situaciones de violencia, su invisibilización y la posibilidad de defensa frente a esos hechos”.
* Doctora en Antropología de la Universidad de Buenos Aires. Es docente de la Carrera de Sociología de la Universidad San Francisco Xavier.