¿“Feminización masculina”?

Estudios realizados en el exterior del país han venido alertando en los últimos años sobre una supuesta “feminización masculina” debido a la ingesta de ciertos alimentos que contienen hormonas artificiales y por el uso de plástico.

¿“Feminización masculina”? ¿“Feminización masculina”? Foto: Internet

Evelyn Campos López ECOS
Ecos / 23/07/2019 01:24

Estudios realizados en el exterior del país han venido alertando en los últimos años sobre una supuesta “feminización masculina” debido a la ingesta de ciertos alimentos que contienen hormonas artificiales y por el uso de plástico.

En Bolivia, ante la difusión de este tipo de investigaciones, avicultores han negado en reiteradas oportunidades el uso de hormonas en pollos.

En diferentes artículos que se pueden encontrar en Internet se habla de “feminización masculina”. Se dice que esta situación ocurre cuando los hombres reciben estrógenos artificiales, a través de la alimentación, que pueden igualar o rebasar a los  andrógenos. Esto causa un desequilibrio en su organismo y por ese motivo se habla de que se feminiza, es decir, sufre cambios físicos en su cuerpo, adquiere rasgos femeninos: bajos niveles de testosterona, menor masa muscular, baja producción de esperma y otros.

Los hombres y las mujeres tienen hormonas llamadas andrógenos y estrógenos, pero en diferentes cantidades. Los andrógenos son hormonas sexuales masculinas cuya función principal es estimular el desarrollo de los caracteres sexuales masculinos, mientras que los estrógenos son hormonas sexuales femeninas que se producen en los ovarios y en las glándulas suprarrenales. Son las responsables del desarrollo de las características sexuales secundarias femeninas, como el crecimiento de las mamas y la aparición de la menstruación.

Este es un tema que continúa en debate en todo el mundo y, al menos por ahora, no hay nada definitivo al respecto.

La cuestión hormonal

Las hormonas son sustancias secretadas por células especializadas que están localizadas en glándulas endocrinas, o también por células epiteliales e intersticiales cuyo fin es el de influir en la función de otras células.

También hay hormonas artificiales químicas que se dan a ciertos animales para acelerar su maduración y crecimiento con el objetivo de comercializar su carne, afirma Sussy Vega, química farmacéutica encargada del Laboratorio de Microbiología de Alimentos del Instituto Tecnológico de Alimentos (ITA).

El veterinario de la Asociación de Avicultores de Chuquisaca (ADACH), Wilfredo Leaño, ratifica que en la producción de pollos en este departamento nunca se usan hormonas. “Lo de las hormonas es un mito de la Unión Europea”, indica él al asegurar que los pollos de granja son alimentados con aminoácidos y proteínas, y que comprar una sola hormona les costaría unos Bs 600. En 1.000 pollos, tendrían que gastar Bs 600 mil.

Los pollos de corral están listos para su faenado entre los 90 y 120 días de vida, en tanto que los de granja tienen el tamaño y peso apropiado para su sacrificio entre los 56 y 60 días.

Asimismo, el secretario de Actas de la ADACH, Roberto Pórcel, declara que en los 30 años que tiene como avicultor nunca usó hormonas ni vio que lo hagan sus pares.

Asegura que la producción es totalmente natural y que las aves son alimentadas con maíz y soya. Explica que en Sucre los pollos maduran en 60 días para su posterior faenado. “La gente no debe hablar de cosas que no entiende, hay que conocer a fondo sobre los pollos que comemos para luego hablar de su producción”, reflexiona.

Posición de una profesional

La química farmacéutica Vega manifiesta a ECOS que, de acuerdo con la experiencia que adquirió en el laboratorio y coincidiendo con la opinión de otros médicos, el consumo continuo de pollo no es recomendable para los niños en edad de crecimiento.

“Se ve que la estatura de algunos padres es normal, pero sus hijos son mucho más altos. Esa es la incidencia del consumo de estos alimentos con hormonas, hay cambios y alteraciones en el organismo. Lo mismo pasa con las muchachas: ahora les viene su periodo a los ocho o nueve años, en cambio antes nos venía a partir de los 15”, sostiene la profesional.

En este sentido, dice que los pediatras aconsejan a los padres de familia alimentar con carne de pollo a sus hijos una sola vez por semana. Alerta que la parte superior del ave es donde más absorbe hormonas; es decir, en el cuello, las alas y el pecho.

El consumo de pollo en nuestro país y en el mundo en general es muy popular y masivo, por su precio económico y su fácil cocción.

Por su parte, el responsable de Química de Alimentos del ITA, Edwin Tola, aconseja a la población en general que su alimentación sea lo más natural posible.

Comité de Seguridad Alimentaria

José Luis Gutiérrez Sardán, miembro del Comité de Seguridad Alimentaria de Sucre, dice que el uso de antibióticos en la industria avícola es una forma de protección de las aves y de sus inversiones.

Hay mucha gente que prefiere consumir huevos criollos en vez de los de granja porque no están sujetos a tratamientos, manifiesta él.

“El Comité promueve el uso de alimentos sanos y naturales para el consumo de las familias. América contribuyó a la humanidad con alimentos maravillosos, como la papa y el maíz, que son totalmente naturales”, expresa Gutiérrez Sardán.

“Diferenciación sexual”

El plástico, como producto de consumo masivo, se usa en los juguetes, bebidas, empaques de alimentos y otros. Está en todas partes, ignorándose en muchos casos los efectos negativos que tiene para la salud humana.

La secretaria de Proyectos de la Sociedad Potosina de Ecología (SOPE), Rosario Tapia, dice a ECOS que en la última década aumentó el uso y proceso de sustancias químicas para la fabricación de plástico, como aditivos o coadyuvantes químicos para mejorar la calidad, resistencia, flexibilidad y duración.

Señala que se volvió un material indispensable, sin tener en cuenta las alteraciones que puede ocasionar en la salud y la cadena ecológica como producto de su vida útil corta y después como desecho acumulado en mares, lagos, ríos, suelos y otros, produciendo una fuente de contaminación química disruptora persistente.

Tapia sostiene que estudios con animales indican que la exposición a sustancias químicas hormonalmente activas (disruptores endocrinos), en el periodo prenatal o en la edad adulta, aumenta la vulnerabilidad a cánceres sensibles a hormonas, como los tumores malignos en mama, próstata, ovarios y útero destacándose, entre otras alteraciones, la diferenciación sexual.

En criterio de esta medioambientalista, también se produce una alteración del sistema hormonal y puede haber derivaciones neurológicas o reproductivas, ya que las hormonas están implicadas en el control de la reproducción, la organización del cerebro y el metabolismo, alterando la coordinación fisiológica entre órganos. •

Análisis de hormonas  en el ITA

María Cecilia Ávila, responsable del Sistema de Gestión de Calidad del ITA, explica que en esa institución cuentan con el equipo HPLC y el personal calificado para realizar análisis de hormonas, pero implementar esos parámetros resulta costoso: más de 700 bolivianos por un análisis, además de un estudio de mercado.

A eso se suma el poco interés que tiene la población en este tema.

Sin embargo, en su criterio, son los entes reguladores como el Servicio Departamental de Salud (Sedes) o el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) los que deberían obligar, por ejemplo a los productores de pollo, a realizar este tipo de análisis. De esa forma, de acuerdo con el criterio de Ávila, habría una mayor demanda del trabajo que realiza el ITA.

Una experiencia en Brasil

El domingo en Vitichi es día de feria, por lo La encargada del Laboratorio de Microbiología de Alimentos del ITA, Sussy Vega, comenta a ECOS que hace ocho años pasó un curso de dos meses en Santa Cruz con una médica brasileña, quien transmitió a los participantes un fenómeno que ocurrió en un sector donde había una fábrica de plásticos en Brasil.

De acuerdo con ese relato, las aguas que se usaban en la factoría desembocaban directamente en un lago que tenía flora y fauna.

Allí se realizó un estudio científico para ver las características hormonales de los peces.

La investigación determinó que las algas con que se alimentaban los peces se contaminaron con los residuos de plástico y, por eso, todos los peces de la laguna se convirtieron en hembras. 

“Hay una parte en la composición del plástico que altera las hormonas masculinas”, afirma Vega, química farmacéutica de profesión.

En el mismo embalse se hacía tratamiento de aguas para reutilizarlas en el riego de los cultivos agrícolas.

Estudio: “Feminizar” a los hombres

El plástico libera una sustancia conocida como Bisfenol A, el cual se libera de objetos plásticos de uso diario como vasos, platos, botellas, recipientes y biberones, según varios estudios internacionales.

Se trata de una sustancia estrogenomimética, es decir que actúa como si fuera un estrógeno. Los estrógenos son las hormonas femeninas y la testosterona, las hormonas masculinas.

Según un estudio de investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia) publicado en la revista PLoS ONE, los productos químicos que imitan al estrógeno en los plásticos y los alimentos a base de soya pueden “feminizar” a los hombres y aumentan las tasas de obesidad masculina.

Afirma que, a nivel fisiológico, el cuerpo no puede distinguir si es el Bisfenol A o son los estrógenos los que están mandando la señal, así que simplemente ejerce sus efectos sobre mujeres y hombres.

El estudio concluye que en el mundo nacen más niños con características afeminadas debido al uso del plástico en sus biberones y juguetes, entre otros.

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