¿Cómo tratar un cadáver?
La tanatopraxia, entre los servicios funerarios y las costumbres populares
El manejo de los cadáveres en las funerarias, salvo honrosas excepciones, suele ser precario. A esto se suman las costumbres fúnebres arraigadas en nuestro medio, que en muchos casos derivan en contagios de microorganismos. Para contrarrestar esta situación llegó a Sucre una experta extranjera que capacitó al personal de empresas funerarias sobre la forma de tratar correctamente a los cadáveres y, aunque usted no lo crea, embellecer su muerte.
Se entiende por tanatopraxia al conjunto de prácticas que se realizan sobre un cadáver desarrollando y aplicando métodos tanto para la higienización, conservación, embalsamamiento, restauración, reconstrucción y cuidado estético del cadáver como para el soporte de su presentación.
El presidente de la Asociación de Funerarias La Plata, René Alarcón, comenta a ECOS que esa institución se creó hace tres años en Sucre con la intención de mejorar los servicios que presta este sector a la población.
Están asociadas a la Asociación las funerarias W. Valdez, Capital, San Antonio, Valdez San Clemente, Las Rosas, Los Ángeles, J. Valdez, Capita y Valdez. Hay varias más que no forman parte de esta organización.
En los diez años que Alarcón tiene en el rubro dice que observó un precario manejo y conservación de los cadáveres. “Uno tiene que mejorar con el tiempo. Eso me motivó a buscar a un capacitador. Primero, ubicamos a un mexicano que nos enseñó sobre ventas funerarias; es muy importante la forma cómo tratamos al cliente porque está atravesando uno de los peores momentos de su vida y nosotros tenemos que ser un soporte para él en ese momento”, aclara el dirigente.
Asimismo, logró contactarse con otra capacitadora sobre la conservación de cadáveres. “Para que se vayan bien, como tiene que ser”, agrega. Este curso tuvo alcance nacional y a Sucre llegaron más de 30 representantes de funerarias de La Paz, Oruro, Tarija, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí.
“Los bolivianos somos conservadores de nuestros seres queridos muertos y seguimos pensando que no lo toquen, o no lo doblen. Necesitamos de la confianza de la familia para hacer un buen trabajo”, expresa Alarcón.
¿Por qué embellecerlo?
Se prepara embelleciendo al difunto para que la familia tenga una menor afectación psicológica. El fallecido es el primer eslabón en el proceso de duelo, sostiene la uruguaya Sandra Colman Vigorito, licenciada en Semiología Forense y técnico tanatopractor (embalsamador).
“Los bolivianos tienen que adquirir una cultura funeraria y hablar más de la muerte, que, por lo que vi, es un tema tabú”, dice ella, en Sucre.
En su criterio, en general las personas no tienen mucha idea de qué es lo que quiere cuando muera. “Morirse cuesta y mucho, y hay que dejar todo arreglado porque la familia está lidiando con un tema emocional y a eso se suma un impacto económico. Hay que dejar todo establecido y ordenado”, aconseja Colman •
La tradición boliviana con la muerte
Cuando una persona muere en Bolivia por lo general su familia se encarga de bañarla, peinarla y vestirla con sus prendas preferidas o nuevas.
El cadáver se vela durante dos días, en la casa o en el salón de una empresa funeraria.
Entonces, se ofrece entre los presentes varias rondas de café, refrescos, dulces, galletas y coca; a veces también alguna bebida alcohólica.
El día del entierro se despide al difunto con una misa celebrada en una iglesia y, luego, el cortejo de dolientes se traslada al cementerio en una caravana de vehículos.
Otras veces, la misa se celebra en la capilla del mismo camposanto, y se procede con el traslado del ataúd al nicho. Allí se realiza una ceremonia acompañada de rezos para pedir a Dios que acoja al difunto.
La familia abre el ataúd para dar el último adiós a su ser querido, se sella el cajón y este es introducido en el nicho antes de que albañiles tapien el ingreso con ladrillos y cal.
Muchas familias preparan comida en sus casas para convidar a parientes y amigos del difunto.
Algunos dolientes visten con prendas de color negro durante un mes o incluso un año, como expresión de luto y respeto por el ser querido.
Tanatopraxia: Cuidado con los velatorios largos
La uruguaya Sandra Colman Vigorito, licenciada en Semiología Forense y técnico tanatopractor (embalsamador), llegó a Sucre para capacitar al personal de varias funerarias en técnicas de tanatopraxia.
Colman dice que en Latinoamérica en general hay una importante tradición en torno a la muerte y que en Bolivia y Perú las costumbres son más arraigadas, sobre todo, en las esferas populares donde en largos velatorios se sirve, por ejemplo, comida.
El fallecido se vela 24 o 48 horas, y a veces más. Si no hay conservación y medidas de bioseguridad, alerta que el ambiente se contamina.
“La idea es que se dejen atrás las prácticas empíricas por las científicas para que aprendan a brindar medidas de bioseguridad, como corresponde. Cuando una persona muere no es, como muchos dicen: ‘muerto el perro, muerta la rabia’. Al contrario, desde el momento en que muere una persona se producen una serie de procesos biológicos en su cuerpo a los que están expuestos el personal funerario y la familia”, enseña la especialista.
Explica que el cuerpo humano vivo está cubierto por una barrera de linfocitos (glóbulos blancos) que son las defensas que nos protegen. Se ubican detrás de la nuca, en la espalda y en el abdomen. (Pero) cuando se fallece, esa barrera cae como cuando cae una cortina y todos los microorganismos salen.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las medidas de bioseguridad empiezan con la indumentaria del personal que prepara al cadáver. Se debe llevar mandil, guantes de nitrilo (no de látex), barbijos, y se tiene que introducir en el cuerpo del difunto químicos especiales para matar a los microorganismos.
“El formol solo conserva, no mata a las bacterias”, aclara Colman.
Proceso de preparación
• Lo ideal es preparar al cadáver entre la tercera y quinta hora después de la muerte. Personal especializado realiza masajes para suavizar el rigor mortis y liberar el enfriamiento.
• Hay masajes para quitar la hinchazón del rostro y para quitar los colores. Por ejemplo, cuando se muere por paro cardiaco la piel se vuelve morada.
• Afeitan a los hombres que tuvieron un largo periodo de enfermedad. Después los maquillan, al igual que a las mujeres, para suavizar los rasgos cadavéricos y dejarlos como si estuviesen durmiendo.
• “Siempre se escucha decir: ‘estaba como si estuviese durmiendo’. Eso da sensación de paz. Hay que embellecer la muerte”, comenta la uruguaya Sandra Colman Vigorito.
• Enseguida, colocan al difunto dentro del ataúd con las manos cruzadas, de acuerdo con las creencias religiosas o según lo que pida la familia.
• Un cadáver debe estar sin enterrar, como máximo, 48 horas, recomienda la especialista en técnicas de tanatopraxia.
* Todo el proceso descrito dura alrededor de 25 minutos, siempre que se realice en un ambiente de tranquilidad y no bajo la presión de la familia.
¿Qué es la tanatoestética?
1. OBJETIVO. Intentar disimular u ocultar las etapas por las que ha pasado una persona antes de su muerte (especialmente en casos de enfermedades agresivas o accidentes traumáticos).
2. DESGASTE. Ocultar las secuelas físicas visibles tras el fallecimiento, con el consiguiente desgaste del organismo (como la autolisis, la tanatoquimia o la putrefacción de los tejidos y órganos).
3. DOLOR. La razón de intentar conservar y preservar el buen aspecto del cadáver se debe a un interés y necesidad de disminuir el dolor de los familiares durante el velatorio del difunto.
4. CONSUELO. Los más allegados que pierden a un ser querido pueden así encontrar consuelo al ver que la persona aparentemente descansa en paz, como si estuviese durmiendo, y con un aspecto igual o similar al que tenía en vida.