Manos que construyen

Sus manos construyen títeres, rompecabezas, bolsas ecológicas, chuspas para guardar hojas de coca, cojines, manteles, cortinas, además de avioncitos, autitos y juegos lúdicos hechos de madera.

Manos que construyen Manos que construyen Foto: Carlos Rodríguez ECOS

Álvaro Valdez Amachuy ECOS
Ecos / 12/08/2019 00:50

Sus manos construyen títeres, rompecabezas, bolsas ecológicas, chuspas para guardar hojas de coca, cojines, manteles, cortinas, además de avioncitos, autitos y juegos lúdicos hechos de madera. Esta es una pequeña muestra del potencial que tienen los alumnos del Taller Protegido Sucre, obra de la psicóloga y terapeuta del arte Almuth Reeh, una precursora en la atención de personas mayores con discapacidad mental.

Reeh llegó a Sucre proveniente de Alemania para trabajar como voluntaria y en 1990 dejó en la capital del país una semilla que está cerca de cumplir 30 años de servicio.

Actualmente, el Taller Protegido Sucre funciona con tres terapias ocupacionales: carpintería, batik y títeres; cada una con cinco alumnos de entre 15 y 71 años de edad.

Cada día

La jornada en el Taller Protegido comienza a las 8:00 con ejercicios físicos; prosigue de 9:00 a 10:00 con la hora pedagógica y de 10:00 a 12:00 con la producción de títeres.

El ejercicio es muy importante porque les ayuda a fortalecer los músculos para desenvolverse mejor en las actividades diarias; además, les permite controlar su peso.

“Como ellos tienen tono muscular lento se les motiva con saltar la soga, suben y bajan gradas, corren”, remarca Carolina Cuéllar, la administradora del centro especializado.

En la hora pedagógica leen, escriben, hacen números, colores, todo lo que se imparte en una escuela. En el taller de títeres preparan desde la masa hasta el armado de los muñecos, trabajo que les toma por lo menos un mes.

Dos talleres

Por la tarde, pasan talleres de carpintería y batik. En el primero, hacen desde rompecabezas hasta avioncitos y autitos, además de juguetes lúdicos de madera. En tres semanas tienen el producto acabado.

El batik es una técnica ancestral asiática y está basada en el uso de la cera de abeja derretida, material con la que se trazan formas ornamentales y se tiñe la tela manualmente.

Los alumnos del Taller Protegido emplean esta técnica —cuya materia prima es enviada desde Alemania por Reeh— para producir manteles, cortinas y cojines. Este trabajo les toma dos semanas.

También tienen chuspas para guardar hojas de coas, bolsas, centros de mesa y tapetes tejidos a crochet.

El miedo de perder a los padres

El Taller Protegido Sucre (TPS) alberga a 15 personas cuyas edades oscilan entre 15 y 71 años. La vida es difícil para varios de ellos porque algunos ya no cuentan con sus padres, quienes generalmente se hacen cargo de las personas con discapacidad.

“¿Qué pasa con ellos después de que muere su familiar más cercano? ¿Quién se hace cargo de ellos? Es una pregunta y un miedo que todos los papás de los chicos que están con nosotros se hacen, y uno llega aquí y piensa que es como una escuela, pero no es así”, comenta la administradora Carolina Cuéllar.

Agrega que la finalidad de este centro de terapia ocupacional es hacer de los alumnos personas productivas que tengan un ingreso, aunque sea bajo, que puedan desenvolverse de forma independiente en la vida.

“Hay chicos que están con nosotros más de 20 años. Los ves y, en definitiva, son personas que ya pueden desenvolverse solas: van y vienen de su casa, libres; utilizan el transporte público; no requieren de un acompañante. Entonces, son logros que uno va consiguiendo con el paso de los años”, apunta.

En algunos casos, cuando una persona con discapacidad intelectual pierde a su padre o a su madre, quedan a cargo de los hermanos. “Por ejemplo, tenemos un muchacho de 55 años que quedó a cargo de su hermana; antes, estaba con su mamita mayor”, explica Cuéllar.

¿Cómo asimilan la ausencia del padre o de la madre? “Es bien especial porque pareciera que fallece su mamá o papá, que son los más cercanos a ellos, y al poco tiempo ellos igual se van. Entonces, son situaciones que los papás temen mucho”, responde.

Las personas con discapacidad intelectual generalmente están medicadas y la mayoría sufre de depresión cuando ya no están los padres a su lado.

“Tenemos un muchacho que vive con su hermana que gracias a Dios es una persona muy responsable y se hizo cargo de él, a pesar de que ella tiene una familia, hijos…”.

El TPS brinda capacitaciones al entorno. Así como hay hermanos conscientes que se hacen cargo de su familiar con discapacidad, otras personas parecen no tener un sentimiento de humanidad.

Waldo y Marco, listos para trabajar

- Waldo tiene 35 años y es un chef capacitado. Para ello tuvo que pasar cursos en un instituto. En el Taller Protegido Sucre, interactúa con el personal. Su especialidad es el pollo al horno, un exquisito plato hecho a base de arroz primavera, pollo y papas rústicas al horno. Le sale muy bien. También hace pastelería.

- Marco tiene 34 años y es una persona metódica y disciplinada. Sabe leer y escribir. Puede sumar y dividir cifras con varios números. Él trabajaba en la panadería del Taller Protegido Sucre, que se cerró. Allí era muy feliz porque podía hacer sus cálculos de harina, de levaduras, de las mezclas. Ya había aprendido.

El Taller Protegido Sucre espera que alguna empresa se interese en ellos porque mientras más activos estén, más despiertan sus capacidades. Las personas con discapacidad intelectual tienen memoria a corto plazo; entonces, necesitan reforzar constantemente sus capacidades.

Todavía hay cupos

Seis plazas están disponibles en el Taller Protegido Sucre, que tiene una capacidad de admisión de hasta siete alumnos por área de especialidad técnica. La mensualidad es de Bs 200.

“El don de la paciencia”

Carolina Cuéllar

Administradora del TPS

“Ellos, si bien tienen una discapacidad o como actualmente se le llama una ‘capacidad diferente’, son chicos capaces a los que no hay que consentir: se les tienes que exigir igual que a los demás porque tienen las mismas capacidades para hacer las cosas; probablemente lo hagan más lento, pero lo van a hacer. Hay que ser muy pacientes y, yo creo que ese es el don principal de los papás que tienen este problema con los hijos: la paciencia”.

Las personas con discapacidad intelectual pueden contribuir a la sociedad

Texto: Almut Reeh

La razón de crear el Taller Protegido Sucre era porque hay muy pocos lugares que atienden a personas con discapacidad intelectual mayores de 18 años. Por ejemplo he visto, siendo voluntaria en el (Instituto) Psicopedagógico (Ciudad Joven San Juan de Dios), que las personas mayores no tenían dónde ir.

El objetivo es mostrar a la sociedad que las personas con discapacidad intelectual también pueden dar una contribución a la sociedad y que al igual tienen potencialidades para desarrollarse y sobre todo el derecho de poder descubrir y desarrollar sus capacidades a pesar de sus limitaciones.

Solo hay que ofrecerles un apoyo especial y un alrededor que les facilite el aprendizaje y donde se sienten en casa. La idea es que encuentren empleo, aunque de medio tiempo, para integrarse más a la sociedad.

Hubiera sido excelente tener varios talleres de producción o talleres terapéuticos en Sucre, pero este es un deseo para el futuro.

Productos a la venta

PRODUCTO PRECIO

Espejos para casa Bs 20

Jarrones de decoración Bs 30

Títeres Bs 40

Juguetes didácticos Bs 30

Cerámicas con vidrio cortado Bs 25

Manteles Bs 40

Bolsas pequeñas Bs 50

Cojines Bs 40

Fundas para almohadones Bs 30

Bolsones Bs 30

Chuspa Bs 120

Chalinas Bs 60

Colgadores para ropa Bs 50

* El Taller Protegido Sucre está ubicado en la calle Junín N° 852, entre Olañeta y Colón.

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